La Guardia Civil investiga el caso del abstemio lucense que dio positivo por alcoholemia

L. F. S. / M. C. LUGO, ASTURIAS / LA VOZ

GALICIA

Control de alcoholemia
Control de alcoholemia Jose Manuel Casal

Tráfico asegura que desinfecta los alcoholímetros con toallitas que no tienen alcohol y que pudo tratarse de un caso aislado

17 oct 2020 . Actualizado a las 10:08 h.

La Guardia Civil investiga el caso ocurrido en la localidad asturiana de Tapia de Casariego en el que un conductor lucense, Iván R. P., abstemio, dio positivo en un control de alcoholemia, supuestamente por haber sido limpiado el medidor con gel hidroalcohólico. Desde Tráfico aseguran que las directrices que tienen los agentes fijan que el alcoholímetro debe ser desinfectado con unas toallitas especiales que, al parecer, no llevan alcohol. Por ello están recopilando información para saber exactamente qué es lo que pudo ocurrir.

«Los aparatos se desinfectan exteriormente con unas toallitas especiales», han explicado desde Tráfico, ya que el objetivo es «evitar la propagación» del virus. Hasta el momento, manifiestan desde la Guardia Civil, este protocolo de actuación no ha dado ningún tipo de problema, de ahí que hayan comenzado a investigar lo ocurrido en Tapia. En todo caso, sostienen que se trata de un caso «puntual».

Desde el departamento de Tráfico en Galicia precisaron además que los agentes tienen gel hidroalcohólico a su disposición, pero para desinfectar las manos o los vehículos, no para los alcoholímetros, porque debido a la elevada graduación de los geles hidroalcohólicos (unos 70 grados) puede afectar a los aparatos medidores.

Aunque el gel se aplique solo al exterior del aparato y las boquillas se enchufen posteriormente, puede ocurrir que el alcohol en el aire penetre en el orificio donde se introduce la boquilla y eleve la medición. Esto sería lo que ocurrió en el caso de Iván P. B. cuando el pasado día 25 se sometió al test de alcoholemia en Tapia de Casariego. Según contó, los agentes rociaron con gel el alcoholímetro antes de colocar las boquillas esterilizadas. Esa sería la única explicación para que arrojase en una toma un resultado de 0,36 y en otra de 0,04, a pesar de que es abstemio.

Este caso despertó ayer una discusión en foros y redes sociales, donde algunos expertos llegaron a proponer que el alcoholímetro debería tener el mismo proceso de esterilidad que las boquillas: una bolsa de plástico. Es decir, que el conductor reciba una bolsa esterilizada y que el agente introduzca el aparato dentro de esa bolsa, para que el conductor manipule el aparato metido dentro de ese recipiente estéril. De esa manera, no sería necesario estar desinfectándolo constantemente y no daría lugar a la desconfianza de que alguien pueda manejar un producto con una alta concentración de alcohol cerca del medidor.

En todo caso, las sanciones solo se aplican después de repetir la prueba en un etilómetro de precisión. Y aunque ahora estos aparatos también son portátiles, como los otros, normalmente están mucho menos usado y mas protegidos.