La cocaína incautada en el puerto exterior de A Coruña se iba a vender estas Navidades en Galicia

José Manuel Pan
José Manuel Pan REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Un investigador de Vigilancia Aduanera y otro de la Guardia Civil abrieron ante los medios de comunicación el último fardo de cocaína, que traía 24 paquetes de un kilo, menos que el resto.
Un investigador de Vigilancia Aduanera y otro de la Guardia Civil abrieron ante los medios de comunicación el último fardo de cocaína, que traía 24 paquetes de un kilo, menos que el resto. CESAR QUIAN

Guardia Civil y Vigilancia Aduanera hallaron 229 kilos en un barco procedente de Brasil

17 dic 2024 . Actualizado a las 12:42 h.

Los 229 kilos de cocaína localizados el domingo en el barco mercante Energy Glory, atracado en el puerto exterior de A Coruña, iban a ser distribuidos en Galicia para ser vendidos estas Navidades en los puntos habituales de consumo. Eso es lo que sospechan los investigadores, que tienen claro que el destino final de la droga era la comunidad gallega. El barco, que había iniciado su ruta en Brasil con un cargamento de 25.000 toneladas de harina, arribó la medianoche del sábado al puerto exterior coruñés, situado en el término municipal de Arteixo. Como procedía de una zona considerada «caliente», al día siguiente agentes de la Guardia Civil y del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) realizaron una inspección en el buque y localizaron la droga.

La cocaína venía en ocho fardos, que estaban ocultos en el conducto de refrigeración de las máquinas del buque, un mercante de bandera de Panamá y con tripulación filipina. De sacar los fardos se encargaron los submarinistas de los Grupos Especiales Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, ya que la única forma de acceder a esa zona era buceando. Por eso, los investigadores trabajan con la hipótesis de que la droga iba a ser descargada en el mismo puerto exterior por buzos expertos, por lo que se sospecha que los narcotraficantes que enviaron la carga cuentan con algún tipo de infraestructura asentada en Galicia.

Por el momento no hay detenidos, tal como confirmó este lunes el delegado del Gobierno en Galicia, Pedro Blanco, que acudió a la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña acompañado de la subdelegada en la provincia, María Rivas, para felicitar a los investigadores por el alijo incautado. Desde el momento del hallazgo de la droga, la Guardia Civil puso en marcha una investigación para tratar de localizar a los receptores del cargamento, que se encargarían de tratar la cocaína y ponerla después en el mercado para su distribución en las próximas semanas en las calles gallegas.

El primer cálculo policial informaba de que se habían incautado 234 kilos de cocaína porque en cada uno de los primeros fardos abiertos había 30 kilos de cocaína. Sin embargo, después se comprobó que tres de los fardos venían con menos paquetes, por lo que finalmente fueron 229 los kilos confiscados en el barco. Los responsables del operativo policial decidieron abrir el último fardo ante los medios de comunicación, tarea de la que se encargaron dos agentes.

Los fardos de droga iban atados los unos a los otros en el conducto de refrigeración de los motores

Los fardos de cocaína hallados en el barco atracado en el puerto exterior de A Coruña estaban ocultos en el conducto por el que el buque absorbe agua para refrigerar los motores de las máquinas. A esa zona solo se puede acceder buceando, una tarea necesaria tanto para esconder la droga en su punto de origen como para descargarla en el momento de la llegada a destino. Los fardos iban atados unos a otros, según indicaron fuentes relacionadas con la investigación. Tras dejar fuera de la circulación este importante cargamento de droga, el trabajo policial se centra ahora en la identificación de los narcos que se encargarían de poner la mercancía en la calle.

Escasa percepción del riesgo

Ayer mismo, el presidente de la Fundación Galega Contra o Narcotráfico, Manuel Antonio Couceiro, pidió en el Parlamento gallego a los grupos políticos que se unan en la lucha contra el narcotráfico ante la «escasa percepción del riesgo sobre la droga» que a su juicio tienen los jóvenes. «Hemos llegado a un punto en el que no se progresa», aseguró. Couceiro dijo que la droga es una «amenaza para el bienestar», y aseguró que «no es una cuestión de conservadores o progresistas, sino de salud, de jóvenes, de familias rotas»