«Que chegaran tan lonxe... Están aumentando a reprodución»

Iago García
Iago García REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

IAGO GARCÍA / SENÉN ROUCO

Álvaro, hijo del apicultor José Manuel Souto, intervino en Miño para retirar las abejas de la playa

04 jul 2017 . Actualizado a las 11:10 h.

Tres décadas lleva produciendo miel José Manuel Souto en colmenas de los municipios coruñeses de Paderne y Aranga. Esa experiencia le permite llegar a una conclusión que entronca con la teoría de la evolución de Charles Darwin. Desde que hace un lustro se hizo cada vez más presente en Galicia la avispa asiática, las abejas intentan contrarrestarlo aumentando su reproducción. Es la adaptación al medio. Su método natural para evitar su desaparición por los ataques de la velutina. «Nós o ano pasado perdemos 60 colmeas das 340 que tiñamos. E este ano subimos ate 370», señala José Manuel al respecto mientras revisa el medio centenar de colmenas que tiene en Feás (Aranga). A su lado, su hijo, Álvaro, el encargado este domingo de retirar el enjambre bajo la sombrilla que se pobló con rapidez en la playa de Miño (A Coruña). Aún sorprendido por el eco mediático tras verse en la edición digital e impresa de La Voz, resta importancia a su intervención; aunque coincide con su padre en lo raro que es que el enjambre se parase en la playa: «Adoitamos ter que recollelas preto de onde hai colmeas, pero que chegaran tan lonxe... Están aumentando a súa reprodución».

Álvaro Souto llegó al arenal donde las abejas sorprendieron a los bañistas apenas una hora después de que saltara la alarma. Una exitosa coordinación fruto del convenio que mantiene el 112 con la Asociación Galega de Apicultura. Las alertas de este tipo se comunican a un enlace de la organización y un apicultor de una zona próxima al suceso se desplaza para realizar el operativo. Ante uno de estos casos, además de realizar la llamada a emergencias, es fundamental no perder los nervios. A diferencia de la velutina, la abeja común no es agresiva. «É suficiente con non achegarse demasiado, e sobre todo non tentar que marchen realizando movementos bruscos coa man ou con roupa», recuerda Álvaro.

Y es que durante la partenogénesis (el método de reproducción parasitario de las abejas), estos insectos tienen el alimento justo para el viaje que los llevará a crear, junto con la reina a la que custodian, una nueva colmena desde la vieja de la que partieron. No quieren por tanto iniciar un ataque que las desoriente o impida cumplir su objetivo. Lo ocurrido este domingo, a pesar del revuelo creado en las redes sociales por lo insólito de la localización, fue tan solo una parada en ese tránsito: «Gústalles a sombra e alí estaban a gusto», sonríen ambos. Intervenciones sencillas que nada tienen que ver con las que requiere la velutina.