Se acaba el Entroido 2024: ¿por qué se entierra una sardina el Miércoles de Ceniza?

P. V. LA VOZ

GALICIA

Entierro de la sardina en San Amaro, A Coruña, en una fotografía de hace un año
Entierro de la sardina en San Amaro, A Coruña, en una fotografía de hace un año MIGUEL MIRAMONTES

El final del Carnaval se representa en buena parte de España con el entierro de este suculento pescado, una tradición que tiene su origen en el Madrid del reinado de Carlos III. Pero no en todas las localidades Galicia se sigue esta tradición

14 feb 2024 . Actualizado a las 10:24 h.

El Entroido llega a su fin. El Miércoles de Ceniza marca el desenlace de la época más festiva del invierno, con miles de disfraces satíricos, fiesta desenfrenada y comilonas pantagruélicas; un remate que está siempre simbolizado con el tradicional entierro de la sardina. Pero, ¿por qué precisamente el sepelio de este pescado el que sirve para marcar la finalización del desmadre?

Este icono del Carnaval, a pesar de su aparente conexión con el mar y la costa, tiene su origen muy en el interior del país. Concretamente, y si nos basamos en varios estudios antropológicos, en el Madrid decimonónico. Según cuenta la historia, durante el reinado de Carlos III llegó a los mercados de la capital en plena época de Carnaval una gran partida de sardinas en muy mal estado; y todos sabemos lo que eso supone: un nauseabundo olor a podredumbre. Así que, para evitar quejas por el insoportable hedor, el monarca tomó la decisión de enterrar todo ese pestilente cargamento a orillas del Manzanares. Y todo podría acabar en una simple anécdota. Pero no en un país como el nuestro. La historia se convirtió primero en objeto de chanza, luego de mofa y finalmente de conmemoración satírica anual. El entierro de esas sardinas en mal estado se consideró el símbolo perfecto del fin de los desenfrenos del Carnaval. «As elites das vilas galegas incorporaron esa tradición que vai acompañada dun velatorio, a parodia dun funeral e a lectura do sermón, que tamén está presente na queima do Entroido», afirmaba a La Voz el antropólogo Rafael Quintía. Con la sardina se entierra también la fiesta loca y las enchentas sin fin para dar paso a la Cuaresma, período religioso de recogimiento y en el que, según la tradición cristiana, se tiene que evitar, durante 40 días, el consumo de carne o alcohol como preparación para la Pascua.

O loro Ravachol do 2024, cunha camiseta de «Acibal sen eólicos»
O loro Ravachol do 2024, cunha camiseta de «Acibal sen eólicos» CAPOTILLO

Aunque la sardina es el más común, hay localidades que tienen su propia figura. En Pontevedra es el loro Ravachol, que este año muestra su lado más ecologista para protestar contra los eólicos de Acibal, que afectarían a hábitats de interés comunitario y a elementos patrimoniales. El muy querido y carismático animal de compañía del farmacéutico Perfecto Feijoo entre 1891 y 1913 murió, supuestamente, por un empacho de bizcochos mojados en vino, de ahí que se utilice como símbolo del fin de las fiestas de las grandes enchentas. Por su parte, también en Poio entierran a su particular ave, el galo Fodorico.

O Meco de Santiago do 2024, sentado enriba de containers con pélets
O Meco de Santiago do 2024, sentado enriba de containers con pélets XOAN A. SOLER

Y si algo se quema en muchos puntos de Galicia, como Santiago, Vigo o Redondela, es el Meco, esa figura satírica, en ocasiones muy pegada a la actualidad, que arde —o no— el miércoles de ceniza para rematar los carnavales. Este año, el de Santiago está caracterizado por un cerdo con pinta de capitalista sobre unos contenedores de transporte marítimo que vierten miles de bolitas de pélets, la misma temática que usa el de Vigo, con dos figuras: Alfonso Rueda por una parte y los voluntarios que recogieron los vertidos en las playas, por otra. Abel Caballero decidirá cuál de las dos efigies indulta, salvándola así de la quema. Por su parte, en Redondela representa al expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, sujetando la cabeza de la futbolista Jenni Hermoso con el gesto de querer besarla, sobre una plataforma en la que se lee «non é non».

Entierro de O Felipiño en A Pobra do Caramiñal el año pasado
Entierro de O Felipiño en A Pobra do Caramiñal el año pasado MARCOS CREO

En otros lugares de Galicia el entierro es algo más personal: están O Felipiño o O Toribiño en Barbanza. Se trata de unos muñecos caracterizados siempre como hombres fallecidos por los excesos del Carnaval. Con la barriga llena, una botella de vino en la mano y visiblemente excitados, son llevados a hombros hasta la playa, donde los queman y los echan al mar.

Y, en el caso de Cangas, el asunto era aún más delicado, ya que quien va dentro del ataúd es una persona de carne y hueso. Aunque tiene truco, ya que cuenta con una trampilla por la que puede escapar antes de arder. Este año, sin embargo, esta tradición de más de 50 años cambia, y no se calcinará el féretro, ya que el concello exigía para ello a la comparsa que lo organiza un seguro de responsabilidad civil obligatorio. En su lugar, se hará un entierro del satírico personaje, pero no arderá.