La UPG apuntala el control de la CIG, el gran agitador del nacionalismo gallego

GALICIA

El sindicato refrenda a Paulo Carril, con una enorme influencia en el partido hegemónico del Bloque
27 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La Unión do Povo Galego (UPG), el partido que dirige el destino del Bloque Nacionalista Galego (BNG) desde su fundación hace casi medio siglo, sigue haciendo gala de su inquebrantable fidelidad a sus principios ideológicos. En la teoría leninista y el pensamiento comunista, es el partido de vanguardia quien ostenta el poder de liderar las grandes transformaciones. Y esa función la desempeña la UPG con gran eficacia en todo el movimiento nacionalista gallego, no solo en el Bloque. Nada escapa a su control dentro de ese espectro ideológico. El último congreso de la Confederación Intersindical Galega (CIG), celebrado este fin de semana en Santiago, es otra prueba. La UPG sigue al mando de una organización sindical que cuenta con 85.800 afiliados —la mayor de Galicia, pese a que históricamente el peso del galleguismo en el movimiento obrero había sido residual— y que, en términos políticos, es una potente herramienta de movilización por todo el territorio. La notable afluencia a la última manifestación en defensa del gallego o las movilizaciones contra el proyecto de Altri hubieran sido impensables sin el concurso de la CIG y toda su gigantesca presencia tentacular. Tampoco sería posible que el Bloque llegase a cada rincón de Galicia en unas municipales sin el apoyo de esta central.
Con la reelección de Paulo Carril como secretario xeral, un peso pesado de la UPG, se da continuidad y se apuntala esta estrategia de retórica revolucionaria y combativa, poco amiga de la concertación, lo que le ha granjeado la adhesión de trabajadores en situaciones de conflicto. La CIG se presenta al servicio de la liberación nacional de Galicia como paso indispensable para proteger a una clase trabajadora oprimida.
Al igual que sucede en el BNG, el sindicato nacionalista proyecta una aparente pluralidad en su ejecutiva. En la que acaba de salir elegida, la UPG cuenta con seis miembros de doce: Paulo Carril, Susana Méndez, Margarida Corral, Francisco González Sío, Renato Núñez y Dores Martínez. El resto son dos para los arredistas, el movimiento de Noa Presas dentro del BNG y que suele ir de la mano de la UPG en las votaciones; aquí están Lucía Freire y Anxo Noceda. Otros dos cargos son para Causa Obreira, en este caso Paulo Rubido y Francisco Xabier Cartelle; y por último, Antonio Mera de la Fuente (heredero de Fernando Acuña) y María Xosé Alonso, de Galiza Obreira, la corriente de Miguel Malvido.

Lo relevante es que, por debajo de esa estructura aparentemente plural, en las federaciones por sector económico, la UPG tiene el control del 90 % de los cargos. De eso se ha encargado Paulo Carril, un perfil autoritario, diferente al de la etapa de Xesús Seixo. La prueba es que en el congreso de este fin de semana apenas se presentaron enmiendas y hubo intervenciones laudatorias a la figura del secretario xeral. El informe de gestión obtuvo 489 votos a favor y dos abstenciones. En la clausura, en primera fila, además de Néstor Rego, diputado en el Congreso y secretario xeral de la UPG, estaban también otros miembros de la U, como Bieito Lobeira, Montse Prado, Rubén Cela o Xesús Seixo, a cargo de la Fundación Moncho Reboiras. También destacó la figura de Francisco Rodríguez, presidente de la Fundación Terra e Tempo (de la UPG), que no acostumbra mucho a prodigarse en público, fuera ya de cargos orgánicos, pero que sigue siendo un referente ideológico muy importante para quienes se encuentran al mando.
También estaba en primera fila Ana Pontón, portavoz del BNG y militante de la UPG. Pero su presencia merece capítulo aparte. La actual líder, por estrategia política y con la esperanza abierta de llegar al poder, coquetea con un pragmatismo que suele incomodar a los encargados de izar la bandera en asuntos más controvertidos, como es el caso de Paulo Carril, un perfil muy incómodo para la actual portavoz del BNG.
En qué año nace la CIG como sindicato unificado?
En marzo de 1994, por la fusión de la Confederación Xeral de Traballadores Galegos (CXTG) y la Intersindical Nacional dos Traballadores Galegos (INTG). Ambas, no obstante, se presentaban unidas desde 1990.