Kathy Díaz, presidenta de Aprovij: «Hasta que no se regule la inquiokupación, alquilar es una locura, como jugar a la lotería»

Iago Castro-Pérez REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Kathy Díaz, presidenta de Aprovij y víctima de una inquiokupación.
Kathy Díaz, presidenta de Aprovij y víctima de una inquiokupación. Cedida

Esta asociación, fundada sin ánimo de lucro por 15 personas alrededor de España, trata de representar a personas cuyas viviendas hayan sido okupadas

17 may 2025 . Actualizado a las 19:27 h.

¿Qué ocurre cuando una okupación no llega después de una «patada en la puerta», sino de un inquilino que deja de pagar su alquiler? Debido a esta problemática, la barcelonesa Kathy Díaz, junto a otras catorce personas, creó la asociación Aprovij, con el objetivo de representar a todos los propietarios de viviendas afectados por esta llamada inquiokupación. Ella misma arrendó su vivienda a una persona que, meses después, le comunicó que se negaba a seguir pagando lo acordado, acogiéndose a una situación de vulnerabilidad. Esta es la clave por la que no se puede aplicar el desalojo del okupa en 15 días que promete la Ley de Enjuiciamiento Criminal tras su reforma a través del artículo 445 de la Ley Orgánica 1/2025.

—¿Cómo surge la asociación Aprovij?

—Es una asociación sin ánimo de lucro, creada para proteger los derechos de los propietarios de viviendas en España contra la inseguridad jurídica. Especialmente para aquellos a los que les afectan las normativas que vulneran su capacidad de disfrutar, gestionar y decidir sobre su patrimonio. Nace con 15 propietarios, que nos unimos y financiamos la organización con nuestros propios recursos. Pero lo que buscamos encontrar a otros afectados con el fin de crear la unión y la fuerza necesarias para forzar un cambio.

—¿En qué puntos se centra el trabajo para frenar esta problemática?

—En la derogación del Real Decreto 11/2020. Puede considerarse una forma de maltrato psicológico para los propietarios, porque les somete a un estrés constante. Hablamos de que se concede una situación de vulnerabilidad por recibir menos de 1.800 euros al mes, tener un menor a cargo, alguna discapacidad o ser mayor de 65 años. Y cuando se obtiene, se acabó para los propietarios, porque no se hace un seguimiento posterior se su situación. Hay muchas personas que se aprovechan de esto para no pagar el alquiler, trabajando en «B» (sin Seguridad Social) para que esos ingresos no consten en su renta. Es lo que se conoce como inquiokupa, no quieren cambiar su situación. Y, aun así, es la Administración la que tiene que mantener a una persona en situación de vulnerabilidad. No le debe corresponder al propietario hacer de escudo social.

El Real Decreto 11/2020

 A través del Real Decreto 11/2020, el Gobierno tramitó la posibilidad de acogerse a una situación de vulnerabilidad, dentro de un paquete de medidas complementarias para hacer frente a la crisis del Covid-19, en el ámbito social y económico. Entre otras medidas, estaba «la suspensión del procedimiento de desahucio y de los lanzamientos para hogares vulnerables sin alternativa habitacional», recogida en su primer artículo. Sin embargo, el Real Decreto se ha prorrogado hasta la actualidad, pese a estar ideado como contramedida a la problemática con el covid.

—¿En qué se diferencia un inquiokupa del resto de okupas?

—La okupación es la de la patada en la puerta. La diferencia con los inquiokupas es que estos acceden a la vivienda con un contrato de alquiler, pero dejan de pagar pasado un tiempo. 

—¿A qué recursos puede acudir un propietario para afrontar esta situación?

—Te juro que ahora mismo diría que a la justicia no, pero es que no queda otra. Con una justicia tan lenta, con tantos juzgados saturados y con una nueva normativa que te obliga a mediar primero... El proceso se alarga cada vez más. No hacen más que poner trabas al propietario, que solo quiere recuperar su vivienda. Ahora mismo, desde Aprovij, y yo misma, como Kathy Díaz, el consejo es directamente no alquilar. Hasta que no se regule esto y nos devuelvan la seguridad jurídica, arrendar es una locura, es como jugar a la lotería. Hay gente que se está encontrando que el primer mes de alquiler ya le están diciendo que no le van a pagar porque se van a declarar vulnerables. Y entonces vas de juicio en juicio y es un protesto eterno. No tenemos por qué estar obligados a ceder nuestra vivienda en contra de nuestra voluntad.

—¿Y durante la okupación, el propietario recibe algún tipo de subvención?

—El Gobierno te dice que te da compensaciones, una vez llegas a juicio y tienes la sentencia de un juez. Es entonces cuando puedes empezar a recibir una subvención. Pero el problema son los años que tú te has tirado en juicios hasta llegar a esa sentencia. ¿Quién te los compensa? Pero, aun así, es que no queremos parches, queremos justicia y seguridad jurídica.

—Muchas veces se ataca a los dueños de las viviendas, llamándolos «rentistas».

—Se está poniendo todo en un punto que por tener una propiedad te señalan como el culpable, como el malo de la película. Esto va de un Real Decreto que ha hecho que los propietarios tengan miedo a alquilar, lo que hace que haya menos pisos en el mercado y suba el precio de la vivienda. Yo he trabajado toda mi vida para obtener un piso y solo tengo una segunda propiedad, así que no me considero una rentista. He trabajado y me lo he pagado, y que no pueda disfrutar de él me enfada, porque lo alquilas de buena fe. Te genera un ambiente de incertidumbre y de desesperación y llega un momento en el que afecta a tu salud emocional y psicológica.

—¿Entonces, es usted víctima de una inquiokupación también?

—Sí, yo estoy en Barcelona y tengo una segunda vivienda en Castellón, que era para mi jubilación, mi respaldo. Y por causas de la vida la puse en alquiler. Era una señora que acababa de llegar de un pueblo del País Vasco y tú empatizas con su situación. Yo le adapté el alquiler a su pensión y, después de un año pagándomelo, me dijo que ya no lo iba a hacer más, desde el 2020. Y ahora he perdido mi vivienda, así que me siento desamparada.

—¿Cómo vive una persona a la que han okupado su vivienda?

—Es una lucha constante, un desgaste psicológico. A mí nadie me va a devolver todos estos años, no siento una justicia equitativa. ¿Y qué beneficio le he sacado yo a esto? Ninguno, todo son pérdidas. Llevo cinco años sin cobrar el alquiler y gastando dinero en abogados. Y estoy enferma, de baja, porque llega un momento en que tu cabeza «peta». Mi inquilina me ha llegado a amenazar con abrir los grifos del agua.

—Porque, claro, el propietario debe seguir haciendo frente a los gastos del piso.

—Pues sí. La luz, el agua, la comunidad y sus derramas... Todo. En mi caso, esta señora además alardeaba de que yo estuviera obligada a mantenerle unos mínimos. Se reía en mi cara. Muchos propietarios se encuentran con una situación similar, a no ser que en el contrato se pongan a nombre del inquilino estos gastos. Pero uno no lo ve venir.

—¿Se plantearía volver a alquilar su vivienda cuando la recupere?

—No, yo la cierro y no la vuelvo a alquilar. Sin seguridad jurídica yo no alquilo. Y es triste tener que llegar a recomendar a los propietarios que hagan los mismo, pero es que mientras la ley no los proteja, alquilar es un riesgo inasumible. Y, además, es que se está sometiendo a los inquilinos honrados a un casting de alquiler y a afrontar condiciones de arrendamiento que los propietarios ponen para protegerse de personas que puedan declararse vulnerables. Cuando recibes varias ofertas, ahora acabas eligiendo al mejor postor, al que no parezca que te pueda dar problemas.