
El Camino esconde historias como las de Consuelo, Anna y los profesores del Campus Industrial de Ferrol, que dan fuerza a las rutas jacobeas con los proyectos en los que participan
01 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La avalancha de peregrinos está relegando al cajón de las oscuridades los aspectos humanos a pesar del trabajo de los periódicos, empeñados en dar una información verídica, de calidad y permanente en el tiempo en contra de la riada de vacuidades de las redes. Y en ese capítulo de aspectos humanos procede incluir con toda justicia un nombre propio, Consuelo, 103 años, residente en Arcade y que sigue pintando vieiras para una buena causa: la Mochila de la Luz, que empezó su peregrinación el pasado día 18, una iniciativa solidaria con presencia continuada en los caminos (en este caso en el Portugués histórico, desde Tui) con el fin de apoyar causas que a algunos les parecen quijotescas, pero son precisamente las que dan valor a las rutas a Santiago y a una sociedad como pueblo.
Otro nombre propio es el de Anna Ahlava, profesora universitaria en su Finlandia natal que descubrió el mundo jacobeo hace seis años y que ha vuelto con una visión más concreta, pensando en sus alumnos y en la expansión de la ruta jacobea por su país, que es uno de los escasísimos donde solo existe un minúsculo tramo identificado, y para eso coincidente con un ramal secundario. Suecia y Noruega, por cierto, son los otros, mientras Dinamarca tiene señalizados casi mil kilómetros del itinerario.
UDC-Ferrol se mueve
Mientras A Coruña permanece insensible y dormida, a lo cual no es ajena la intransigencia de la Iglesia con el detalle no menor de los cien kilómetros para obtener la compostela, Ferrol se muestra cada vez más activo. Cinco profesores de su Campus Industrial, dependiente de la UDC como es comúnmente sabido, han elaborado un trabajo de Física pensando en las ingenierías que allí se imparten. Problemas reales sobre situaciones reales que un peregrino se encuentra cuando desde Ferrol se echa a andar rumbo al Obradoiro. Puede parecer poca cosa plantear a lo largo de esas ilustradas páginas tan solo seis problemas de cierto nivel técnico, pero en realidad constituye un paso importantísimo porque se trata del primer trabajo que sale de la órbita de la mera historia. Además, fundamental, está publicado en inglés. Que cunda el ejemplo.