La playa oculta de las islas Cíes

GALICIA

Una mujer disfruta a su placer de la fina arena de la exclusiva playa de San Mariño
Una mujer disfruta a su placer de la fina arena de la exclusiva playa de San Mariño Oscar Vázquez

Rodas se ha convertido en un icono turístico de Galicia, pero a solo tres kilómetros de distancia hay otro impresionante arenal casi desierto. San Martiño está al sur del archipiélago y se accede únicamente en embarcación privada

04 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Más de 300.000 personas desembarcaron el año pasado en el muelle de la playa de Rodas, esa que el diario The Guardian bautizó en cierta ocasión como la mejor del mundo. Sin embargo, muy pocas personas han pisado el arenal de la isla de San Martiño, que se encuentra a solo tres kilómetros de distancia. Parafraseando a otros británicos, Pink Floyd, cuyo disco más célebre ha cumplido esta semana 50 años, podría decirse que es la cara oculta de las Cíes.

Para llegar a San Martiño no existe transporte regular, ni siquiera en verano. Las navieras no atrancan ahí. Solo es posible acercarse en embarcación privada y, eso sí, con previa autorización del Parque Nacional das Illas Atlánticas. El acceso a tierra precisa de un bote o tiene que ser a nado porque el único embarcadero está prácticamente deshecho y es de titularidad privada. Solo el personal del propio parque y de la Autoridad Portuaria de Vigo tiene permiso para atracar en otro muelle próximo que sirve para llegar al faro del cabo de Bicos. Así que existen pocos secretos mejor guardados en Galicia, por condicionantes naturales y por ley.

Lo primero que sorprende al pisar esta playa verdaderamente paradisíaca es su forma de concha, su arena fina y las aguas quizás más calmas de todo el archipiélago vigués. Son quinientos metros vírgenes, abrigados por árboles y por dos únicas casas que pertenecen a distintas familias. Una de ellas no se conserva en muy buen estado y se acompaña de los restos de una antigua fábrica de salazón, que cumplió su función hasta el siglo XX, y de un viejo molino. La otra vivienda es de la única persona censada en las Cíes, que suele pasar buena parte del año en la isla en un estricto anonimato.

Quienes se aventuren a buscar algo más que un chapuzón en las frescas aguas de San Martiño deben saber al menos dos cosas: una, que las gaviotas aquí pueden volverse un tanto agresivas al estar menos acostumbrarse a la presencia humana; y dos, que los caminos son casi impracticables. Hay pocos senderos apenas marcados y mucha, muchísima vegetación. Nada de restaurantes o cámpings, por supuesto, y cualquier movimiento que no sea a pie carece de sentido y, además, está prohibido. Subir por la isla es laborioso y, aunque tiene su recompensa en unas vistas increíbles, puede deparar más de un susto. Por ejemplo, en forma de trampas para los visones americanos, que se consideran ya prácticamente erradicados.

San Mariño es un vergel que mira directamente a Vigo y que ve pasar decenas de buques de todo tipo a diario por el corredor marítimo atlántico. Muchos encuentran abrigo a su amparo cuando arrecian los temporales. También echan el ancla marineros de Cangas para zambullirse y extraer sus ricas navajas. Pero que nadie se lleve a engaño: la sensación dominante es de soledad. Por algo se trata de la playa oculta de las islas más turísticas de Galicia.

Longitud

El arenal tiene quinientos metros de largo y forma de concha.

Fauna

Reinan la gaviota patiamarilla y el cormorán.