Alfonso Rueda es el líder político mejor valorado y el único que logra aprobar

La percepción que tienen los ciudadanos de los líderes de las principales fuerzas políticas gallegas ha empeorado desde comienzos de año. En medio ha habido unas elecciones autonómicas, unas europeas y un creciente clima de crispación y polarización política, sobre todo en España. Factores que han podido contribuir a un desgaste de su imagen social y a un incremento de la desafección ciudadana hacia la clase dirigente. En ese contexto, Alfonso Rueda sigue siendo el político mejor valorado y el único que aprueba, a pesar de que, desde enero —la fecha del anterior barómetro, antes de las autonómicas—, ha perdido dos décimas en la nota que le ponen los gallegos. Hoy recibe un 5,1. Es un aprobado raspado, pero supera a la que obtienen los principales actores de la política estatal, como Alberto Núñez Feijoo, líder de su propio partido y de la oposición en España, que suspende (4,7), o de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, ambos con un 3,6.

El retroceso en la percepción que tiene la sociedad de los líderes políticos es más acusado en las alternativas al PPdeG, tal y como refleja la encuesta de Sondaxe. Ana Pontón, que en enero era la única que aprobaba en la oposición y que cosechó en febrero un resultado histórico al lograr que el BNG se situase con 25 diputados en O Hórreo, pasa del aprobado al suspenso: de 5,2 a 4,8. Y José Ramón Gómez Besteiro, secretario xeral del PSdeG, cede hasta ocho décimas y se queda en un cuatro, con la peor nota.

Popularidad

Alfonso Rueda es también el líder político con mayor notoriedad de Galicia (fue vicepresidente y conselleiro con Feijoo). Lo conocen el 90,3 % de los encuestados, frente el 85,3 % de popularidad que obtiene Ana Pontón (que acumula dos décadas como diputada en O Hórreo y lleva tres candidaturas del BNG a la presidencia de la Xunta) y el 78,5 % de José Ramón Gómez Besteiro, que acaba de coger las riendas del PSdeG.

Llama la atención que sea en Lugo y en Ourense donde el actual presidente de la Xunta tiene un mayor índice de conocimiento, y no en Pontevedra, lugar del que proviene. Justo lo contrario de lo que les sucede a la líder del BNG y al líder del PSdeG, quienes gozan de una mayor popularidad en Lugo, su provincia de origen.

Según Sondaxe, el presidente de la Xunta es el líder político que más confianza inspira entre los encuestados (un 35,2 %), seguido de la portavoz nacional del Bloque (24,1 %) y el líder de los socialistas (6,3 %), que se queda a mucha distancia del resto.

A pesar de que el grado de conocimiento de los políticos es mayor a medida que avanza la edad del encuestado (la popularidad de Rueda y Pontón en los menores de 29 años es similar), no ocurre lo mismo a la hora de puntuarlos. Porque el presidente de la Xunta obtiene sus mejores resultados en la cohorte de edad por encima de los 65 años y la líder de la oposición en la franja que se encuentra por debajo de los 30 años. Besteiro también se encuentra mejor valorado entre los jóvenes que entre los mayores.

La percepción ciudadana del presidente de la Xunta es mucho mejor en los núcleos de entre 5.000 y 10.000 habitantes que en las ciudades (donde sí suspende), mientras que la líder del BNG y el líder del PSdeG logran sus mejores resultados en las villas intermedias, por encima de los obtenidos en los siete grandes centros urbanos.

Por preferencias de voto, los del PP encuestados por Sondaxe suspenden sin paliativos tanto a Pontón como a Besteiro, y lo mismo sucede a la inversa. Sin embargo, los electores nacionalistas sí aprueban al secretario xeral socialista (un 5) y los del PSdeG dan un aprobado alto a la portavoz del BNG (un 5,6). Unos datos que, en su conjunto, evidencian a una Galicia dividida en dos grandes bloques de derecha e izquierda. Curiosamente, Alfonso Rueda obtiene una mejor valoración entre los electores que se reconocen de derecha o extrema derecha que entre los que dicen ser de centro. Y lo mismo le sucede a Ana Pontón a la inversa con la extrema izquierda. Besteiro, por el contrario, obtiene su mejor puntuación en el centro izquierda.

Suspenso para la mitad de los conselleiros, con un bajo nivel de popularidad

La mitad del Consello de la Xunta no llega al aprobado, y sus miembros son desconocidos para un elevado número de gallegos; el responsable de Educación es el que tiene una mayor notoriedad y apenas alcanza el 30 %. Atendiendo a las notas, Diego Calvo (conselleiro de Presidencia), Miguel Corgos (Facenda), Ánxeles Vázquez (Medio Ambiente) y el propio Román Rodríguez (Educación) son los cuatro conselleiros mejor valorados. Aprueban todos con una nota de 5,2. Les siguen José López Campos, de Cultura, con un 5,1, y Fabiola García, de Política Social, con un 5; son los seis que logran pasar el corte. José González (Emprego), Alfonso Villares (Mar) y María José Gómez (Medio Rural), con un 4,9, se quedan a las puertas del aprobado; y detrás se situarían María Jesús Lorenzana (Economía e Industria), con 4,8, y María Martínez Allegue (Vivenda) y Antonio Gómez (Sanidade), ambos con un 4,7. Se da la circunstancia de que estos son dos de los nombres nuevos del equipo de Alfonso Rueda, a pesar de que el responsable de la gestión del Sergas es el segundo conselleiro más conocido. 

El PPdeG sustenta su mayoría en los votantes de más de 45 años, el 68 % del censo electoral

Galicia es un territorio donde más de la mitad de su población supera los 45 años de edad, en concreto el 57 %. Si esa población se acota exclusivamente a los que tienen derecho a voto —y sin computar a los electores en el exterior—, ese porcentaje se eleva hasta el 68 % del total. Son datos relevantes en cada elección política porque hay un partido claramente asentado en ese electorado que supera los 45 años: el PPdeG. La encuesta de Sondaxe recoge una intención de voto directa de casi el 30 % para los de Alfonso Rueda en el tramo de 45 a 64; y por encima del 43 % cuando se supera la edad de jubilación. La comparación con los partidos de la oposición es notable: una ventaja de 11 puntos en la primera franja de edad; y por encima de los 30 en la segunda. Son además los tramos en los que el líder del PPdeG y actual presidente de la Xunta logra su mejor nota, más reconocimiento y mayor índice de confianza.

Así, teniendo en cuenta los datos iniciales de configuración de la pirámide poblacional de Galicia, esa distribución ayuda a explicar la holgada mayoría absoluta del PPdeG.

El BNG repite en esta encuesta de Sondaxe los mismos resultados que en las autonómicas de febrero de 2020, cuando alcanzó su máximo histórico, e incluso repunta en intención de voto. Su principal caladero está en los votantes más jóvenes, los que tienen menos de 30, y donde el PPdeG encuentra su principal agujero: un 9 % de intención de voto para los de Rueda, frente a un casi 24 % de los de Ana Pontón. Eso explicaría la intensa batalla que ambos partidos libran en redes sociales, un canal de acceso preferente a esos votantes.

Los nacionalistas son también la fuerza predilecta entre aquellos electores de entre 30 y 44 años, si bien aquí la distancia con los populares se reduce y se queda en seis puntos en intención directa.

Muy lejos, en todo caso, sigue el PSdeG, que obtiene sus mejores datos entre los mayores de 65, el único tramo en el que logra superar al BNG.

Si los datos de Sondaxe —tomados entre finales de septiembre e inicios de octubre, es decir, con el curso político ya lanzado— se observan a nivel territorial, se advierte que el PPdeG es el partido preferido en todos los entornos, tanto urbanos como rurales. La mayor ventaja para los populares está en los municipios de menos de 5.000 habitantes, que es una parte menor de la tarta electoral; la diferencia con el Bloque alcanza ahí los 20 puntos en intención directa. Esas diferencias se van reduciendo a medida que el tamaño del municipio va aumentando, hasta acercarse más en las villas medianas de entre 10.000 y 20.000 habitantes; es donde la suma de la oposición (BNG-PSdeG) le supera, igual que en las ciudades. Y hay algunas paradojas cuando se pone la lupa en el voto en las siete urbes. La primera, que a pesar de tener el PSdeG varias de ellas (entre ellas, las dos mayores), tiene un apoyo muy discreto. El Bloque fue primer partido en febrero en Vigo, pero sigue por detrás del PPdeG en las ciudades, un entorno que a los de Rueda les cuesta más.

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