Renfe pedirá compensaciones económicas a Talgo por las reiteradas averías de los nuevos trenes Avril y no descarta acciones legales

La Voz

GALICIA

El tren de alta velocidad Avril S106
El tren de alta velocidad Avril S106 Lavandeira jr | EFE

La operadora pública dice que las «graves incidencias técnicas» causan un daño en su reputación y también un perjuicio económico por las indemnizaciones a viajeros; también llevará a la justicia el retraso en la entrega del material rodante

06 ago 2024 . Actualizado a las 16:25 h.

Renfe pedirá compensaciones económicas a Talgo por las reiteradas averías y problemas técnicos que vienen sufriendo los nuevos trenes Avril, de la serie S-106 que la operadora ferroviaria pública empezó a utilizar en diferentes rutas el pasado 21 de mayo. Tampoco descarta iniciar acciones legales por daños y perjuicios.

En un comunicado remitido a los medios, Renfe habla de un «incremento de graves incidencias técnicas» en los convoyes de esta serie, por lo que ha decidido emprender acciones por responsabilidad contractual y extracontractual, tras haber solicitado «en repetidas ocasiones» tanto a la dirección como a los accionistas de Talgo una solución «inmediata» a unas incidencias que, destacan, «se reproducen desde el primer día de circulación de los trenes».

Esas averías y problemas llevan meses siendo un quebradero de cabeza no solo para la compañía, si no para los usuarios, al producir retrasos en salidas y llegadasparadas inesperadas en medio de los trayectos, e incluso transbordos o largas esperas con los trenes sin luz ni aire acondicionado.

La gota que parece haber colmado el vaso de Renfe  tuvo lugar este lunes. Un tren que prestaba el servicio AVLO de bajo coste entre Valencia y Madrid sufrió una avería en el sistema de alimentación eléctrica y se quedó parado en un túnel bajo el Jardín Botánico de la capital, a escasa distancia de la estación de Chamartín. Allí permaneció más de dos horas. Eso supuso interrumpir la circulación ferroviaria entre Madrid y Levante. Pero sobre todo, supuso que el tren, con casi 500 pasajeros a bordo, permaneciese todo ese tiempo parado, sin electricidad, a oscuras y con temperaturas interiores de más de 40 grados.

Un caos al que Renfe ha respondido con la ya citada nota, en la que también anuncia que la compañía está cuantificando el perjuicio que le están causando sucesos como el de ayer, revisando tanto el daño en la reputación de la compañía como la afectación económica por las indemnizaciones que debe abonar a los pasajeros que sufren largos retrasos. No descartan que ese informe pueda derivar en una demanda adicional de daños y perjuicios.

Además, los equipos técnicos de la operadora pública están elaborando un informe de fiabilidad sobre la operación global de la Serie 106 de Talgo, de cara a tomar «medidas de ajuste operativo oportunas» ante las reiteradas incidencias que se suceden desde su puesta en marcha.

A mayores, Renfe iniciará acciones judiciales para reclamar el resarcimiento de los daños por el retraso en la entrega del material rodante de los Serie 106 —la primera tanda se entregó con tres años de demora—, «reservándose el derecho de iniciar tantas actuaciones como sean necesarias contra el grupo Talgo para defender sus derechos, su reputación y los derechos de sus usuarios».

En concreto, Renfe contrató con Talgo la incorporación de treinta trenes S-106, que pueden circular a alta velocidad y con capacidad para más número de viajeros. Además, parte de esa flota dispone de ancho variable, por lo que puede circular tanto por vías de alta velocidad como por las convencionales de ancho ibérico, algo que ha permitido llevar la alta velocidad en Galicia más allá de la estación de Ourense y llegar a las ciudades del arco atlántico.

Ese esperado hito, que se retrasó varios años, tuvo lugar el pasado 21 de mayo. Y ya entonces el estreno fue accidentado. El primer Avril que salió de Vigo llegó a Madrid con más de dos horas de retraso. Sufrió una avería en el pantógrafo que dejó al tren sin alimentación eléctrica muy cerca de alcanzar Ourense. Tuvo que ser remolcado por un Alvia hasta la estación ourensana, desde la que reanudó el viaje dos horas por encima del horario previsto. 

No corrió mejor suerte el primer Avlo Madrid-A Coruña (un servicio de alta velocidad de bajo coste prestado también con tren Avril), que el pasado 23 de julio sufrió una demora de 160 minutos, en este caso, por la avería en el pantógrafo de otro tren, que afectó a varias de las frecuencias que debían salir de Chamartín.

Entre ambos casos, todo un rosario de retrasos, de mayor o menor magnitud, y muchas explicaciones de Renfe aludiendo a «incidencias técnicas en el material», o lo que es lo mismo, averías en los trenes S-106.