«Duermo en una tienda de campaña porque un inquilino me dejó la casa llena de pulgas»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida MUGARDOS / LA VOZ

GALICIA

Ángel Chao, entrando en a su casa, con la tienda de campaña donde pasa las noches.
Ángel Chao, entrando en a su casa, con la tienda de campaña donde pasa las noches. Carlos Carballeira

Un vecino de Mugardos denuncia el mal estado en que dejó su vivienda el hombre al que se la alquiló: «Estoy lleno de picaduras»

13 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Bajo las estrellas de Mugardos tiene que dormir Ángel Chao cada noche, después de que un inquilino le dejase su casa llena de pulgas. La pesadilla se inició en diciembre del 2023. Ángel trabajaba fuera de Galicia y tenía su propiedad de O Baño alquilada a una pareja. Esa relación se rompió y en la vivienda quedó residiendo solo un hombre. Entonces, el inquilino empezó a amenazar con no marcharse nunca más de allí, mientras le debía dinero al propietario. Finalmente, Ángel volvió a la ría de Ferrol y recuperó la casa el 1 de junio. Pero se la encontró tomada por un ejército de pulgas. «Acabé lleno de picaduras y ahora tengo que dormir por las noches en una tienda de campaña», relata con sensación de impotencia.

Los hechos se pusieron en conocimiento de la Policía Local, que advierte que este inquilino «ya tuvo problemas con otros propietarios». En el caso de Ángel, él llevaba 18 años viviendo fuera: «Esta casa fue una propiedad familiar y al final la compré con hipoteca desde el 2008, aquí tuvimos fiestas familiares aunque los inviernos la cerrábamos». Mientras él residía por trabajo fuera de Galicia, una pareja le pidió vivir allí de alquiler: «Con el tiempo me daría cuenta de que ya habían tenido problemas de okupación, cuando ya estaban dentro vecinos me alertaron de que tuviese cuidado». El acuerdo para el alquiler era de un año, con finalización en marzo del 2024. Ángel quiso darles un voto de confianza, pero en diciembre la pareja le comunicó la separación y que solo viviría el chico. «Yo le avisé que necesitaba la casa, pero cuando aparezco en marzo me dice que le pertenece un año más por ley y que había puesto una alarma para que yo no me acercase», relata.

Marcas de las pulgas en las piernas del propietario de la casa.
Marcas de las pulgas en las piernas del propietario de la casa. Carlos Carballeira

Ángel consiguió que el inquilino le devolviese su hogar el 1 de junio de este año. «Me debía dinero, tampoco pagó luz y agua, se llevó herramientas de trabajo y enseres que eran recuerdos familiares». Y al final se acercó a informarse a la Guardia Civil. El dinero no lo recuperó, pero parte de los enseres sí.

Ocho camas a la basura

Cuando por fin entró en la casa, vio que estaba llena de desperfectos, «sucia, infectada de pulgas, con heces de gatos por todas las camas, un coche abandonado...». Se trata de un edificio grande de tres plantas frente a la ría: «Aquí venían muchos sobrinos y familiares a dormir, tenía ocho camas y tuve que tirarlas todas, empezando por los colchones».

También arrojó a la basura los armarios de la cocina, «porque abrías las puertas y te salían pulgas de toda la madera». «Al final tiré casi la casa entera, lo vacié todo, no podía arriesgarme a que por un armario se infectase más la vivienda».

Ante lo insoportable de la situación, tomó la decisión de dormir en el patio. «Podía refugiarme en casa de otros familiares, pero no me atrevía a ir infectado con pulgas, hasta estuve unos días sin vida social porque la pulga puede saltar hasta dos metros», cuenta. Acabó en el médico y le dieron cremas.

Las primeras noches incluso durmió dentro de la casa. «Pero me di cuenta de que era imposible, porque en horario nocturno ya te vienen en grupo así que me fui a la tienda». Cada mañana, se encarga de limpiar todo con aspirador y lejía: «De momento, no puedo permitirme pagar una desinfección, en la planta de arriba es todo de madera y aún no me atrevo a subir». Durante estos días el mismo se informó sobre «este ciclo tan agresivo de las pulgas, los huevos pueden echar ocho meses sin eclosionar pero si notan vibración eclosionan... Por eso ya ni subo». De día hace vida en la planta baja, en la cocina y en el baño.

Ángel siente «impotencia por esta gente que se aprovechó de la solidaridad de los demás, me costó mucho comprar esta casa que fue de mi abuelo y estas personas rompieron mis objetivos». Lamenta «no cumplir mis necesidades de limpieza y orden». Los hechos también los trasladó al Concello, «le agradezco mucho la pronta respuesta porque me ayudarán a erradicar el problema».