La temperatura, el viento y la humedad se alían para dar una tregua a Ourense

GALICIA

La provincia más castigada llega al décimo día en nivel 2 de emergencia con más fuegos estabilizados y los vecinos de las aldeas vigilando posibles rebrotes
22 ago 2025 . Actualizado a las 09:48 h.El 12 de agosto, la Xunta decidió declarar la situación 2 de emergencia para toda la provincia de Ourense. La concatenación de incendios y la virulencia con la que algunos de ellos avanzaban hacia los núcleos de población motivaron esa medida. Había ya a un buen número de vecinos confinados y se producían las primeras evacuaciones. Diez días después, y tras muchas jornadas con las llamas avanzando sin control y devorando todo lo que encontraron a su paso en la mitad de los concellos de la provincia, la situación empieza a despejarse. Como el cielo, que ya no está oculto por una densa capa de humo en la mayor parte del territorio.
El olor a quemado persiste en muchas zonas, pero la calidad del aire que respiran los ourensanos es mucho mejor. Así lo reflejan los datos recogidos por las estaciones de MeteoGalicia. Tres tienen la calificación de favorable. La única que no ofrece ese nivel es la instalada en A Rúa, que no pasa del regular. Aún existe un porcentaje importante de partículas perjudiciales para la salud. Nada que ver, no obstante, con la situación del pasado día 16, en la que el oriente ourensano no tenía un nivel malo ni muy malo, sino «pésimo», el peor posible, según MeteoGalicia.
También ha mejorado la situación de los focos activos. Han ido menguando las llamas en varios frentes y ya van varias jornadas sin desalojos ni confinamientos.Lo cual no quiere decir que los vecinos se hayan librado del miedo. En muchos concellos por los que ya había pasado el fuego han vuelto a revivir las llamas, latentes bajo la capa de ceniza, dando más de un susto. Como el que se llevó el alcalde de A Gudiña, Néstor Ogando, que abandonaba con prisa la casa consistorial a media mañana alertado de un nuevo foco. «Foi entre o Mesón de Erosa e o pobo mesmo, pero logramos apagalo rápido», contaba una hora después. Afortunadamente, la vigilancia en la que se implica todo el vecindario permitió localizarlo y frenarlo antes de que se acercase a alguna de las dos carreteras entre las que resurgió: la N-525 y la A-52.
Ayer fue también la primera jornada de la semana en la que no se produjo ningún corte de tráfico. El último fue el de la AG-31 —que une la A-52 con Celanova— cerca de Ourense, el miércoles por la tarde. La proximidad de un fuego declarado en la parroquia de A Manchica, en el concello de A Merca, recomendó esa medida. No duró demasiado: el fuego quedó extinguido en torno a las diez de la noche tras quemar 1,1 hectáreas.
Nuevas mediciones
Este es uno de esos incendios que no aparecen en el resumen diario que ofrece Medio Rural, en el que se incluyen los que pasan las 20 hectáreas. La medición de la zona afectada se realiza tanto desde tierra —a través de personal experto que forma parte de los equipos de extinción— como desde el aire, desde los aviones de control que participan en los operativos. E incluso tomando datos vía satélite. Aunque no siempre es posible usar los tres soportes. Para el que se realiza por tierra la distribución de los medidores debe estar repartida en varios puntos del perímetro del incendio para permitir hacer una triangulación. Algo que, según explican desde la Xunta, no siempre es posible ya que la ubicación de los medios de extinción depende de las particularidades de cada fuego. En otras ocasiones la dificultad está en el humo que impide la visibilidad de los medios aéreos.
Esas situaciones provocan que, en ocasiones, la superficie de un fuego aparezca con el mismo número de hectáreas en varios balances, como si hubiese frenado su avance, y de pronto presenta un salto cuantitativo sorprendente, como ocurrió el miércoles por la noche. De todos modos, la cuantificación real no llegará hasta la extinción. Entonces podrá eliminarse del cómputo lo que no ha ardido dentro del perímetro y valorar exactamente las pérdidas, tanto en bienes como en masa forestal.
En la provincia ourensana, castigada por el envejecimiento y el abandono del rural, la mayor parte de lo que encontraron las llama a su paso fue matorral. Se corresponde al 60 % de lo que ardió, según las primeras estimaciones. Lo que más costará volver a ver en el estado que tenía antes del fuego es la masa arbolada. Según el inventario forestal de Galicia, en las dos zonas más afectadas, los bosques estaban mayoritariamente compuestos por especies frondosas como chopos, hayas, castaños y robles —el 74 % en la de Valdeorras-Trives y el 50 % en la de Verín-Viana—. Las coníferas —pinos y similares— ocupaban un 25 y un 49 % respectivamente, mientras que los eucaliptos representan un 0,2 en la primera de las zonas y un 0,5 en la segunda.
Las condiciones meteorológicas, con menos temperatura y viento y con más humedad, jugaron a favor de los equipos de extinción. El incendio que afecta a O Ribeiro, que sumó los focos de Carballeda de Avia y Beade, pudo ser estabilizado este jueves en el que las cifras de superficie quemada no variaron. Los cinco fuegos activos anoche habían quemado 87.940 hectáreas.
Nuevos incendios alcanzan ahora al litoral de Pontevedra, con focos en Oia y Vilaboa que ponen en riesgo varias viviendas
La provincia de Pontevedra registró ayer dos incendios forestales, en Oia y Vilaboa, muy cerca de viviendas. No tienen la entidad de los de Ourense —al menos por ahora—, pero en ambos casos la Xunta decretó el nivel 2 de alarma.
Eso ha ocurrido en Vilaboa, donde dos aldeas de la parroquia de Santa Cristina de Cobres estaban siendo asediadas por las llamas ayer por la noche y obligaron al desalojo de catorce personas. Medio Rural recibió el aviso pasadas las cuatro y media de la tarde y en una zona de arbolado. Medios terrestres y aéreos combaten el fuego en el monte mientras que los esfuerzos del operativo se concentran principalmente en intentar frenarlo antes de que llegue a las viviendas, en una zona rural de casas dispersas.
Fuentes de la comunidad de montes de Santa Cristina de Cobres señalaban que el fuego comenzó en un lugar conocido con el nombre de Charmolas y el núcleo de población más cercano en aquel momento era Vilar. Sin embargo, vecinos de la zona avisaban de que el viento, que sopla del norte, empujó las llamas en otra dirección y ahora amenazan estas dos aldeas, formadas por «casas diseminadas». Sobre el terreno estaban ayer cuatro agentes, ocho brigadas, once motobombas, una pala, dos técnicos, cuatro helicópteros y ocho aviones.
También en Oia
En Oia, varios vecinos de As Mariñas, en la parroquia de Mougás, tuvieron que ser desalojados de sus viviendas en por la tarde ante la amenaza que supone la cercanía de las llamas surgidas en un monte cercano. El fuego obligó a cortar el tráfico en la carretera de la red autonómica PO-552, arteria que une Vigo con Tui por la costa y atraviesa las localidades de Nigrán, Baiona, Oia, O Rosal, A Guarda y Tomiño. El foco surgió en una zona de monte bajo y partió desde los arcenes del mismo vial, que quedó bloqueado durante algo más de una hora. El viento, según comentó la alcaldesa, la popular Cristina Correa, empujó las llamas monte arriba. Se teme que llegue a la zona del curro de Mougás.
Donde sí está es en las cercanías del rehabilitado faro de Cabo Silleiro, convertido en hotel con 16 habitaciones, un conjunto inaugurado en junio. Hay siete agentes en la zona.