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Madrugón al unísono de una comunidad

x. m. santiago / la voz

GALICIA

16 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El edificio de la avenida Rosalía de Castro de O Milladoiro (Ames) en el que vivía el ladrón del Códice Calixtino antes de ser detenido amaneció ayer a las siete en punto de la mañana con una sinfonía de alarmas y un concierto de cisternas de decenas de inodoros vaciándose a la vez en do mayor. La oscuridad de la calle no tardó en iluminarse con las luces de todas las ventanas de los pisos. Las diez viviendas del inmueble despertaron al tiempo porque sus moradores tenían todos que acudir al juzgado para comparecer como testigos en el juicio contra su vecino Manuel Fernández Castiñeiras, acusado no solo de llevarse el famoso libro de la catedral de Santiago, sino también de robarles el correo de los buzones durante años. Al menos, desde el 2004.

Juntos se levantaron y juntos partieron hacia los juzgados. Una fila de coches encaró en fila india el Periférico compostelano con tiempo de sobra para cruzar la ciudad y aparcar sin agobios. Entre los vecinos del portal 2 del número 27 de la avenida Rosalía de Castro de O Milladoiro hay algunos que no tienen carné, por lo que la comunidad, demostrando lo bien avenida que está, se puso de acuerdo para organizar la comitiva y distribuir a cada uno en un coche.

La expectación y los nervios se tornaron en perplejidad cuando se enteraron de que su vecino no iba a acudir porque decía estar enfermo. «Pois menuda faena vir para nada, e agora haberá que vir outro día», se quejaban varios en corrillo. Pronto pasaron de no querer hablar sobre su famoso vecino a recordar como en junio del 2012, pocos días antes de la detención de Manuel Fernández Castiñeiras, celebraron una junta de propietarios en la que entre los temas a tratar estaba una deuda del ladrón del Códice. «Veu con avogada e todo e sacou da carteira un billete de 500 euros e díxonos ??eu destes teño moitos??», recordaban. Y no mentía, tenía 1,7 millones guardados. Pero debía la comunidad.