En Marea suspende a los tres miembros del comité electoral a los que acusó de entrar en el censo

Mario Beramendi Álvarez
MARIO BERAMENDI SANTIAGO DE COMPOSTELA

GALICIA

Pablo Nieves, Martiño Ramos y Raquel Bernárdez durante la rueda de prensa que ofrecieron el pasado martes para denunciar que la coordinadora tenía «secuestrado» el proceso de primarias
Pablo Nieves, Martiño Ramos y Raquel Bernárdez durante la rueda de prensa que ofrecieron el pasado martes para denunciar que la coordinadora tenía «secuestrado» el proceso de primarias PACO RODRÍGUEZ

La decisión amenaza con endurecer aún más la guerra con el sector crítico y retrasar la convocatoria de elecciones

17 dic 2018 . Actualizado a las 20:24 h.

La guerra abierta en En Marea brinda cada día un nuevo e inesperado capítulo. La comisión de garantías, controlada por el sector afín a Villares, ha decidido suspender de sus funciones en el comité electoral a los tres miembros a los que acusa de entrar en el censo de forma irregular, una vez obtenidas las claves de acceso. Se trata de Martiño Ramos, Pablo Nieves y Raquel Bernárdez, a los que la coordinadora de Villares señala directamente, junto a Esquerda Unida (EU), por estar detrás de unas prácticas de manipulación que, según ellos, han sido contrastadas por dos auditorías, una externa y otra interna.

En Marea puso estos hechos en conocimiento de la Fiscalía, lo que supuso la judicialización del conflicto y la apertura de una brecha que será muy difícil de soldar. La disputa ha llegado a tal punto que EU se desmarcó el sábado con un comunicado para negar cualquier responsabilidad en estas acusaciones, que calificó de falsas. El sector crítico advierte de una espiral de maniobras políticas para dilatar el proceso electoral y embarrar el campo por el temor de Villares y los suyos a perder,  y considera todo esto un montaje sustentado en falsedades y juicios sumarísimos. De ahí que, insistentemente, haya repetido estos días que no existen motivos para retrasar la convocatoria de elecciones. 

La decisión de suspender a los tres miembros del comité electoral se produce después de que el pasado sábado, la dirección o consello das mareas, con Luís Villares a la cabeza, anunciase la puesta en marcha de una serie de medidas de seguridad para que la votación se pudiera efectuar cuanto antes con plenas garantías democráticas. Hasta seis puntos nuevos decididos en una reunión plantada por los críticos, que la calificaron de «farsa», por haberse usurpado las competencias del comité electoral. Estas fueron las medidas acordadas: el cambio de la empresa gestora del fichero informático del censo y de la firma encargada de la gestión de las votaciones; la instauración del sistema de confirmación de voto por medio de SMS; la  renovación de las claves de acceso a la plataforma en el momento de la votación; la contratación de un servicio de autoridad de votación externo que verifique la limpieza del proceso de votaciones y, por último, que en la papeleta de votación figure nombre completo de las personas que integran cada una de las candidaturas.

Anunciados estos cambios, es ahora el turno de que el comité de garantías los apruebe y dé luz verde al comité electoral para fijar la fecha de las elecciones. Villares anunció el sábado que esto sería un proceso rápido y, hoy mismo, en una entrevista en la Radio Galega, se mostró confiado en que se conozca la fecha electoral antes de Navidad. Pero la decisión adoptada este lunes, lejos de aclarar el horizonte, lo oscurece aún más. El portavoz de En Marea volvió a ser muy crítico con quienes han alzado públicamente la voz para minimizar lo ocurrido, como Antón Sánchez, de Anova, o Martiño Noriega, regidor compostelano.«Non parece razoable que nos pidan que miremos para outro lado cando están a pasar cousas tan graves, porque sería actuar con impunidade: nós non podemos facer a vista gorda. Se pedimos no ámbito público transparencia, rigor e ética, cando nos veñen mal dadas internamente non podemos mirar para outro lado», subrayó Villares.

El llamado sector crítico con Luís Villares lo componen una amplia parte de Anova y de Podemos, además de Esquerda Unida y los tres alcaldes de las mareas, con Martiño Noriega en cabeza. El regidor santiagués fue precisamente quien impulsó el pasado verano la llamada mesa de confluencia, un instrumento para lograr que la dirección del partido reflejase la pluralidad del espacio. La grave crisis abierta en el partido supone un serio contratiempo para los tres alcaldes, encuadrados en el sector crítico, que ven cómo salta por los aires el llamado espacio de unidad popular a las puertas de las elecciones municipales. De ahí que Martiño Noriega marcase diferencias el viernes entre la dinámica de Compostela Aberta, según él, fiel a lo que demanda la ciudadanía, y lo ocurrido a nivel gallego, donde todo está bloqueado por luchas orgánicas de poder. El sector de Villares cuestiona que el alcalde santiagués se ponga ahora de perfil, cuando fue el regidor compostelano, según ellos, quien empezó el pulso contra una dirección democráticamente elegida, pero en la que los suyos no ostentaban la mayoría.