María del Carmen García Campos, una jueza a la que no le asustan los casos complejos

E. V. Pita / a. Martínez VIGO / LA VOZ

GALICIA

20 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

A media mañana, la jueza María del Carmen García Campos bajó en ascensor desde la quinta planta al vestíbulo del edificio de la Audiencia de Vigo y echó unas monedas en la máquina de café. Se sirvió su vaso y lo subió caliente al despacho. La jornada iba a ser larga porque minutos después tenía que interrogar a los cinco detenidos de la operación Patos. Una fiscala de su juzgado cruzó su mirada con ella y la saludó afectuosamente.

«Es muy buena jueza y muy buena persona, muy bonachona, te la encuentras en el ascensor y te trata con afabilidad», dice un procurador. «En la sala, siempre saluda, es muy amable y te atiende con gran profesionalidad. Unas sentencias las ganas, otras las pierdes, pero es impecable», añade. Otros juristas la ven como un «hueso», pero admiten que dirige uno de los juzgados mejor organizados y eficientes de Vigo.

La investigadora de la operación Patos y titular del Juzgado de Instrucción 7 de Vigo investiga la operación Patos con gran discreción, la misma de la que hace gala en su vida diaria. Entre los casos de Campos está la investigación del desfalco de la gestoría Bautista o la imputación a una monja viguesa por detención ilegal del bebé robado Noemí Lima. Está casada con un guardia civil que prestó servicio en la Policía Judicial de Vigo.

Su carrera comienza en los juzgados de Tui, donde llegó al puesto de juez decana y presidió varias juntas electorales. En Vigo se la asocia más a asuntos de lo civil porque ejerció en los últimos años como titular del Juzgado de Primera Instancia número 2. Presidió la Junta Electoral de Vigo en el 2011 y, tras la retirada del juez Ventura Pérez Mariño, asumió su puesto en el 2013 en el campo de la investigación.

Entre los casos que ha investigado en Tui figura la desaparición de la viguesa Déborah Fernández en el 2002, cuyo cadáver desnudo apareció en O Rosal, hecho que nunca fue esclarecido. De su paso por los juzgados de referencia para la comarca de O Baixo Miño logró un gran prestigio profesional y se labró una fama de ser muy seria y escrupulosa en su trabajo. «Es muy querida en Tui», dice un jurista.

Por sus manos pasaron otros casos de peso como, por ejemplo, la denuncia contra el hotel Talaso Atlántico, que derivó hacia un contencioso que acabó anulando las licencias, o la polémica urbanización ilegal de A Armona, en A Guarda. «En sus sentencias es difícil que falle, la he sufrido a veces y otras me ha beneficiado», comenta un experto en urbanismo, autor de numerosas denuncias por irregularidades en el sur de Pontevedra. La compara con la jueza Alaya. «La gente callada es la mejor, muy organizada, de las juezas que menos habla y mejor trabaja», dice otro letrado.

El caso Bautista es uno de los más complejos que hay ahora en Vigo. Decenas de comunidades de propietarios de edificios de Vigo se vieron con que el administrador de las fincas había desviado, supuestamente, dinero de sus cuentas. La magistrada impuso una millonaria fianza para el administrador, buscar sus bienes para embargarlos y ordenó requisar sus ordenadores para seguir sus negocios. El otro caso complejo es la denuncia interpuesta por Noemí Lima, una viguesa que dice ser un bebé robado y que aportó facturas que probarían que sus padres adoptivos pagaron 40.000 pesetas por ella.