Galicia lidera el reciclaje textil y exige normativa clara para avanzar más

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Juan Meijide, director general de Insertega; María José Echevarría, directora xerald e Calidade Ambiental e Sostenibilidade; y Javier Domínguez, presidente de Sogama
Juan Meijide, director general de Insertega; María José Echevarría, directora xerald e Calidade Ambiental e Sostenibilidade; y Javier Domínguez, presidente de Sogama GONZALO BARRAL

La gestión de las ayudas de la UE dificulta la expansión de un sector al alza

22 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia es un referente nacional en reciclaje y reutilización del textil. La Xunta, a través de Sogama, va a construir la primera planta pública de reciclaje de España. Por la parte privada despuntan empresas como Insertega, consolidadas tras más de una década de actividad. El sector tiene un futuro prometedor, porque la UE está decidida a reducir los residuos que no se recuperan, pero afronta desafíos.

El problema no es menor: «Cada ciudadano compra 19 kilos de ropa al año y desecha 16, según la Agencia Europea del Medio Ambiente. Es una salvajada que debemos frenar cambiando hábitos de consumo», explica la directora xeral de Calidade Ambiental e Sostenibilidade de la Xunta, María José Echevarría. «En los últimos cinco años ha bajado el residuo textil en la fracción resto del 9 % al 7 %, pero son 50.000 toneladas al año y no hay tecnología madura» para separarlo todo.

El director general de Insertega, Juan Meijide, afirma que la reutilización aún tiene «mucho recorrido», en el que la juventud está mas concienciada: «El vintage mola, como dicen ellos».

La Xunta ha puesto en marcha un programa de mercadillos solidarios, O Tinglado, que ya ha pasado por Vigo, Ferrol o A Coruña con muy buena acogida.

El reciclaje afronta retos normativos. Como Echevarría, Javier Domínguez, presidente de Sogama, recuerda que la entrada en vigor de la obligación a 1 de enero no fue acompañada ni de un reglamento ni una directiva: «Hemos empezado la casa por el tejado. El Gobierno tiene que ponerse las pilas para que todos los actores del reciclaje podamos seguir unas normas. Ahora estamos a ciegas». Ese problema alcanza también a los «Scraps» —Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor— que por el momento son voluntarios para las empresas porque no hay normativa que lo desarrolle. Echevarría y Domínguez animan a las compañías a que «arrimen el hombro», porque el mandato acabará llegando. «En Galicia, con lo potentes que somos en textil, podríamos aprovechar la ocasión para que cuando esto sea una obligación, nosotros ya lo tengamos adelantado», dice la responsable de la Xunta.

La decisión de la UE de impulsar el reciclaje ha ido acompañada de fondos, pero la gestión del Gobierno es mejorable, dicen.

Meijide explica que «los importes de los Pertes eran tan altos» que «muchas empresas con muy buenas ideas no se han podido presentar», además de que la «tramitación es tan compleja» que requiere equipos específicos fuera del alcance de pequeñas y medianas firmas. «Ajustar los plazos de la Administración a la empresa es fundamental, porque si el dinero vuelve a Europa, lo perdemos», explica. A Insertega le adjudicaron tres Pertes, dos de Transición Ecológica —fueron la única firma española— y otro de Economía Social.

El de «mayor calado» tiene un «importe de 7 millones de euros de inversión con una ayuda de 50 %», es decir «tres millones y medio de ayuda». Pero solo tiene «dos meses para ejecutarlo» y «evidentemente, es inviable. No tiene sentido» y, si nada cambia, «los vamos a perder».

El sector público enfrenta problemas similares. «Nosotros con los fondos del MMR [Mecanismo de Recuperación y Resiliencia] vamos a ir muy justos», dice Domínguez. Esos fondos aportarán algo más de diez millones de los 25 que costará la planta de reciclaje textil de Sogama, en Cerceda. Pero la obra debe quedar lista en el segundo trimestre del 2026 por las condiciones de los fondos. En julio se empezará a mover tierra para ganar tiempo.

Domínguez reconoce que aún es peor con los Pertes. Las empresas públicas no pueden optar a ellos, por lo que «se pierden oportunidades» y su burocracia bloquea a las pequeñas y medianas empresas: «Hace falta casi un máster y contratar a un equipo específico para tener toda la documentación precisa».

Los fondos MRR también financian mejoras en los concellos como contenedores o puntos limpios o campañas de concienciación. Aunque terminen en el 2026, Echevarría subraya que mantendrán ese apoyo con otros fondos, como los Feder.

«La gente tira la ropa interior en el contenedor de orgánico, pero debe ir a reciclaje»

La directora xeral insiste en que la Xunta va a seguir apoyando a los concellos, pero se tienen que «involucrar», tanto en materia de inversiones como de concienciación.

Desde el 1 de enero, la recogida selectiva de textiles es obligatoria. Echevarría recuerda que entidades como Cáritas hace tiempo que colaboran con los concellos con contendedores de ropa, pero no bastan, y hasta ahora esos depósitos se hacían «como una donación», pero ahora es obligatorio y «cuando mejor se haga, mejor va a llegar a las plantas y más salidas va a tener».

El director de Insertega explica que en las charlas para explicar el reciclaje de textil ha detectado que la ropa interior suele tirarse al contenedor de orgánico, pero subraya que es un error: «Está hecha de algodón, que es una materia prima estupenda y tiene un alto valor añadido para el reciclaje». Por eso, insiste en que «siempre deben usarse los contenedores específicos para cualquier tipo de textil».

Inversiones millonarias

Sin esa «concienciación en origen», dice Javier Domínguez, el esfuerzo será en vano. En Sogama se puede incrementar en un 10 % el 15 % de residuos separados que llegan de media de las siete ciudades. A pesar de que la Xunta, insiste, «ha apostado y ha hecho los deberes». En los últimos años invirtió 45 millones de euros en 17 infraestructuras, «cuatro plantas de compostaje y 13 de transferencia» para facilitar que los concellos instalen el quinto contenedor. Ahora se sumarán los 22 millones de la planta de reciclaje textil. Se está poniendo «todo a disposición» para que los concellos, que tienen la competencia, recuerda Echevarría, mejoren ese porcentaje.

El reciclaje textil no solo permitirá que entren en el mercado prendas de ropa con un menor impacto ambiental, también abrirá oportunidades en otros sectores. El objetivo de Insertega, dice Juan Meijide, siempre es que «el textil vuelva a ser textil», y las capacidades irán mejorando a medida que la tecnología avance, pero cuando no es posible recuperarlos para ese fin, una de las filiales de la compañía lo transforma en otros productos como revestimientos, material de obra o incluso los elementos que sostienen bolardos o rejas.