Fabi Sanabria, hermana de la joven paraguaya asesinada en O Barco: «Por lo menos lo que pedimos, justicia, nos lo dieron»
GALICIA

Su familia desconocía que Leticia se dedicaba a la prostitución en España
02 abr 2025 . Actualizado a las 11:24 h.La familia de Leticia Sanabria considera que se ha hecho justicia con la joven paraguaya cuyo crimen ocurrió en O Barco en el 2021. El lunes, el jurado proclamó en la Audiencia Provincial de Ourense su veredicto de culpabilidad para Fátima Abdulahi, su compañera de piso y de trabajo en un club de alterne. La asfixió en la madrugada del 10 de septiembre, al volver de trabajar, después de agredirla en el piso que ambas compartían. La nigeriana acusada ejercía un dominio sobre la víctima, un abuso de superioridad que el jurado también apreció como agravante del homicidio.
Era lo que la familia sospechaba, que ella era la autora. Fabiana Sanabria, hermana de Leticia, confirma que el veredicto era prácticamente lo que esperaban. «Confiábamos mucho en que la iban a condenar, teníamos mucha fe en la Justicia». Considera que en las sesiones de juicio, a las que asistieron las dos hermanas de la fallecida que residen ahora en A Rúa, se esclareció lo que le pasó a Leticia. «Nosotras decíamos que había sido ella, que no había otra persona. Leticia llamaba a mi madre y le decía que Fátima últimamente le pedía mucha plata y no la devolvía; mi madre y Leti hablaban en guaraní, que es nuestro idioma, y últimamente Fátima no la dejaba ni hablar con mi madre, quería saber qué hablaban entre ellas, controlar. Nosotras decíamos que tenía que haber sido ella, por cómo era con Leti, por cómo la trataba», explica Fabiana.

Faby Sanabria considera también que el móvil económico fue otro de los motivos de la acusada: «No le gustaba que mandase plata a su familia». Con ese dinero, Leticia sufragaba los estudios de dos de sus hermanos —eran nueve en la familia—, además de construirse una casa en Yby Yaú. «Quería trabajar y cumplir su sueño de tener su casita; la casa que dejó parada y que casi terminó y a la que quería irse a vivir. Quería tener su tienda y su vivienda arriba y residir allí con mi mamá. Ella no quería quedarse a vivir aquí», explica Fabiana. Intentarán terminar la casa: «Ojalá, pero no es fácil».
«Era nuestra segunda mamá»
Leti era «como nuestra segunda mamá, muy buena». «Estaba muy pendiente de su familia y tenía mucho contacto con mi madre, que era a la que le contaba sus problemas y todo, los hermanos nos poníamos al teléfono para saludar», recuerda. Fabiana estaba en Paraguay cuando ocurrió el crimen, que fue un choque para toda la familia, en particular para la madre. Afirma que no sabían que su hermana Leticia se dedicaba a la prostitución en España.
Conocer el veredicto, tres años y medio después del crimen, ha dejado a la cabeza de familia algo «más tranquila». «Por lo menos lo que pedimos, justicia, nos lo dieron», resume Faby. Ahora esperan conocer la sentencia y saber cuál es la condena que se impone a la acusada, para poder dejar atrás este largo y penoso trámite. Faby, desde hace unos meses, y su hermana Alicia, ya hace años, viven en A Rúa y son ellas ahora, con su trabajo, las que ayudan económicamente a su madre en Paraguay. Esperan poder traerla algún día de visita y regresar todas a vivir a su país.