Los hijos de Elisa Abruñedo declaran en el juicio por el crimen de Cabanas: «Estuve 24 horas buscándola desesperado por el monte, sin dormir»

GALICIA
Testifican dos vecinos que escucharon los gritos de auxilio de Elisa: «Una mujer gritó: ''Déjame en paz'' y después un hombre replicó: ''Quieta, quieta''»
17 jun 2025 . Actualizado a las 13:13 h.La segunda sesión del juicio del crimen de Cabanas comenzó este martes en la Audiencia Provincial de A Coruña con la declaración del hijo mayor de Elisa Abruñedo. «Estuve 24 horas buscándola desesperado con la bici por el monte, sin dormir», afirmó Adrián sobre el día que desapareció su madre, cuando él tenía 23 años. «Era la mejor madre», recordó, lo que confirmó después en su declaración su hermano Álvaro, que entonces tenía 18 años y había empezado a estudiar Arquitectura.
«Todo se fue con ella. Con mi madre perdí un apoyo vital en la vida», dijo Álvaro sobre un proceso que sigue marcándole a día de hoy porque tiene pesadillas y su vida se ha parado. «Mi hermano no ha vuelto a ser el mismo, se encierra en casa», señaló Adrián, que también aseguró que nunca abandonaron la casa familiar a pesar de los años duros que vivieron allí: «A los dos años se murió mi padre, después mi abuelo y mi tío...Todos en años impares, no me gustan». Adrián ahora es el cabeza de familia y cuida de su hermano: «No puedo dejar la casa en la que nací, es como abandonar a mis padres».
Ninguno de los hijos de Elisa conocía al acusado, Roger Serafín Rodríguez, que siguió la declaración de Adrián y de Álvaro más ausente que la primera sesión del juicio, en la que se negó a declarar. Con la misma sudadera granate que llevaba el lunes y el día que lo arrestaron, y balanceándose en su silla.
El juicio continuó a lo largo de la mañana con la declaración de Delfín Feal, el vecino de Cabanas que encontró el cuerpo de Elisa Abruñedo en el 2013.
Dos vecinos que escucharon los gritos de auxilio de Elisa, un hombre y una mujer, testificaron también esta mañana. Uno de ellos, Abel, estaba en un bar situado a unos 200 metros y salió a fumar cuando escuchó la voz de una mujer gritando «déjame en paz» y después la de un hombre replicando: «Quieta, quieta». Aunque este testigo dudó sobre las voces, la fiscala le recordó que en su primera declaración la mantuvo y se ratificó después en el juzgado.
El siguiente testimonio fue el de Virginia Feal, prima y hermana de los vecinos que encontraron a Elisa: «Estaba en mi habitación, que da a esa carretera, y escuché un portazo y a una mujer que gritaba "déjame en paz" y después la de un hombre que le decía "quieta", pero pensé que era una discusión de tráfico». Aseguró que instantes después escuchó cómo un coche arrancaba a toda velocidad. Como su hermano Roberto, que testificó en segundo lugar, ella conocía al acusado, Roger Serafín, porque frecuentaba el bar de su familia y porque coincidieron en el colegio cuando era niña
Queda el testimonio del responsable del coto de caza al que Roger le dijo que nunca iban a coger al asesino y la declaración de los dos primeros guardias que llegaron a la zona.
La Fiscalía pide 32 años de prisión por violación y asesinato, y solicita una agravante por haber arrastrado al monte a una mujer menuda de 46 años tras atacarla por la espalda. La acusación particular pide más, 37 años, y reclama una indemnización de 300.000 euros para cada uno.