Feijoo planea formar un Gobierno continuista el 6 o el 13 de noviembre

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Mantendrá el bloque perfilado hace un año y hará cambios en los segundos niveles

09 oct 2016 . Actualizado a las 01:38 h.

La feijoología es una ciencia previsible pero inexacta. Consiste en anticiparse a los movimientos políticos del presidente de la Xunta, si es que los hace, pero desde que Feijoo regresó a Galicia en el 2003 nadie de su entorno se reivindica como experto porque siempre deja un margen para el patinazo. De lo que nadie duda es de que esta vez, más que nunca, la lógica se va imponer a la cábala.

El líder del PP pidió a los gallegos una mayoría «excepcional» para ponerse a trabajar al día siguiente del 25S y las urnas se la dieron, pero por formalidades administrativas, parlamentarias y hasta reales deberá esperar seis o siete semanas para dejar atrás la muletilla de presidente y conselleiros «en funciones». El Parlamento se constituye el 21 de octubre, y desde entonces los grupos dispondrán de unos cinco días para organizarse e iniciar un período de consultas para formalizar la propuesta de candidato a la presidencia, de la que deberá tomar nota el rey.

En la celeridad de esas diligencias estará la clave para apurar la investidura al 5 de noviembre o esperar al siguiente sábado, el 12, ya que la primera semana del mes está condicionada por el festivo de Difuntos (1 de noviembre, martes). Tampoco hay muchas dudas sobre los siguientes pasos que dará Feijoo: el domingo que toque, o el 6 o el 13, nombrará a sus conselleiros para que se pongan a funcionar el lunes.

Feijoo captó para su Gobierno a 19 personas desde el 2009, cuando arrancó con un formato de diez conselleiros. Bajó a ocho en plena crisis y el año pasado recuperó la decena de puestos. Pasaron por el Consello da Xunta un total de 19 personas, de las que solo tres resisten desde el principio. El resto salieron en comisión de servicio política vía Madrid o municipal, y solo tres fueron sustituciones discrecionales: Roberto Varela, Javier Guerra y Rocío Mosquera. Teniendo en cuenta que la última remodelación no ha cumplido un año y que ninguno de los diez está quemado, la apuesta por el mismo bloque parece garantizada. «Pero algún retoque siempre hace», advierte uno de los que están en «favoritos» en el móvil de trabajo de Feijoo. También cunde el convencimiento de que los cambios, sin ser revolucionarios, llegarán en los segundos niveles para apostar por rostros más jóvenes.

Los objetivos de la legislatura competirán con los guiños en clave sucesoria

El presidente de la Xunta tendrá en esta legislatura una dificultad interna añadida para colocar su mensaje de gestor político: su sucesión. El primer guiño se verá cuando nombre conselleiros, a los que suele pedir que dejen el acta de parlamentario para dedicarse al Gobierno, aunque ha habido excepciones como la del vicepresidente Alfonso Rueda o, antes, Agustín Hernández. Se trata de garantizar que el delfín pueda foguearse en O Hórreo si existe una salida precipitada. Al margen de esta cuestión política, el último discurso de investidura de Feijoo marcará las líneas de cuatro años decisivos para confirmar que la crisis queda atrás definitivamente.

Paro por debajo del 10 %. Si Feijoo tuviera que escoger un solo objetivo sería poner el desempleo por debajo de los dos dígitos (está en el 17,7 %).

Sectores primarios. Cumplir su propósito pasa por relanzar los sectores productivos, lograr nuevos contratos para el naval y el automóvil y poner coto al minifundismo agroalimentario. El ciclo de la leche es una de las asignaturas pendientes, y el emprendimiento en torno a la industria aeronáutica otro de sus mayores anhelos.

Menos impuestos. Feijoo quiere reactivar la economía y el consumo, y para ello insistirá en implantar incentivos para el rural y para las empresas. También intentará que los autónomos gallegos sean los mejor tratados de España.

Más gasto social. Fue la apuesta del último ejercicio, el primero que, a su juicio, los presupuestos le han dejado margen para medidas como la Tarxeta Benvida, que tiene como objetivo apoyar la natalidad. El problema demográfico estará en el discurso y en la política a largo horizonte, con nuevas medidas.

Infraestructuras. El Gobierno tiene previsto reforzar la Axencia Galega de Infraestruturas, que aumentará su capacidad de ejecución de obras aunque la decisión política residirá en las consellerías. Entre los trabajos ya iniciados que deben recibir un impulso definitivo en este mandato está un nuevo mapa del transporte público y el saneamiento de las rías gallegas.