Los sanitarios tendrán en sus móviles un botón del pánico para alertar de agresiones
GALICIA
Enfermeros y médicos gallegos denuncian cada mes una media de 14 episodios violentos de pacientes
02 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Cada mes se denuncian en el Sergas una media de catorce agresiones por parte de pacientes o familiares. En un contexto de casi 35.000 trabajadores, con actividad asistencial las 24 horas del día y los 365 días del año, es una cifra pequeña. Más aún si se tiene en cuenta que en el 2015 -la última cifra de la que dispone el Servizo Galego de Saúde- las denuncias cayeron un 30 %, pasando de 244 en el 2014 a 172 en el siguiente ejercicio.
Pero la cifra no es tan pequeña cuando se estima que muchas de las agresiones físicas no llegan a denunciarse, y en el caso de las verbales o gestuales el porcentaje es mínimo. De ahí que hace unos días la Asociación de Médicos Interinos de Galicia (Asmig) exigiese a la Administración sanitaria y a los colegios médicos una campaña en contra de las agresiones, en su caso, específicamente contra los médicos, al entender que la nueva ley perjudica a estos profesionales.
Y es que la Ley Orgánica 1/2015 define como atentado la agresión a funcionarios públicos en el ejercicio de su actividad. Pero tiene que haber una agresión física, y en el caso de amenazas, injurias, vejaciones o coacciones se consideran simplemente faltas, lo que como mucho puede acarrear multas de escasa cuantía.
De los episodios de violencia registrados en el 2015, la mayoría de los 172, el 74 %, fueron verbales o gestuales, y el resto agresiones físicas leves. Las víctimas, casi siempre mujeres. El 80,6 % eran sanitarias, frente a un 19,4 % de hombres. Aunque se registraron 172 denuncias, los profesionales afectados son 186, ya que en algún caso las agresiones fueron a varias personas.
Observatorio de Violencia
Si se hace un análisis retrospectivo de la violencia externa en la sanidad pública gallega puede verse que las cifras anuales son variables y oscilan entre los 170 y los 250 casos. Si en el 2015 fueron 172 episodios y en el 2014 un total de 244, en el 2013 el número se redujo a los 174 y en el 2010, por ejemplo, se registraron 255.
¿Y qué ha hecho el Sergas para prevenir y reducir estos incidentes en centros de salud o servicios de urgencias? Por un lado está el Observatorio de Violencia no Contorno Laboral, en el que se analizan las necesidades en este campo para elaborar estrategias y políticas preventivas. En el 2013, Sanidade, organizaciones sindicales y colegios profesionales firmaron una declaración para dejar constancia de que las actitudes violentas contra los profesiones son «totalmente inaceptables e inxustificables». Un año antes, en el 2012, el Sergas ratificó un convenio con la Fiscalía de Galicia para garantizar un tratamiento adecuado de los episodios violentos, y dentro de los planes de prevención se recogen los pasos que deben dar sanitarios y no sanitarios en el caso de sufrir una agresión mientras desempeñan su trabajo.
El sistema del 2010
En el año 2010 el Sergas implantó en los centros de salud un sistema de aviso para controlar una situación de potencial violencia. Es una aplicación informática que está en todos los ordenadores de atención primaria y que permite a los profesionales alertar a los compañeros en caso de necesidad. Cuando el sanitario pulsa este aviso salta una alerta en los otros ordenadores del centro. En algunos lugares, explica el Sergas, hay un botón de alerta física, que hace sonar una alarma que avisa incluso al personal de seguridad -cuando lo hay- y es independiente del programa Ianus del Servizo Galego de Saúde.
Pero la Xunta trabaja en un nuevo sistema, llamado Acude, que tendrá una ventaja respecto al botón actual. Y es que se trata de una solución software que permite al profesional del Sergas comunicar una situación de riesgo a través de distintos dispositivos electrónicos, bien sea un ordenador o un móvil, tanto si es en un centro sanitario como fuera, como por ejemplo en una visita domiciliaria. El piloto se probó ya en el CHUO de Ourense, en O Salnés y en un centro de salud de Vilagarcía.