El temor al covid incrementa un 20 % el número de testamentos en Galicia

m. cedrón / b. araújo REDACCIÓN

GALICIA

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Ahora formalizan su legado doce de cada mil gallegos con poder para hacerlo

31 oct 2021 . Actualizado a las 20:20 h.

Galicia es la comunidad española donde se formalizan más testamentos. Ya era antes de que la pandemia irrumpiera en nuestras vidas para recordarnos que la muerte no avisa, pero ahora ha tomado todavía más ventaja con respecto al resto. Todo, según el Colegio Notarial de Galicia, debido a que el miedo al covid parece animar a cada vez más gente a dejar arreglado el reparto de sus bienes. Por lo que pueda pasar.

De ahí que mientras en el segundo semestre del 2019 eran 10 de cada mil gallegos con potestad para legar sus bienes —el Código Civil en su artículo 663 establece que no pueden testar los menores de catorce años—, en el segundo semestre del 2020, justo después del confinamiento, eran doce de cada mil. Y al repasar los datos absolutos puede comprobarse que el número de testamentos formalizados en Galicia creció un 20 % al pasar de 23.564 entre julio y diciembre del 2019 a 28.355 en el mismo período del año siguiente.

Incluso en los primeros seis meses del 2020, con las notarías cerradas debido al confinamiento, fueron 17.770 los gallegos que dejaron oficialmente escrito su legado, especificando a quién quieren dejarle los bienes que no entran dentro de «la legítima». Esta última es la parte de propiedades o fondos de los que el testador no puede disponer por haberla reservado la ley a sus hijos o, en caso de no tener, a sus padres. También podría beneficiarse el cónyuge viudo no divorciado. En el caso de Galicia, la legítima se corresponde con una cuarta parte del caudal hereditario, a repartir a partes iguales entre los hijos. El otro 75 % puede disponerse como establezca el testador.

«Evitar conflictos»

No parece que la tendencia al alza de los testamentos registrada el año pasado sea puntual, ya que durante el primer semestre de este año fueron 24.957 los documentos formalizados, según los datos que manejan los notarios gallegos. La seguridad jurídica que ofrece la formalización de un testamento ante notario, según el decano del Colegio Notarial de Galicia, José María Graíño Ordóñez, es una fórmula que «evita problemas y conflictos familiares futuros». Además, aconseja que «el testamento se adapte a las circunstancias concretas en cada etapa de la vida». Por ejemplo, explica, cuando hay hijos menores «es esencial hacer testamento para nombrar un tutor que se ocupe de ellos en caso de que se queden sin padres, además de hacer disposiciones de carácter patrimonial».

Para hacer testamento basta acudir con el DNI a un notario, que deberá asesorar al testador para poder adaptar sus deseos a la ley. El coste medio de este documento puede variar entre los 38 y 50 euros. Pero cómo saber cuando alguien ha hecho testamento. Lo habitual es realizar una consulta en el registro general de últimas voluntades. En caso de que haya testamento, se notificará el nombre del notario que lo custodia y tendrá que ser él quien facilite una copia para saber quién hereda. En caso de no haber testamento, será el Código Civil o la norma civil de cada comunidad la que determine los herederos.

Un hábito ligado al minifundio y la propiedad de la tierra

Cuenta el antropólogo Manuel Mandianes que no era extraño en Galicia que en los banquetes posteriores a enterrar a los muertos comenzaran ya las disputas sobre cómo repartir la herencia del difunto. Eso por no hablar de la tradición relacionada con las herencias en Galicia: «En Ourense —recuerda Mandianes— o habitual era repartir os bens entre os irmáns a partes iguais. Pola contra en Lugo había un irmán que levaba a mellora e que adoitaba quedar tamén na casa familiar para continuar co traballo da familia».

Costumbres como esas fueron dejando huella en la cultura gallega y, consciente o inconscientemente, su peso parece llegar hasta la actualidad. Eso puede explicar por qué, incluso antes del covid, los gallegos eran ya más dados a hacer testamento que el resto de los habitantes de España.

De hecho, aunque en relación a la población mayor de catorce años son todavía muy pocos los que hacen testamento, formalizan tres veces más documentos por cada mil habitantes que en Navarra o Aragón. «O testamento é unha forma de evitar o conflito que se poda xerar entre herdeiros», dice Mandianes.

Pero más allá de querer dejar zanjada cualquier disputa entre herederos o garantizar unos bienes a las generaciones venideras, el minifundio y la estructura de la propiedad de la tierra en Galicia también son razones que, según este antropólogo, están detrás de los datos. «É lóxico que, por exemplo, en Andalucía houbera menos documentos deste tipo porque a terra estaba en mans dos terratenentes e a xente do pobo non tiña nada. En Galicia dende logo, non pasaba iso», dice.

Más allá de inmuebles o dinero líquido custodiado en el banco, basta pensar en el dato de que en Galicia el 97 % del monte es privado. Y no son grandes parcelas de miles de hectáreas. Es una tarta que se reparten 450.000 propietarios particulares, 2.994 comunidades de montes en man común, 27 montes de varas y 132 de propiedad pública.