Educación saca pecho de la formación profesional gallega con un máximo histórico de 64.500 alumnos matriculados

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Alumnos del ciclo de FP de soldadura del CIFP Someso, en A Coruña
Alumnos del ciclo de FP de soldadura del CIFP Someso, en A Coruña ÁNGEL MANSO

La oposición y el PP se enzarzan en un debate en el Parlamento sobre la gratuidad de los libros de texto

26 sep 2023 . Actualizado a las 16:00 h.

Comienza el curso para los escolares gallegos y para los parlamentarios de O Hórreo. Vuelven los niños a las aulas y el conselleiro de Educación, Román Rodríguez, al escaño, a informar de las novedades de inicio de curso. Que son pocas y en palabras del popular casi todas buenas. Rodríguez sacó pecho de las cifras de alumnado de formación profesional, que sigue sumando matrícula hasta alcanzar, a tres días de cerrar el plazo de inscripción, un nuevo máximo histórico con 64.500 estudiantes matriculados, un 6 % que el año pasado cuando ya se había marcado un récord con casi 61.000.

El conselleiro defendió un sistema educativo, el gallego, que es el más inclusivo de España, con el 94 % del alumnado con necesidades educativas especiales en centros ordinarios, con una de los mejores ratios de profesorado y menor porcentaje de interinidad. En concreto, apuntó, un 2 % estructural frente al 8 % que se marcó como objetivo el Gobierno central. Pese a estas cifras en el 2024 volverá a haber oposiciones para «continuar así apostando polos docentes».

Román Rodríguez negó que se cierren centros educativos y defendió la apuesta en el rural pese a su mayor coste. Así, de media la inversión por alumno en los entornos rurales ronda los nueve mil euros frente a los 7.000 de las zonas urbanas. El curso arrancó con normalidad en una comunidad que funciona «como un distrito educativo único onde un alumno ten as mesmas posibilidades estude onde estude». Informes externos como el famoso PISA lo avalan, «xa que nos sitúa nos últimos datos á cabeza de España tanto nas competencias clásicas, como na igualdade de oportunidades e tolerancia e respecto».

En su comparecencia en el Parlamento, el conselleiro también arremetió contra los vaivenes y las políticas del Gobierno central. Por ejemplo con el nuevo estatuto del becario que según Román «é unha ameaza certa para que moitos alumnos vexan prexudicada a súa formación e algúns mesmo non poidan titularse». También lamentó los cambios organizativos de la Lomloe y la ABAU. El conselleiro pidió al Gobierno central que abra un proceso de diálogo y escuche a las comunidades «que son as que van ter que aplicar a reforma».

La oposición no ha visto un inicio de curso tan sosegado y los problemas económicos de las familias y en concreto la ausencia de una gratuidad universal de los libros de texto centró parte de las críticas. La socialista Noelia Otero reclamó volver al modelo de préstamo universal y evitar el endeudamiento de los progenitores, «tres de cada catro familias galegas se teñen endebedado para asumir a volta ao cole». Tanto en el bono turístico como en el bono deporte que acaba de anunciar Rueda, «non se mira a renda, pero cando pedimos un ensino gratuíto si», lamentó. Cristina Fernández Davila, del BNG, acusó al PP de pensar solo en cerrar centros públicos y de que un tercio del profesorado interino tenga que dar clase de materias en las que no es especialista. Lamentó la «destrucción planificada» de la educación gallega y el intento de falsear los datos de aumento de profesorado al tratarse de plazas financiadas con fondos europeos que no se consolidarán. Finalmente, la popular Sol Díaz acusó a la oposición de recurrir siempre a los mismos tópicos.

Tanto PSdeG como BNG exigieron al conselleiro que recupere el horario de los docentes que se incrementó en la época de Mariano Rajoy: «está vostede a tempo de evitar as mobilizacións», advirtió la socialista Noelia Otero.  

El conselleiro cerró su intervención en el Parlamento criticando los mantras y tópicos de la oposición «é como un padrenuestro laico», y la sucesión de leyes educativas del Gobierno central que provocan que los niveles de calidad del sistema educativo español sean «moi mellorables», pese a que comunidades como la gallega «blanquean» y elevan ese nivel.