Galicia fue refugio de segundas residencias en lo más duro del covid

Carlos Punzón
c. punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

Agentes vigilando el tráfico a finales del 2020, en la segunda ola del covid.
Agentes vigilando el tráfico a finales del 2020, en la segunda ola del covid. Santi M. Amil

Entre octubre y diciembre del 2020 se da cuenta del mayor saldo de llegadas a segundas residencias en todo un quinquenio

01 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En los últimos tres meses del 2020 murieron en Galicia 662 personas a causa del covid. Tras el confinamiento total, la comunidad estrenaba cierres perimetrales en las ciudades, la clausura de locales de hostelería y las posibilidades de movilidad empezaron a ser establecidas en lo que se denominaron almendras urbanas, limitando los desplazamientos por áreas municipales en función del volumen de contagios de cada una. Era un escenario que hizo temer que se decretase un nuevo confinamiento, pero que lejos de paralizar a la población se convirtió en acicate para buscar el mejor entorno posible en el que encarar la reedición del encierro vivido cuando se declaró la pandemia de coronavirus.

Los datos de la carga de población estacional de los ayuntamientos gallegos que ayer difundió el Instituto Galego de Estatística revelan que la comunidad gallega se convirtió en refugio en segundas residencias en una de las etapas más duras del covid, en la que se produjeron el 17 % de los fallecimientos y se declaró la segunda ola. El estudio se centra en el año 2020 y cuantifica, como en años anteriores, el balance de entradas y salidas de personas que se producen por concellos, y los motivos de estos (trabajo, estudios, por cuestionas sanitarias o turismo). Entre octubre y diciembre del 2020 se da cuenta del mayor saldo de llegadas a segundas residencias en todo un quinquenio.

A las ubicadas en Galicia se movieron 13.068 personas más que las que salieron a un hogar alternativo fuera de la comunidad. En el mismo trimestre del 2019 ese saldo había sido de 6.571. En el conjunto del año ese balance es más bajo que en los cinco anteriores, pero el confinamiento estricto que duró tres meses redujo ese tipo de movimientos. Aun así, el número total de cambios de residencia a una segunda vivienda se asemeja más al de ejercicios previos que el de entradas y salidas de los concellos gallegos por el resto de motivos estudiados por el IGE.

El covid, pues, empujó claramente a quien disponía de más de un inmueble, propio, familiar o arrendado, a buscar el mejor entorno posible para afrontar un posible nuevo encierro, alejarse lo máximo posible de las fuentes masivas de contagio y acercarse también a la familia.

Los registros del IGE ponen de manifiesto que en el surgimiento de la segunda ola de contagios, 88 de los 313 ayuntamientos gallegos recibieron más visitantes a sus segundas residencias en el propio municipio que lo que venía ocurriendo desde el 2016. En otras treinta localidades, el contingente de residentes temporales fue solo mayor que en el mismo trimestre del año anterior.

Analizado el perfil de los ayuntamientos que más población sumaron en la recta final de hace dos años, destaca el hecho de que la mayoría no tienen un perfil turístico que los caracterice como polo de atracción vacacional. Santiago y Pontevedra son los dos enclaves que más crecieron en el último trimestre del 2020 a través de las segundas residencias. Le siguen Noia, Vilalba, Cee, Marín, Oleiros, Moaña, Padrón, Celanova, Mondoñedo y Lalín. En el resto de las ciudades fueron más las personas que se desplazaron a otras propiedades fuera del municipio que las que llegaron con la misma motivación, pero en todos los casos el saldo negativo fue el menor del quinquenio.