Una parte del Gaiás se resquebraja, la Xunta lo imputa a un defecto de construcción y anuncia que las contratistas lo repararán sin coste para el erario cuando deje de llover
26 mar 2014 . Actualizado a las 14:02 h.Trescientos millones después, grietas. Una zona del complejo del Gaiás, en el cual el Gobierno gallego ha enterrado ya 291.500.000 euros, se ha resquebrajado. La Xunta lo atribuye a la sucesión de temporales y a un defecto de ejecución, no de diseño, y asegura que todo será solventado por las constructoras contratistas, cuando el tiempo mejore, con cargo a sus fondos. O sea, se afana en ahorrar al arquitecto Peter Eisenman las comparaciones con el polémico Santiago Calatrava y en espantar el fantasma de un nuevo incremento de la factura pública.
El problema se localiza en los exteriores de la Ciudad de la Cultura, en un elemento de la segunda fase de su urbanización: un enorme bloque de piedra y cemento relleno de tierra que media entre uno de los aparcamientos al aire libre y el edificio de la Biblioteca e Arquivo de Galicia, de modo que parece la cola de este último servicio, si bien en realidad no forma parte del inmueble. Ahí se pueden apreciar tres grandes fisuras, un par en horizontal (una de ocho y otra de seis metros de largo, aproximadamente) y otra en vertical, de dos, más o menos. En torno a las mismas, además, el piso se ha hundido, en algún punto, considerablemente.
La biblioteca, adjudicada en febrero del 2004 por 45.757.903 euros, fue inaugurada el 11 de enero del 2011, mientras que las obras de urbanización del complejo, valoradas en 34,4 millones, se concertaron en enero del 2010 y aún se hallan en marcha. Consultada al respecto, la fundación que gestiona el Gaiás insiste en imputar la chapuza no a las compañías que levantaron el inmueble, sino a las responsables de acabar su entorno, aunque en rigor son las mismas: Acciona Infraestructuras y Copasa.
«Dado que se trata de una actuación en curso, es su responsabilidad tanto resolverlo como asumir su coste», sentencia un portavoz autorizado. «Ni el edificio ni la actividad de la biblioteca -enfatiza- se han visto afectados en ningún momento». Asimismo, certifica que las citadas empresas ya han programado la reparación, aunque, salvo cambio de planes, no la van a acometer de manera inmediata, «porque para corregir es necesario contar con clima seco y estable durante algún tiempo, con el fin de consolidar el relleno».
De acuerdo con técnicos del Gaiás, las grietas en la zona comenzaron a aparecer en septiembre. Al principio eran prácticamente imperceptibles, pero, con el paso de los meses y la sucesión de ciclogénesis, han ido creciendo a lo largo y a lo ancho hasta su tamaño actual. Durante ese tiempo, afirman las mismas fuentes, se realizó «un seguimiento controlado de la evolución, para confirmar la causa».
Oficialmente, el origen de las fisuras «reside en la ejecución de un acabado continuo sobre dos soportes diferentes». «Es probable que se produjera alguna filtración de agua que alterara el relleno, provocando un asentamiento más pronunciado», concluye el diagnóstico.