Salvador Fernández Moreda, expresidente de la Deputación da Coruña: «Si lo sé, no me jubilo»

GALICIA

Fernández Moreda fotografiado en A Coruña, donde reside desde hace años con su mujer
Fernández Moreda fotografiado en A Coruña, donde reside desde hace años con su mujer MARCOS MÍGUEZ

El socialista, cuya última ocupación fue en la institución del Valedor do Pobo, ve con preocupación que la situación de crisis actual esté manejada por «la peor clase política de la democracia»

26 nov 2020 . Actualizado a las 17:59 h.

Nada en la jubilación de Salvador Fernández Moreda (Foz, 1953) está siendo como lo imaginó. «Me jubilé en agosto del año pasado porque tenía 66 años y quería hacer una serie de cosas que de otro modo no podía hacer», revela. Su principal plan era viajar. En noviembre del año pasado se fue veinte días a Alemania. A principios de este 2020 hizo una gira por el interior de España: Cáceres, Sevilla, Córdoba, Toledo, Madrid... «Yo he viajado por todo el mundo durante muchos años, pero no conozco nada, solo hoteles y restaurantes. En Sevilla había estado quince o veinte veces, pero no había entrado en la catedral, ni había subido a la Giralda...Esta vez lo hice y hasta me saqué una foto al lado de la tumba de Colón», explica. Su siguiente destino era Santo Domingo, para visitar a unos amigos, pero llegó la pandemia y se truncó todo. «Si llego a saber lo que iba a pasar, no me hubiese jubilado», afirma.

Otro de los planes para su retiro era disfrutar de su biblioteca. «Tengo una buena biblioteca de los siglos XIX y XX, y además me preocupé de ir haciéndola poco a poco pensando: cuando me jubile disfrutaré de un sillón, un vaso de whisky o una copa de coñac y una buena lectura. Y ahora resulta que no veo bien y leo con dificultad», cuenta un tanto pesaroso, aunque esas dificultades de visión no le han impedido releer las novelas Éxodo y Armageddon de Leon Uris, o estar revisitando los ensayos sobre la Guerra Civil española de Antony Beevor.

Salvador Fernández Moreda acompañado por los literatos Gonzalo Torrente Ballester y José Saramago
Salvador Fernández Moreda acompañado por los literatos Gonzalo Torrente Ballester y José Saramago

Mientras lo hace, observa con preocupación lo que sucede en el mundo de la política. «Ante esta situación tan grave que estamos viviendo, tenemos la peor clase política de la democracia», opina. Acusa a los políticos actuales de ir siempre «con luces de posición», mirando solo al corto plazo «cuando deberían llevar las largas». También de estar inmersos en un «juego de tronos, del poder por el poder», en lugar de preocuparse por mejorar la vida de los ciudadanos y aumentar la riqueza de la nación. Por eso dice echar de menos a los políticos de la Transición -«que tenían firmes convicciones, pero que eran capaces de dialogar, que eran generosos, capaces de renunciar y capaces de llegar a acuerdos»- y cree que es preciso «dignificar» la política. Fernández Moreda aboga por empezar a hacerlo «diciéndole a la gente, no lo que quiere oír, sino lo que tiene que saber», aún a riesgo de que los votos se vayan con quien pinte una realidad más de color de rosa.

Sus críticas vuelan en todas direcciones, sin salvar a su propio partido, el PSOE al que está vinculado desde 1972 y del que dice ser uno de los militantes vivos más antiguos. Le preocupa especialmente que el partido se haya «podemizado», algo que considera un error, del que teme sus consecuencias. También le disgustan los intentos de «demonizar» la Transición, y así responde cuando se le pregunta si estaría dispuesto a volver a la política: «Yo creo que ya los de mi generación no pintamos nada. Hicimos grandes cosas, pero la gente ya ni nos conoce. Ni tiene interés en conocernos».

«Los de mi generación ya no pintamos nada»

Esas reflexiones le aguan un retiro que, por lo demás, le deja otras compensaciones, como la oportunidad de disfrutar de sus dos nietos de siete y cuatro años -«ojalá no crecieran nunca, porque son maravillosos», dice-, del cuidado de su huerta, y también de la cocina. «Me gusta porque me relaja, pero no soy buen cocinero porque mientras cocino, suelo picar. Y claro, cuando llega la hora de comer ya no tengo apetito. Y luego soy un poco chafalleiro. El otro día hice unas fabas deliciosas, pero con habas de frasco», confiesa.

¿El personaje que más admira de Galicia?

Asegura que el que más influyó en él fue Paco Vázquez, como persona y como político. «Es una persona excepcional, es uno de los grandes políticos que tiene España, y es un intelectual de primera fila. Y fue el mejor alcalde de A Coruña con diferencia», dice.

Fernández Moreda da la mano al excanciller de Alemania Occidental Willy Brandt a principios de los años ochenta
Fernández Moreda da la mano al excanciller de Alemania Occidental Willy Brandt a principios de los años ochenta

El mejor recuerdo de su carrera política

Si ha de elegir un momento, Fernández Moreda se queda con la victoria del PSOE en las elecciones de 1982. Él era entonces miembro de la ejecutiva federal del partido, y pasó la noche electoral en A Coruña. A pesar de la felicidad por el resultado, recuerda que no lo celebraron. «No lo festejamos, porque al saber la victoria apabullante, 202 diputados, que nos permitían hacer lo que nos diese la gana -''que no lo hicimos, hicimos lo que teníamos que hacer'', aclara- salimos a recorrer la ciudad, a mirar si había algún tipo de actividad en los cuarteles, porque todavía pesaba sobre nosotros el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981», rememora.

El momento que borraría de su tiempo como político

«Los crímenes de ETA», dice tajante, antes de citar una lista de amigos asesinados a manos de la banda terrorista. «ETA asesinó a Ernest Lluch, amigo mío. Asesinó a Fernando Múgica, el Poto, amigo mío. Asesinó a Fernando Buesa, amigo mío. Asesinó al senador Casas, amigo mío. Esos eran mazazos. Mazazos», explica, «Y me desagrada profundamente la actitud del Gobierno de España y mi partido con Bildu, profundamente», añade.

Moreda con Felipe González en febrero de 1977
Moreda con Felipe González en febrero de 1977

Fui

Concejal, diputado, senador, presidente de la Diputación coruñesa, y ocupé varios cargos orgánicos en el PSOE

Retratado en el parque de San Diego de A Coruña
Retratado en el parque de San Diego de A Coruña MARCOS MÍGUEZ

Soy

Jubilado y muy crítico