Aitor Martínez, premio Maestro Artesano: «No quiero jubilarme, quiero morir trabajando»

GALICIA

El maestro de la madera Aitor Martínez
El maestro de la madera Aitor Martínez

El artesano de la madera con taller en Tomiño tardó en encontrar su verdadera pasión: «Trabajarla es mágica y llegar a ella me llevó tiempo»

28 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En la tienda del Museo Thyssen, en Madrid, conviven con naturalidad piezas de madera del artesano vasco Aitor Martínez (Legazpi, Guipúzcoa, 1969) torneadas con mimo en su taller de Figueiró (Tomiño, Pontevedra) con obras de artistas en el top del arte contemporáneo. No es raro. Ambas acciones pertenecen a una misma forma de trabajar, la de los creadores que marcan diferencia con estilo propio. Martínez, hijo de gallego y vasca, reside desde el 2021 en esta parroquia del Baixo Miño desde donde, a pesar del poco tiempo que lleva, ha logrado situarse a un nivel muy superior en proyección y visibilidad al que suelen alcanzar los de su gremio. Sus obras se acomodan en fotos de los espacios más cool de las revistas de decoración e interiorismo de vanguardia. Fue finalista de los Premios Nacionales de Artesanía 2022 en la categoría de emprendedor y acababa de ser galardonado como Joven Promesa de los Premios Maestro Artesano que concede el Círculo Fortuny, asociación española que engloba empresas del sector de la alta gama.

—¿Cómo llega a la decisión de que lo suyo es tornear madera?

—No se decide. Es la vida y la casualidad. Yo empecé estudiando Derecho, también soy técnico en Industrias Agroalimentarias, pero llevado un poco por la inercia de una época donde había que formarse en la universidad o no eras nada, aunque al final resultó que eran los de FP los que tenían trabajo. Total, que después de hacer la carrera, a los 23, me empleé como carpintero, que era algo que siempre me había gustado. De hecho, de niño era el típico que cogía trozos de madera y hacía barquitos y escopetas.

—Pero tardó en encontrar ese camino, ¿no?

—Aunque la madera siempre ha estado muy presente en mi vida, desde que me vine a Galicia he trabajado la piedra y el metal, en astilleros haciendo interiores de barcos y en la construcción. Pero cuando el ladrillo se vino abajo, hacía cursos para formarme y no perder el tiempo. En uno de ellos se me ocurrió hacer juguetes de madera.

—¿Y eso qué tiene que ver?

—Que para hacer juguetes hacen falta piezas torneadas. Puedes tener unas nociones como carpintero, pero la de tornero es una profesión que el plástico se llevó por delante. El oficio se fue a la porra. Yo me vi limitado por mis conocimientos, busqué profesor, pero encontré en Vigo a Adrián Pena y me explotó la cabeza. Tuve la sensación de que el torno me estaba esperando ahí. Es muy exigente, tienes que estar muy concentrado y eso te abstrae del mundo.

—¿Qué tiene la madera?

—Está viva. Trabajarla es mágico y llegar a ella me llevó mi tiempo. Me quedé en paro, trabajé de noche en una empresa, hice oposiciones y acabé de auxiliar de conserje en la Universidade de Vigo en Ourense. Pero llegó un momento en que tenía que decidir si esto era un pasatiempo o no. Conocí Artesanía de Galicia, me invitaron a la feria de Agolada y me planteé dar el paso.

Pilar Canicoba

—Y lo dio hacia Francia. ¿Por?

—Porque conseguí una plaza en la prestigiosa escuela J. F. Escoulen y ahí fue, digamos, donde pliega el libro. Allí me planté con mi francés de EGB y conocí a los mejores profesores del mundo. Un maestro bueno te puede dar luz y uno malo te puede apagar. Me preguntaron por qué quería hacer esto. Había un tornero que siempre salía sonriendo en las fotos y yo les dije: «Por la sonrisa de Benoit». Renuncié a la interinidad por estar cerca de mis hijas y por apostar por la artesanía de autor. O lo dejaba para ser mi afición de jubilado o me tiraba al barro ya.

—Y se tiró a la madera.

—Eso, a la madera. Desde que volví de Francia no he salido del taller, en el sentido de que sigo con la misma ansia e ilusión. No quiero jubilarme, quiero morirme trabajando. Lo hago 15 o 16 horas al día y me da igual, estoy feliz.

—¿Y cómo trabaja? ¿Hace lo que quiere o lo que le encargan?

—Normalmente me adapto a las piezas de madera que tengo, que me lo van diciendo. Pero también tengo encargos.

—¿Dónde se compra su obra?

—Vendo en varias tiendas, en Ourense, Santiago, Vigo, Gijón, Madrid... y estoy buscando en A Coruña. También en mi taller directamente, pero al mismo precio. ¡No puedo hacerle la competencia a las tiendas con las que trabajo!

—¿Qué tipo de madera usa?

—Siempre trabajo con maderas locales y con madera verde que, después de secar, coge la forma que ella quiere y es superbonita.

Y para terminar...

1. ¿Qué no falta en su casa?

Un abrazo.

2. ¿Qué titular le gustaría ver abriendo La Voz?

Que se acabe la guerra. En Palestina y Ucrania y en todo el mundo donde haya un conflicto bélico.

3. ¿Un día que no olvidará?

Los del nacimiento de mis hijas.