Así se vivió el apagón en los supermercados: «Parecía o primeiro día da pandemia»

GALICIA

Los ciudadanos acudieron masivamente a los lineales para abastecerse de conservas y de otros productos no perecederos, que terminaron vaciándose. En las primeras horas del apagón hubo grandes colas que se fueron normalizando por la tarde
28 abr 2025 . Actualizado a las 22:07 h.Los carros de la compra de los gallegos que este lunes acudían a los supermercados se llenaban de productos esenciales para intentar capear la falta de suministro eléctrico. No eran las compras de un inicio de semana habitual. Las vitrinas de pan tardaron poco en vaciarse, y los clientes acudían en masa a los lineales para adquirir productos de conservas y otros alimentos que no requiriesen de nevera. Entre los consumidores había otra preocupación inusual: muchos no llevaban suficiente efectivo en sus carteras, pero se tranquilizaron al escuchar a los cajeros. La fuerza de los generadores permitió superar el susto inicial, y se podía cobrar con tarjeta.
En las cajas, lo peor se vivió tras el apagón total. A los pocos minutos de producirse el corte, se produjeron grandes colas. «Se sintió caos y pánico», explica Antonio Bruneti, vendedor de la ONCE en un supermercado Gadis en Arteixo. La tienda consiguió mantener la actividad durante todo su horario comercial gracias a los generadores, como explicaba su encargado, José Luis López. Fueron de los pocos afortunados en el sector.
Tras el sobresalto inicial, la normalidad fue regresando poco a poco. A media tarde, todos los lineales estaban abastecidos por completo, pero las baldas de pan y bollería estaban casi vacías. Los encargados de esa sección trabajaban para reponer la mercancía. Varios compradores metían en sus carros las últimas existencias de panecillos o empanadas.
En la fila para las cajas, donde se gestionaban con normalidad los pagos —salvo los realizados con el móvil— estaba Hugo, de 20 años, que acudió preocupado para hacer acopio de agua embotellada, «por si la situación se alarga más y los generadores no dan». Llevaba desde que se produjo el apagón sin poder contactar con su familia.
Otros hipermercados permanecieron cerrados horas, con un cartel colgado en la puerta que anunciaba la restitución de la actividad en cuanto fuese posible. «Cerramos por protocolo a las 15 horas y en cuanto abrimos, a las 18 horas, empezó a venir bastante gente», afirmaba Cristian Restrepo, responsable de un hipermercado Lidl.

Las rejas se bajaron en la gran parte de los supermercados de Galicia a partir del mediodía. Pero tras reabrir las puertas, con los generadores ya a punto, la tranquilidad reinaba en sus pasillos. Lo que saltaba a la vista eran las compras que realizaban los clientes. En el párking de uno de esos súper, Patricia Montes acababa de meter su compra en el maletero. «Con latas de caballa, atún, bonito, froita e auga», explicaba. Aún no había pisado su casa en todo el día y no sabía cuánto tiempo tendría que aguantar sin luz.
En el interior de otra de las tiendas, Sheila Santos, se encontraba en el pasillo del bazar. Había metido en su carro algunos táperes de «ensalada y fiambre» para poder cenar y aguantar hasta que regresase la luz. El problema lo tuvo por la mañana, porque se había quedado sin leche en polvo para su bebé. «Pero encontré una farmacia que estaba de guardia y me la vendieron».
A la salida de ese supermercado, dos parejas, resignadas con la situación, mostraban sus compras. Raúl, un joven que acudió a comprar con su pareja, llevaba en las manos dos paquetes de latas de atún, comida para el perro y café. Lo pagaron en efectivo. Otro cliente, Miguel, había metido en sus bolsas latas de conserva y tortilla precocinada. «E eso que non me gusta nada», recalcaba.
En los hipermercados también se preguntaba mucho por radios eléctricas y por velas. «E se fose 1 de novembro, teríamos, pero un día normal...», comentaba con cierta estupefacción una cajera de un supermercado Eroski. Junto a su compañera, recordaba que la afluencia de clientes por la mañana había sido extraordinaria. «Parecía o primeiro día da pandemia». A las 19 horas, todo funcionaba sin sobresaltos, salvo las neveras del fiambre y de las verduras, que permanecían apagadas. Pensado en la reapertura este martes, la mercancía fresca colocada en esas neveras se daba por perdida. La esperanza estaba en la carne conservada en las cámaras interiores, que sí funcionaban.