
Imanol Pradales y Alfonso Rueda se veían por primera vez, y la sintonía fue evidente
15 may 2025 . Actualizado a las 22:55 h.Juntar en una misma mesa a dos altos dirigentes del PNV y del PP es hoy algo similar a intentar mezclar agua y aceite. Pero Imanol Pradales y Alfonso Rueda consiguieron la alquimia en Bilbao. Quizá porque ambos comparten generación (se llevan apenas siete años), afición por el deporte (remo uno, ciclismo otro), son relativamente nuevos en el cargo (once meses lleva uno, tres años el otro) y ambos nacieron pegados a una ría (la de Bilbao y la de Pontevedra).
Era la primera vez que se veían ambos, y la sintonía fue evidente. Antes de llegar a ese templo del arte y la arquitectura que es el Guggenheim, Pradales recibió oficialmente a Rueda en Ajuria Enea (Vitoria), y ambos departieron durante más de una hora. Luego viajaron a Bilbao —por separado— y en el coloquio y cóctel posterior se les fueron otras dos de forma distendida. El comentario era compartido entre los asistentes al evento: en medio de la crispación que se advierte en la política nacional, lo visto en Bilbao era un remanso.
Hablaron de todo, sin resguardarse en lo políticamente correcto. El vasco llegó a tirar de retranca para hablar de la alta velocidad ferroviaria: «Yo me alegro de que el AVE llegue a Ourense pero ¡manda carallo que Irún sea el último lugar al que vaya a llegar!». Y Rueda le pidió la receta a su colega para mejorar la conexión con la Moncloa: «Tienes que decirme cómo lo haces para que te cojan el teléfono», ironizó tras lamentar que los ministros van a Galicia y no le avisan.
Solo se quedaron mudos (por unos segundos) cuando —advirtiendo esa complicidad— los directores de La Voz de Galicia y de El Correo expusieron cómo era posible que sus partidos se llevaran ahora tan mal. Tras ese silencio solventaron el trance con diplomacia y unas sonrisas.