Solo ellos saben qué pasó en ese coche

maría Cedrón OÍMBRA / LA VOZ

GALICIA

VÍTOR MEJUTO

El vehículo de los tres brigadistas heridos en  Oímbra ha quedado calcinado en una pista

24 ago 2025 . Actualizado a las 17:33 h.

Orillada a la derecha, en el margen de una de las pistas que discurren por la comarca de Monterrei y justo frente a un viñedo inundado de cepas muertas de las que cuelgan racimos ennegrecidos por el calor de las llamas, se avistan los restos de un vehículo de extinción de incendios. A medida que uno se acerca, se ve la manguera destruida, herramientas cubiertas de ceniza, los faros estallados, el acero de las llantas derretido.... E impreso en la puerta del conductor únicamente se atisba a leer «Concello de».

El calor ha borrado el resto. Falta la palabra Oímbra. Porque esos son los restos de la pick-up en la que iban los tres bomberos del servicio municipal de extinción que permanecen hospitalizados en el Complexo Hospitalario Universitario A Coruña (Chuac). Lo confirma la alcaldesa de este concello de poco más de 1.700 habitantes, Ana Villarino. Aquel, cuenta ella, era día de descanso para su cuadrilla. Pero ellos tres, unos chicos de entre dieciocho y veintiséis años, se saltaron el descanso ofreciéndose voluntarios para proteger las aldeas. Pero además, para el más joven, un chaval al que todos conocen porque nació y creció en el concello, esos pueblos no son solo pueblos; son su lugar. En el combate acabaron atrapados por un incendio, probablemente de propagación extrema, cuyas características aún esta siendo estudiadas.

Es viernes. El cielo está azul. Despejado. Los restos de su vehículo miran al camino que serpentea hacia el norte entre viñedos, cortafuegos, fincas con xestas calcinadas e incluso algún castaño joven abatido por el calor. Cuesta imaginar lo que pudo pasar en este punto hace once días, cuando las llamas avanzaban desde A Granxa, donde comenzó el incendio el día 12 a las 14.39 horas, en dirección a As Chas. Al parecer, según fuentes consultadas, era ahí a donde tenían orden de dirigirse el día que los acorraló el fuego antes de ser rescatados por sus compañeros. Qué pudo pasar es una pregunta para las que no hay respuesta. Solo ellos lo saben.

Al detenerse ante este vehículo calcinado, aunque ya no hay llamas, la imagen impacta. Hay que ponerse en la piel de unos brigadistas sorprendidos por el humo y las llamas. Porque dicen los expertos que hay fuegos que son capaces de generar su propia meteorología y hasta el bombero más experto puede caer en su emboscada. Sobre todo en unas condiciones como las que ha vivido Galicia este agosto.

Dicen los bregados en más de un incendio que nunca habían visto tanto humo en Ourense como esta vez. Las lluvias de la primavera, sumadas al calor de junio, multiplicaron el combustible en el monte. Luego llegó el calor, temperaturas que se aliaron con el viento e, independientemente del motivo de la ignición, aumentaron la velocidad de propagación. Hasta 17.000 hectáreas fueron arrasadas por el incendio que empezó en A Granxa y que logró estabilizarse el viernes, después de que se uniera al registrado el 15 de agosto en Xinzo de Limia-Gudín, estabilizado el martes.

La batalla continúa. También la de estos chicos por salvarse, tres brigadistas que aquel día se incorporaron voluntarios para salvar los pueblos.