José Ángel González, ganadero de Barreiros: «O lume quedou a dez metros da casa»

María Cuadrado Fernández
m. cuadrado BARREIROS / LA VOZ

GALICIA

Pepa Losada

El incendio del municipio mariñano estaba a última hora del lunes estabilizado y sumaba 80 hectáreas calcinadas

16 sep 2025 . Actualizado a las 08:09 h.

Con el recuerdo de las recientes imágenes de los incendios que asolaron Ourense y del gran incendio forestal que en octubre del 2023 afectó a Ribadeo y a Trabada, José Ángel González, de la Gandeiría do León, reconocía ayer la impotencia que se siente cuando ves que el fuego amenaza con devorar tu casa. La de tu familia. No es lo mismo verlo en la tele que vivirlo en vivo y en directo.

«O lume quedou a dez metros da casa», asegura este vecino de Rexa, en Celeiro de Mariñaos, una de las zonas más castigadas por el incendio de Barreiros. Reconoce que, por la tensión vivida durante la noche y la madrugada del domingo, hubo momentos en que perdió la noción del tiempo. Cree que el peor instante pudo vivirse entre las nueve y las diez de la noche.

Él nunca abandonó su casa ni la ganadería, pero el resto de los residentes de la vivienda lo hicieron por precaución. Aunque sus hijos durmieron fuera, su esposa y su padre regresaron horas después. «A miña muller, o meu pai e mais eu entramos de novo na casa ás tres da mañá», explica el propietario de la explotación de vacuno de leche.

José Ángel trabajó codo a codo con el resto de los operarios. Ante el avance de las llamas, él con su cisterna y los profesionales de extinción con otros medios mojaron la pista, los tejados de la casa y del establo, los rolos de hierba... «Á unha e media da mañá, o lume pasou polo lado da casa», relataba ayer, destacando el papel de los bomberos y del resto de los equipos de extinción, así como el empleo de toda la maquinaria: «Se non chega ser por eles, hoxe estaría ardendo en Foz».

Este vecino del municipio de Barreiros asegura que las reses estaban muy estresadas, por lo que, hasta que pasó el peligro, optó por trasladarlas a un prado situado junto a la explotación. «Por momentos, eu temín pola casa. Chegas a pensar que en segundos podes quedar sen nada», manifiesta este ganadero que cree que hay que invertir en prevención y concienciar a la ciudadanía: «Hai moito tempo que comento cos veciños que están as pistas pechadas de maleza. Dá pena».