La pesadilla de un enfermo mental: «En mi cabeza hay un año en blanco, pero tengo 18 juicios pendientes»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL / LA VOZ

GALICIA

CESAR TOIMIL

Andrés Calvo Fraguela fue comerciante y jugador del Racing de Ferrol, una crisis familiar lo «volvió loco» y lo empujó a causar desórdenes que dice no recordar

30 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Andrés Calvo Fraguela tuvo con un conocido comercio de muebles de cocina y electrodomésticos en Ferrol. Jugó en los juveniles del Racing y en una larga lista de clubes de la comarca, donde hizo muchos amigos. «Todo lo perdí a la vez que perdí la cabeza», cuenta en una de sus múltiples visitas al despacho de su abogado. Tras una época de problemas familiares, el estrés se transformó en una enfermedad mental que lo mantuvo en un estado delirante mucho tiempo. No se acuerda de nada, pero cada pocos meses le llega una citación por alguna de sus salidas de tono: tiene 18 juicios pendientes por altercados diversos que van desde agresiones a vecinos de toda la vida, resistencia a los agentes que acudían a controlarlo o destrozos en mobiliario de todo tipo. No hay ninguna acusación por robo o hurto.

«Una vez me subí en pelotas al tejado de mi casa de Pedroso, porque me fui a una zona apartada, ya que oía voces, pensaba que todo el mundo estaba en contra de mí, que me acechaban...», dice con lágrimas en los ojos.

Más de una veintena de veces terminó detenido en comisaría: «Yo no lo puedo entender, se veía que era una persona que estaba mal... si hasta me llamaban el loco de Pedroso, pero yo no siempre fui así, tendrían que haberme llevado al médico, a una institución, no al calabozo», reflexiona. Andrés tuvo siempre el apoyo incondicional de su médico de cabecera y de sus hijas. «Mi médico me ayudaba en lo que podía, hasta me recomendó que no me parase mucho en los sitios para evitarme problemas; mi hija nunca me ha dejado solo y por eso pude dar el paso para pedir que me internasen», detalla al hablar de un ingreso voluntario en un centro del que le dieron el alta hace justo un año, en julio del 2023.

Ahora la pesadilla no sale de su cabeza, sino que llega en forma de citación judicial. Cada poco tiempo le llega una notificación de las causas que tiene abiertas por ese año de descontrol que él achaca a los problemas causados por la medicación: «Yo he estado viendo que lo que tomaba podía producir esas alucinaciones, es que yo estaba en mi casa de la aldea y podía escuchar a mis vecinos de Ferrol hablar mal de mí, así que comencé a aislarme, a escapar del mundo... », rememora.

Desnudo por el monte

Su abogado es Javier Ontañón y el encargado de ir informado a su cliente de las cuestiones de las que se le acusa: «No recuerda nada, cada causa es como un episodio de una serie de la que es protagonista, pero que no ha visto nunca». Explica que, como sucede a muchas personas con un problema mental, hay muchos reparos en admitir cuestiones que son claves para establecer el diagnóstico: «Cuando Andrés comenzó a ser tratado por profesionales en psiquiatría no manifestó todos los problemas de voces y alucinaciones que sufría, para enfrentarnos al juicio tenemos los informes de cómo estaba cuando tuvo la cordura de pedir un ingreso para estabilizarse, pero no hay informe de cómo estaba los meses anteriores, cuando deambulaba noches enteras desnudo por los caminos de los montes de Pedroso, cuando creía que la gente le quería agredir y estaba solo...».

En los próximos meses Andrés, de 70 años, tendrá que sentarse al menos 18 veces en el banquillo de los acusados para responder por acciones que no recuerda. Sin embargo, estos juicios no son lo que más le inquieta. «Lo que más me preocupa es lo que pensará la gente: quiero pedir perdón a todas las personas que molesté, es que no era yo, no me reconozco, me da mucha vergüenza, antes iba por Ferrol y todo el mundo me saludaba, antiguos clientes, amigos de siempre, ahora no sé lo que pensarán de mí y bajo la cabeza».