El Consejo de Ministros ratifica el nombramiento de Javier Losada como delegado del Gobierno en Galicia
16 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Habían transcurrido solo unos meses del desastre del Prestige, que despertó la conciencia crítica de los gallegos, cuando Javier Losada tuvo ocasión de demostrar el tipo de persona que es, paciente y serena, que no pierde ese esbozo de sonrisa del rostro ni en los peores momentos. Ocurrió la noche electoral de las municipales del 2003, a las que el PSOE coruñés acudió tras dejarse algunas plumas por el camino al recibir en María Pita al Consejo de Ministros de Aznar justo cuando su valoración estaba bajo mínimos. Losada era el jefe del aparato de los socialistas coruñeses, el que solía anticipar el resultado oficial al conocer el escrutinio de unas cuantas mesas. «Trece, trece, vamos a sacar trece», decían a su alrededor en el centro de operaciones del Meliá María Pita. El mal augurio se transmitió de inmediato al salón y a Francisco Vázquez y a Salvador Fernández Moreda se les desencajó el gesto al ver que se esfumaba la mayoría absoluta. Alguien rompió una copa. Los nervios se apoderaron de todos, menos de Javier Losada. Permaneció impasible, sin perder esa sonrisa insinuada, hasta que pudo cantar: «¡Catorce!». La mayoría absoluta, la última del PSOE coruñés, se salvó por los pelos. Y lo único que sugirió Losada es que, quizás, convendría cambiar de hotel para la siguiente.
Esta anécdota permite ver el temperamento que exhibe la persona en la que Pedro Sánchez puso sus ojos hace días para que actúe como delegado del Gobierno en Galicia, la autoridad de mayor rango del Estado en la comunidad, que asumirá el mando político sobre la Administración periférica del Estado y la interlocución con el Gobierno popular de la Xunta.
Regreso a la consulta médica
Javier Losada (A Coruña, 1955) es licenciado en Medicina y Cirugía, con especialidad en anestesiología y plaza en el Abente y Lago, antiguo hospital militar, adscrito al complejo del CHUAC. Cuando ayer se anunciaba su nombramiento, tras las celebración del Consejo de Ministros, Losada atendía a una paciente para cubrir el informe de anestesia del preoperatorio.
Porque, quién lo diría, Javier Losada tuvo que regresar a su antigua actividad después de ocupar diferentes cargos políticos durante 32 años. Salvando las distancias, le ocurrió como a Gerardo Iglesias, que tras dirigir el PCE e IU regresó de picador a la mina en 1989 rodeado de periodistas que no podían creérselo. Losada regresó también de picador, al CHUAC, aunque sin cámaras que lo atestiguaran.
Su vida política comenzó en 1983, como miembro de la candidatura socialista encabezada por Francisco Vázquez en A Coruña. Y a partir de ahí creció siempre a la sombra del alcalde. Fue concejal de Urbanismo, teniente de alcalde de A Coruña, diputado en el Parlamento gallego, presidente de organismos como Emalcsa, la empresa municipal de aguas, y senador durante siete años.
Zapatero le propuso, en el año 2004, que asumiera el cargo que desempeñará ahora Acabó sucediendo a Vázquez al frente del palacio de María Pita en el 2006, cuando este último recibió las bendiciones para marchar de embajador al Vaticano. No obstante, las relaciones entre ambos se rompieron cuando Losada tuvo que pactar con el BNG para seguir como alcalde hasta el 2011, en un mandato en el que acabó sucumbiendo políticamente entre algunos conflictos sociales y la losa del liderazgo arrollador que le sobraba a su predecesor y que muchos -también en el PSOE- echaron en falta en Losada. Refugiado en el Senado, donde ocupó plaza hasta el 2015, Losada tuvo la oportunidad de conocer más a Pedro Sánchez y tejer con él una relación casi personal. Una persona muy próxima al exalcalde asegura: «Lo vio venir desde el principio, sabía que el futuro del partido pasada por Pedro». Y ya no se apeó de eso nunca.
Javier Losada es un gran cinéfilo y tiene alguna inclinación hacia la ópera. Está casado y tiene dos hijos. Curiosamente, su esposa trabajó durante años en la sede de la Delegación del Gobierno en Galicia, donde ahora Losada será el jefe. Pero no coincidirán, pues está prejubilada. Asumirá el cargo en el que quiso ponerlo Zapatero en el 2004, pero entonces había que remar en el Concello. Esta vez sí tendrá la oportunidad de escribir su epílogo político. Y con el blindaje que le proporciona su valedor: Pedro Sánchez.
«Es el presidente el que me ha nombrado y a quien tengo que rendir cuentas»
Las primeras palabras pronunciadas ayer por Javier Losada, al saber que el Consejo de Ministros lo ratificaba como delegado del Gobierno en Galicia, un nombramiento que adelantó La Voz, fueron de gratitud a Pedro Sánchez por la «confianza» depositada en él. «Me propongo no defraudar», dijo ayer a La Voz el exalcalde coruñés acerca de las expectativas que puede haber sobre su labor, pues su único objetivo va a ser «servir a Galicia desde la representación» y abrir una nueva etapa al frente de la Delegación del Gobierno, donde sustituirá a Santiago Villanueva, designado por el Gobierno de Rajoy en el 2014. Losada explicó, de manera muy escueta, que su deseo es que la etapa que protagonizará al frente del palacete de los jardines de Méndez Núñez esté marcada «por la cercanía con los ciudadanos».
Sin aval del líder del PSdeG
El nombramiento de Losada responde a una decisión personal del presidente del Gobierno, que premia así su fidelidad y su amplia trayectoria política. No era, sin embargo, el perfil que quería ver en ese puesto Gonzalo Caballero, secretario general de los socialistas gallegos, que dio la batalla hasta la antesala de la reunión del Consejo de Ministros para que el delegado del Gobierno en Galicia fuera una persona más afín a él, como el número dos del PSdeG, Pablo Arangüena.
Preguntado por si sabrá reconducir la relación con Caballero, Losada se limitó ayer a decir: «Es al presidente del Gobierno el que me ha nombrado y a quien tengo que rendir cuentas». Finalmente, el exmandatario coruñés describió a Sánchez como «un líder» al que admira y por el que siente «un gran afecto», y que, en su opinión, va a saber «dar la talla» como presidente. «Es un presidente oportuno que abre una etapa ilusionante», concluyó.