Fernando González Laxe, premio Fernández Latorre: «Montemos en Galicia una bolsa de futuros referente en el sector pesquero mundial»
GALICIA
Defiende que Vigo y A Coruña tengan su facultad de Medicina y aboga por rescatar la AP-9
25 jul 2025 . Actualizado a las 12:51 h.Fernando González Laxe (A Coruña, 6 de septiembre de 1952) es de esos políticos que, hoy más que nunca, se podrían calificar de raros por espléndidos y desinteresados con sus conciudadanos. Es catedrático de Economía Aplicada, socialista —hasta la médula— y libre pensador. Sobre todo pensador.
—¿Hay alguna forma de combatir la corrupción?
—Sí, limitando, regulando. Hay que tener voluntad. Siempre habrá corrupción porque habrá personas que traten de escabullirse. Pero hay fórmulas para combatirla.
—Hoy todos somos electores y todos somos elegibles. ¿Habría que cambiar las reglas?
—No. La democracia se sustenta en que todos somos iguales. Todos podemos llegar a ser presidentes del Gobierno. Todo voto vale igual.
—¿Qué diferencia hay entre su generación política y la actual? Esta parece más pragmática, la suya tenía más ideales.
—La mía tenía dos diferencias sustanciales. La primera, compromiso. Muy fuerte con el país, con la sociedad. No podíamos fallar. Y la segunda, la sensibilidad ante los problemas de la gente. Antes, la política tenía la posibilidad —y necesidad— de alcanzar un acuerdo, hacer cosas en común. Hoy nos estamos polarizando. Llegará una nueva generación que pondrá en valor la búsqueda de consensos.
—Ocupó el cargo de presidente de la Xunta entre Albor y Fraga. ¿Recuerda la moción de censura?
—Recuerdo lo que significa una moción de censura constructiva (pequeña crítica y una propuesta a la sociedad). Fue la primera vez que triunfó en España.
—Usted fue un actor principal en el Estatuto de Autonomía de Galicia. Cataluña y el País Vasco hoy reivindican más gestión de impuestos y más competencias. ¿Los gallegos somos menos ambiciosos?
—En algunos temas podemos seguir la senda del País Vasco y Cataluña. El idioma es uno de ellos. Los vascos y los navarros tienen una anomalía: sus conciertos, cupos y convenios. Los catalanes intentan buscar su singularidad. Cataluña y País Vasco tienen partidos nacionalistas muy fuertes y muy consolidados que han ganado elecciones. Galicia no tiene por qué ir a por el cupo, es perjudicial. Lo que tiene es que ir a una buena negociación. Respecto a las competencias, vayamos a por ellas. Tenemos sanidad, educación, gestión del litoral. Habrá otras que nos puedan interesar. Por ejemplo, todas aquellas que hagan referencia al tema energético o a los efectos —todavía no mensurables, pero que se advierten— sobre el cambio climático y la seguridad energética. Eso sí que es importante para un país.
—Para que Galicia llegue a la renta media de la UE...
—¿Cuáles son los dos elementos que retardan nuestro proceso de convergencia? El primero: la inversión en tecnología. El segundo: actuar sobre nuestras empresas, que siguen teniendo un tamaño muy reducido. Yo soy un obsesionado de la economía azul. Galicia está mirando al mar por todas partes, y ahí surge la construcción naval, defensa, energía, alimentación, biotecnología y formación. Todas son actividades de la economía oceánica, que crece más rápido que la economía interior. Esa debería ser nuestra apuesta. Somos una economía exportadora, y lamentablemente lo hacemos por tierra.
—¿Quieren acabar con la pesca?
—No, no, el sector pesquero seguirá existiendo. Nosotros pescamos desde Terranova hasta las Malvinas, desde Sudáfrica hasta Nueva Zelanda, también en el Índico... Tenemos que convertirnos en el mercado de futuros del sector pesquero mundial. Igual que el del arroz en China o de la soja en Chicago o de los túnidos en Japón, aquí somos el punto número uno del pescado europeo. Montemos una bolsa de futuros. ¿Para qué? El mundo tiene que alimentarse. Pescamos, distribuimos, pues fijemos precios y calidades.
—Contamos con tres aeropuertos y división de criterios sobre sus bondades. ¿Ocurrirá lo mismo con los puertos exteriores?
—Ferrol y A Coruña tienen que armonizar sus políticas. Tener una misma autoridad portuaria, que nombren a los mismos. No puede haber una competición a ver quién trae más cruceros. Galicia se ve como una bahía y el mundo se está concentrando. Los Ángeles-Long Beach, Marsella-Fos, Amberes-Brujas. Para evitar protestas llamémosle puerto Ártabro, puerto Hércules, y fíjese qué gran bahía se podría hacer.
—Está orgulloso de haber creado el Sergas y las universidades de A Coruña y Vigo. ¿Daría hoy luz verde a la Facultad de Medicina en A Coruña y en Vigo?
—Sí. Por una razón: cuanto más cerca estén los centros de formación de la sociedad, mejor. Podríamos retener talento. Las grandes ciudades que crecen están al lado del mar y tienen talento porque tienen centros de formación.
—Le hicieron una gran manifestación contra el desmantelamiento industrial de Galicia. Seguimos sin tener grandes industrias. No hablemos de las puntuales.
—Cierto, pero si repasáramos sector a sector y cogiéramos las diez primeras empresas de cada uno en España, encontraríamos siempre una gallega. Y son muy buenas. Estas tienen que arrastrar a más empresas. Galicia tiene que presumir de haber renovado la cúpula empresarial de manera silenciosa. Ahora son estos empresarios los responsables de llevar a Galicia a converger con los promedios europeos.
—Tema actual. Palo a la ampliación de la concesión de la autopista.
—Ahora toca una decisión política. ¿Tenemos que seguir pagando el peaje? La respuesta es no. Hay que rescatarla. Si se puede, a por ella. Si quitáramos los peajes, disminuiríamos de manera muy importante un coste de distribución. Ese capital podía ir o bien a la remuneración de los asalariados o bien podía ir al excedente de bruto de explotación, al beneficio. Si va al beneficio puede ser invertido y si va a los asalariados puede ser consumido. En ambos casos aumenta la producción. Por tanto, eliminemos el peaje.
—Vivienda. La expulsión de los jóvenes está garantizada. Y soluciones inmediatas no existen.
—Hay que buscar un pacto con los propietarios de vivienda. Claro que no pueden estar acumulando viviendas, esperando un mejor precio para sacarle un mayor beneficio. La ley no está acertada. No protege ni a inquilinos ni a propietarios. Hay que sentarse en una mesa y acordar.
—¿Usted se encuentra cómodo en el PSOE con el líder actual?
—Completamente. Soy, si quiere, un socialdemócrata de izquierdas, me es igual. Las políticas se hacen en cada momento. Yo sigo votando socialista. Me he peleado mucho con Felipe González (por el gallego y por el corredor atlántico), con Zapatero (por no defender la maritimidad, que es lo que yo quería) y con Sánchez protestaré porque el corredor atlántico tiene que entrar en Galicia.
—¿Cree que Sánchez tiene que convocar elecciones anticipadas?
—Cuando no pueda gobernar a través de las Cortes y el Parlamento. Mientras tanto, tiene que seguir. Frente a eso, moción de censura.