
Manuel Simal, único superviviente del arrastrero «Santa Ana», volvió a su casa de Abelleira tambaleándose y dijo que no se explicaba la tragedia ocurrida
12 mar 2014 . Actualizado a las 12:49 h.","scaleRate":0.75},"notice":{"show":true,"message":"<p class=\"message\" align=\"right\">El anuncio finaliza en _countdown_ segundos.</p>"},"schedule":[{"position":"pre-roll","server":{"type":"Direct","tag":"http://reachandrich.antevenio.com/call/pubx/18844/337431/4332/M/438476.06785129756/[target]?"}}]}},"akamai":{"url":"http://media.vtelevision.es/video/plugins/AkamaiFlowPlugin.swf"},"controls":{"url":"http://media.vtelevision.es/video/plugins/flowplayer.controls-3.2.13.swf","autoHide":"always","backgroundColor":"transparent","backgroundGradient":"none","sliderColor":"#ffffff","sliderBorder":"1.5px solid rgba(160,160,160,0.7)","volumeSliderColor":"#ffffff","volumeBorder":"1.5px solid rgba(160,160,160,0.7)","bufferColor":"#cccccc","progressColor":"#AE101A","buttonOverColor":"#AE101A","buttonColor":"#AE101A","timeBgColor":"#AE101A","timeColor":"#ffffff","durationColor":"#cccccc","tooltipColor":"rgba(255, 255, 255, 0.7)","tooltipTextColor":"#AE101A"},"content":{"url":"http://media.vtelevision.es/video/flowplayer.content-3.2.8.swf","height":40,"width":"100pct","top":0,"backgroundColor":"#000000","border":"none","borderRadius":0,"style":{"a":{"color":"#ffffff","fontSize":20,"fontWeight":"bold","marginLeft":20}},"opacity":0.9,"html":null,"display":"none"}}}' />
La familia de Manuel Simal, único superviviente del Santa Ana, cuyo naufragio ha dejado dos muertos y seis desaparecidos, vivió ayer lo que en otras tres casas de las aldeas muradanas de Tal y Abelleira, las de Lucas e Indalecio Mayo y Manuel Tajes, no ha podido ser. Tambaleándose y con la voz entrecortada, el patrón de pesca del buque siniestrado llegó de vuelta a su casa a media tarde sano y salvo. Antes de cruzar la puerta, entre los abrazos de sus allegados, habló para los medios de comunicación que le esperaban. Contó primero que no se explicaba cómo el barco acabó chocando contra esas rocas: «Ni yo mismo me explico cómo pudo suceder». Recordó su angustiosa salida del pesquero; su lucha por la vida. Y, por supuesto, se refirió a sus compañeros. «No oí ni voces, ni gritos, ni nada, ni llegué a ver a ninguno», explicó.
Manuel Simal dijo que todo ocurrió demasiado rápido. Estaba en el camarote. Acostado, pero no dormido, y sintió un fuerte impacto. Señaló que en cuestión de segundos el barco estaba inundado. Pasó un calvario para lograr abrir la puerta. Se hizo daño. Pero alcanzó la superficie. Y nadó. Nadó hasta una balsa salvavidas y se agarró a ella con todas las fuerzas que le quedaban. Explicaba ayer que no se sintió a salvo hasta que «o barco me colleu», refiriéndose a la embarcación que le echó un cabo y lo llevó hasta tierra.
En ningún momento cruzó su mirada con la de ningún compañero. Ni siquiera les oyó. Está convencido, al igual que las familias de los desaparecidos, de que ellos «están en el barco, porque no tuvieron posibilidad ninguna de salir, fue todo demasiado rápido».
Simal, evidenciando ese carácter afable del que hablan quienes le tratan, incluso puso su mente ayer en el futuro. Le preguntaron si volverá a la faena. Y dijo: «No lo sé, pero tendré que volver, es mi oficio».
«No sé cómo lo superará»
Precisamente, horas antes de que Manuel llegase a Muros, su hermano Juan hablaba de cómo serán sus vidas a partir de ahora: «Manuel é moi boa persoa, moi boa... Non sei como superará isto, non o sei», afirmaba totalmente abatido. Él, después de explicarle a la madre de ambos, de 87 años de edad, lo que había pasado, viajó anteayer a Avilés con su cuñada y mujer del superviviente. Fueron unas horas angustiosas. Aunque sabían que Manuel había sobrevivido y se encontraba bien, con ellos iba su vecina, amiga y mujer de Manuel Tajes, uno de los desaparecidos. «Imaxínate como estaba, sabendo que non os atoparan, todo foi terrible», recordaba Juan Simal, que anteayer a la noche regresó a Muros.
Mientras hablaba, ayer a media tarde y ya de vuelta en Muros, Juan Simal contaba los minutos que le quedaban para volver a ver a su hermano. El nerviosismo era tal que a cada paso él u otros familiares llamaban para saber si le habían dado el alta, si había salido de Avilés, por qué sitio venían... Su espera terminó sobre las siete, cuando llegó Manuel y pudieron abrazarle. Fue la única espera que ayer tuvo fin en Muros.
«Queríao como un fillo»
En otras dos casas, las horas y los minutos se continúan contando. En la vivienda de Lucas Mayo, el desaparecido que solo tiene 33 años, familiares y amigos seguían haciendo piña con su mujer y sus críos. En su aldea, Tal, y en la del resto de la tripulación, Abelleira, no hacía falta buscar demasiado para encontrar quien contase cómo era Lucas. Y, sobre todo, cómo echaba de menos a sus hijos cada vez que partía para regresar a la semana siguiente. Delante de la casa del otro desaparecido, Manuel Tajes, su suegro, un hombre que habla susurrando y cuyos ojos no dejan de ponerse húmedos, personificaba la tristeza de una familia rota: «Manuel era o meu xenro, pero eu queríao como un fillo. Era un fillo máis para min. Era bo, quería á súa muller, aos seus rapaces. E sempre estaba contento». Tanto la familia de Manuel Tajes como la de Lucas Mayo ayer solo estaban pendientes de lo que pasaba en Avilés. Sobrepasados por lo ocurrido, solo pedían «que os traian».
El único cadáver que llegó a Muros fue el de Indalecio Mayo, uno de los dos fallecidos en el buque. A él se le velaba ayer en el tanatorio de Esteiro. A media mañana, su madre, su viuda y uno de sus hijos recibían el pésame de decenas de personas. Se esperaba la llegada del otro hijo, que trabaja en el mar en Perú. A las puertas del tanatorio, a Indalecio, cuñado de José Luis Vara, exjugador del Deportivo -ayer, por error, se publicó que esta persona era familiar de Lucas Mayo- se le recordaba como una persona que llegó al mar al fallarle su sustento en tierra y, pese a llevar toda la vida de carpintero, no dudó en ponerse a estudiar para salir a ganar el pan en el Santa Ana. Hoy está previsto su entierro a las seis de la tarde. Se le dará sepultura en Abelleira. Ayer, quienes le velaban, decían: «Isto xa está, agora que busquen aos outros».