Diez meses fuera de su casa tras caer la de al lado: «Queremos volver, pero seguros»

María Cobas Vázquez
maría cobas O BARCO / LA VOZ

GALICIA

CEDIDA

Una pareja de O Barco de Valdeorras lamenta la demora en estabilizar el muro trasero de la construcción que se vino abajo el pasado mes de enero

19 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El jueves se cumplieron diez meses desde que la casa que lindaba con la de Teresa Rodríguez y Alfonso Quiroga se vino abajo. La pareja llevaba desde el 2009 alertando de que la vivienda en ruinas acabaría cayendo y que amenazaba la suya. Y lo que denunciaron durante más de una década se hizo realidad el pasado 16 de enero. Ese día, Teresa y Alfonso escucharon un gran estruendo. Al salir de su casa los dos vieron que parte de la fachada, la más alejada de la suya, de la edificación contigua se había venido abajo. Apenas veinte minutos después se desplomó el resto. La pareja, que en aquel momento estaba acompañada de su hija, salió asustada.

Poco pensaban entonces que la noche anterior había sido la última que pasarían en su casa. Al menos hasta ahora. No se atreven a volver. Dicen no sentirse seguros mientras no se estabilice el muro que había tras el inmueble que se derrumbó, que además sujeta la construcción que tienen justo por encima de la suya, ubicada en la ladera del pueblo de O Castro, en el municipio ourensano de O Barco de Valdeorras. «Queremos volver, pero seguros», remarca Teresa, que se lamenta de la demora en las obras. «Volver é o noso desexo. ¿Cres que é vida estar quince días na casa de cada fillo?», pregunta. Pero no puede regresar, así no, dice. «Non quero vivir con medo, xa vivín así 14 anos. E non podemos estar aí dentro sen poder durmir, porque agora aínda teño máis medo que antes», se lamenta. Asegura que solo quiere que el Concello ejecute las obras de estabilización del muro para sentirse segura. «A nós dixéronnos que podíamos entrar, que non había risco, pero na memoria que lle mandaron a Patrimonio pon que hai perigo se veñen as chuvias», remarca Teresa. Y recuerda entonces lo muchísimo que llovió durante el mes de octubre.

Volver con miedo

«O noso maior desexo é volver vivir alí, pero négome a ir para a casa con medo», remarca la mujer, que se lamenta de lo mucho que pueden demorarse unas obras consideradas de urgencia. Porque diez meses después de que se derrumbase la casa junto a la suya, todavía no han comenzado los trabajos de estabilización. Lo único que se hizo, ya en los primeros días, fue recoger los escombros y depositarlos en el solar que ocupaba la vivienda derruida. Después los taparon con una lona que ahora está totalmente rota.

El matrimonio critica la falta de información. «Desde o Concello non dan contestación aos nosos escritos nin nos informan de nada», denuncia Teresa. Asegura que todo lo que han ido sabiendo hasta el momento les llega de mano de la dirección xeral de Patrimonio. «Temos que ir nós a Ourense para sacar documentación do expediente», añade. También han recurrido al Defensor del Pueblo, que esta misma semana les informó de que había solicitado de nuevo al Concello de O Barco la información sobre el asunto que ya le pidió en julio, pero que todavía no le fue remitida.

Para que su historia se conozca, la pareja colgó una sábana del balcón en la que denuncia su situación, que ha ido actualizando desde enero. Ahora puede leerse: «14 años denunciando. 10 meses sin poder vivir en nuestra casa. ¡No hay derecho».

Explicación del gobierno local

El alcalde, Alfredo García, explicaba el viernes que los técnicos están terminando la documentación. El proyecto no fue sencillo porque al ser una zona protegida por Patrimonio (la casa afectaba por el BIC de O Castro) fue preciso contar con el visto bueno del departamento de la Xunta sobre el diseño definitivo. La obra se sacará a concurso a través de un proceso «supersimplificado» que hace que sea más rápida la tramitación. García esperaba que salga a concurso la próxima semana, pero insistía en que las adjudicaciones públicas tienen unos plazos que cumplir.

El presupuesto de los trabajos alcanza los 80.000 euros. Para afrontar el coste, el gobierno municipal reservó una partida de 135.000 euros. Así lo anunció el regidor en julio, cuando explicó que iría a pleno una modificación presupuestaria para gastar más de tres millones de euros del remanente de tesorería que permitirán acometer estas obras. Entre ellas, estaba la que Teresa y Alfonso llevan diez meses esperando.