Pilar Martín Nájera: «La violencia machista está en todos los sitios y en todas las profesiones»

José Manuel Pan
José Manuel Pan REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

MARCOS MÍGUEZ

«En Galicia y en Andalucía, en la España rural, la dificultad para denunciar es mayor», asegura la fiscala

29 oct 2019 . Actualizado a las 18:25 h.

«En nuestro día a día, en nuestros detalles más pequeños, tenemos que hacer una guerra activa contra el chiste fácil, contra el piropo mal dicho. Si nos callamos en eso, estamos consintiendo el avance de comportamientos machistas». Pilar Martín Nájera (Palencia, 1957) cree que es necesario que la sociedad, «cada uno de nosotros», muestre una actitud activa contra los estereotipos machistas. Martín Nájera es fiscal de sala de la Fiscalía General del Estado y jefa de la Fiscalía de Violencia sobre la Mujer, y dirige en el pazo de Mariñán (Bergondo) la Escuela de Verano del Ministerio Fiscal, dedicada este año a la violencia machista. Valora positivamente el aumento de las denuncias por esta causa: «Lo que queremos es que los casos salgan a la luz, porque creemos que no hay más casos, hay más denuncias».

-Y la denuncia es la clave.

-Una mujer que denuncia es una mujer que quiere salir, que ha detectado la violencia que sufre y no quiere más. Y pide ayuda. Eso es lo más importante. Puede que la denuncia no sirva para todo, pero lo cierto es que sin esa denuncia no se consigue nada.

-Ya son mil las mujeres asesinadas por sus parejas. ¿Qué está pasando?

-Es una cuestión de educación. La violencia machista proviene del sustrato del machismo y de la sociedad patriarcal, en la que el hombre toma las decisiones y la mujer es la que cede terreno y se doblega. Si la mujer dice que no y decide con su propia libertad, el maltratador utiliza entonces su único recurso, la violencia, física o psicológica. Si la tiene dominada y muerta de miedo, una sola mirada puede ser suficiente para que esa mujer se someta.

-Esos son los casos que no salen a la luz, que no se denuncian.

-En la violencia de género hablamos de una cifra negra que ronda el 65 % de mujeres que no denuncian las agresiones de las que son víctimas dentro de su intimidad. Por eso decimos que es positivo el aumento del número de denuncias, que no es que aumente la violencia, sino que las mujeres están aprendiendo a reaccionar, a buscar ayuda y a salir. Esa es nuestra percepción.

-¿Y en qué sitio está Galicia?

-Galicia está en la media española. Aumentó el número de denuncias, como en toda España, un 1,5 %. También aumentaron las peticiones de órdenes de protección un 4 %, lo que indica que la mujer ya conoce las herramientas que tiene para protegerse, y las órdenes concedidas.

-La fiscala general del Estado citó Pontevedra, Lugo y Ponteareas como zonas calientes en cuanto a denuncias, y que Vigo tenía la tasa más alta.

-Que Vigo tenga más denuncias entra dentro de la lógica, porque es donde está el trabajo, donde están las parejas más jóvenes, con mujeres con más independencia personal y económica. A las mujeres mayores les cuesta más dar el paso de la denuncia. Muchas veces tienen tan interiorizada la violencia machista en su vida que ni siquiera son conscientes de que son víctimas.

-Se dice que en la Galicia rural hay más casos de esos, de mujeres que no denuncian.

-En Galicia, y en Andalucía. En la España rural la dificultad para denunciar es mayor, porque se va a enterar todo el pueblo.

-¿Existe un perfil de víctima de violencia machista?

-No hay un perfil de víctima de violencia machista ni un perfil de agresor. Y eso está haciendo daño a las mujeres cuando denuncian, porque muchas veces les dicen que no dan el perfil, que no están destrozadas, o que siguen saliendo, como ocurrió en el caso de la Manada. ‘Pero si eres guapa y tienes una carrera’, les dicen. La violencia de género está en todos los sitios y en todas las profesiones. Los agresores son normalmente embaucadores, con habilidades sociales… Si cuando empiezas con una persona te da una bofetada, ya lo rechazas. Pero normalmente no es así. Él va embaucando a la mujer, y cuando llega a la violencia física, está tan enredada en esa mala relación que ya no es ella. Ellos pueden ser muy buenos compañeros de trabajo, muy buenos amigos, pero las relaciones de pareja no las conciben si no es con la dominación a la mujer.

«Los jóvenes están asumiendo, sin ningún filtro, estereotipos sexistas»  

En Galicia hay más de seis mil mujeres víctimas de violencia machista cada año. Es un grave problema, pero además, Martín Nájera apunta una preocupación especial: el aumento de ese tipo de violencia entre los jóvenes.

-¿A qué cree que se debe?

-En la lucha por la igualdad empezamos desde muy abajo, y pensamos que la habíamos logrado cuando tuvimos la Constitución, la ley de igualdad, la ley de violencia de género... Nos conformamos con una igualdad aparente o formal, pero no nos dimos cuenta de que no habíamos conseguido la igualdad efectiva. Y las generaciones que hemos ido ganando esa libertad no supimos transmitir esos principios a nuestros hijos. Y ellos se educan por otros lados, al margen de las familias y de la escuela, están asumiendo, sin ningún filtro, estereotipos machistas y sexistas, sobre todo a través de las redes sociales.

-¿Estereotipos como controlar el móvil de las chicas o su forma de vestir?

-Es la violencia psicológica de control. La violencia física se detecta, la torta ya no se aguanta. Se identifica, se reconoce que la relación es nociva y se corta. Pero la violencia psicológica no se identifica. Incluso se le da la vuelta y los celos se ven como una muestra de amor. ‘Se interesa porque me quiere’, dicen. Hay que lograr que la violencia psicológica se detecte cuanto antes.

-¿Qué le pide a sus fiscales?

-Que se formen, que se sensibilicen, que estudien las nuevas fórmulas de violencia, las virtuales. Y sobre todo que se detengan ante una mujer que llega a denunciar violencia machista. No es una víctima como la que denuncia un robo o una estafa. Es otra cosa. Les pido perder un poco de tiempo, tener sensibilidad, que es lo que tratamos en estas jornadas. Sobre todo, tenemos que proteger a la víctima.