La presión vecinal logra la marcha de los okupas de un vivienda en Marín: «El piso quedó hecho una auténtica pocilga»

La Voz MARÍN / LA VOZ

GALICIA

Concentración vecinal contra la okupación de un piso en Marín
Concentración vecinal contra la okupación de un piso en Marín ADRIÁN BAÚLDE

Los residentes se concentraron desde las siete de la tarde delante del portal del inmueble hasta que consiguieron de madrugada el desalojo del piso por parte de los jóvenes que la habitaban sin permiso de la propietaria

16 mar 2025 . Actualizado a las 16:50 h.

La presión vecinal y largas horas de espera con los residentes concentrados en la calle delante del portal del inmueble, desde la tarde hasta la noche, consiguieron convencer a un grupo de okupas de un piso en Marín de que había llegado el momento de desalojar la vivienda donde vivían sin permiso de la propiedad, un piso en el céntrico edificio Raimundo Vázquez, en plena avenida de Ourense. Los jóvenes recogieron sus cosas y se fueron en torno a las dos de la madrugada poniendo fin a un conflicto de convivencia imposible entre okupas y vecinos desde el pasado septiembre. La Policía Nacional y también la Policía Local velaron por que no se produjesen altercados y mediaron apaciguando los ánimos de ambas partes. Ahora los propietarios del piso han vuelto a tomar posesión de la vivienda, aunque la encontraron en mal estado. Una vecina que entró en la vivienda cuando los okupas ya se habían ido lo definió de esta manera: «El piso quedó hecho una auténtica pocilga».

Todo comenzó en septiembre, cuando la convivencia entre los residentes y un numeroso grupo de jóvenes okupas en el edificio Raimundo Vázquez, el bloque de viviendas más grande que hay en el municipio de Marín, se hizo imposible. Los vecinos denunciaron en numerosas ocasiones ante la Comisaría, la Policía Local y también ante el Juzgado incidentes y altercados entre los jóvenes okupas y contra los residentes en el edificio. Se inició un proceso de desahucio de los okupas, instado por la propiedad de la vivienda, pero este trámite se estaba demorando demasiado, en opinión de los vecinos del inmueble, que optaron por concentrarse este viernes como medida de protesta y para reclamar a la Justicia que agilizase la vuelta a la normalidad en su edificio. 

En la concentración del viernes se juntaron unas doscientas personas, que se reunieron en la calle y delante del portal del edificio, reclamando la marcha de los okupas. La presencia de los policías logró impedir que se produjesen enfrentamientos entre las dos partes de este conflicto, porque sí hubo algunos momentos de cierta tensión. Los ánimos estaban más caldeados entre los vecinos porque los jóvenes habían hecho al menos un vídeo que colgaron en redes sociales y en el que los residentes del inmueble consideraban que se estaban burlando de los residentes de ellos.

Cuando cayó la noche, una parte de los vecinos concentrados se fue, pero quedó un grupo lo suficientemente numeroso como para cortar el paso de cualquier persona al inmueble. Así se aseguraban de saber quién entraba y quién salía. Varios de los okupas permanecieron varias horas en otro punto de la calle, a donde habían salido por la tarde, y los vecinos se interpusieron en la puerta, sin dejarles entrar. Asimismo, hicieron saber a los que estaban en el piso que no estaban dispuestos a irse y dejar la movilización. La Policía intervino en varias ocasiones mediando entre las partes para que no se pasase de las palabras y finalmente los jóvenes aceptaron irse. Fueron subiendo escoltados por agentes hasta el piso, donde recogieron sus cosas y se fueron. Abajo en la calle los vecinos formaron un pasillo mostrando su decisión de poner fin a esta okupación, pero sin caer en provocaciones. «Estábamos todos en silencio, parecía una procesión de Semana Santa». A las dos de la madrugada ya se habían ido todos los okupas y entonces subieron al piso, que había quedado vacío.

Al entrar, la imagen que se llevaron fue desoladora. «El piso quedó hecho una auténtica pocilga, el suelo pegaba al pisar, y estaba todo asqueroso». Los vecinos ya se temían que se iban a encontrar así toda la vivienda por lo que habían podido ver de la grabación aludida que los okupas habían hecho esta semana. También sabían que estaba destrozado porque se lo habían dicho unos agentes, que había tenido que subir por la tarde al piso, antes de la concentración y a requerimiento de los propios okupas, para que los policías separasen a dos jóvenes que estaban peleándose en la vivienda. «Los muebles están rotos, la puerta de la entrada estaba reventada, la cerraban poniéndole muebles para que no se abriese, el suelo de parqué está inservible, todas las paredes están llenas de pintadas», indica otra vecina.

Los propietarios, temerosos de que pudiesen volver los okupas, se quedaron de noche a dormir en la vivienda, tras limpiarla un poco ayudados por otros vecinos del inmueble. El administrador de la comunidad confirmó el estado deplorable en que quedó la vivienda y señaló que se cambió la cerradura del portal para que no entrasen personas que no viviesen en el edificio. Asimismo, tanto el administrador como los vecinos agradecen el papel desempeñado por la Policía Nacional y la Policía Local en la resolución de este conflicto.