Las empresas de Galicia, como todos sabemos, suelen contar una historia, una historia de raíces profundas. En el caso de O Percebeiro, referente en mariscos y pescados de máxima calidad, y Bodegas Marqués de Vizhoja, símbolo de tradición y excelencia vinícola, sus caminos se entrelazan de una forma muy especial. Y esa unión tiene un nombre propio: Lelo.
Manuel «Lelo» González Rúa es el abuelo del fundador de O Percebeiro, Manuel Otero González. Él no solo inspiró la creación de la empresa, sino también la de la marca de conservas gourmet que lleva su nombre y su imagen: El Abuelo Lelo. Creada junto al reconocido chef Iñaki Bretal, poseedor de una estrella Michelin, esta marca rinde tributo al legado marinero de González Rúa y ofrece lo mejor de la tradición conservera gallega con un enfoque innovador y moderno.

Un centenario con copa diaria
Lelo no es únicamente un hombre centenario; es un sabio de otro tiempo. Es de esos gallegos que saben cuándo el mar está bravo solo con sentir cómo sopla el viento. A lo largo de su vida ha visto cómo cambiaban las modas, las técnicas y los tiempos, pero hay algo que jamás ha abandonado: su copa diaria de vino Marqués de Vizhoja.
«Es un vino que acompaña, que no cansa y que alegra sin molestar», afirma con esa pausa gallega que siempre deja algo más en el aire. Nadie le quita su copa, ni le contradice cuando defiende con orgullo que «la sardina ahumada combina a la perfección con el Marqués de Vizhoja». Si le preguntas por otros maridajes, no duda: «Este es un vino que marida con todo, incluso con el caldo gallego».
Esa certeza no proviene de un eslogan ni de una cata profesional, sino de décadas de experiencia. Viene de tardes frente al mar y de cenas familiares donde lo importante nunca fue solo lo que había en la mesa, sino con quién se compartía.
El Abuelo Lelo: lo mejor del mar, en la mesa
La empresa familiar que Lelo vio nacer lleva en su ADN la misma filosofía que él ha transmitido: producto excelente, respeto por el origen y honestidad en el trabajo. O Percebeiro no solo comercializa mariscos y pescados de altísima calidad; los selecciona con cuidado, trabajando directamente con las lonjas gallegas y apostando por una trazabilidad impecable.
Su apuesta por recuperar productos como la sardina ahumada en aceite de oliva a través de la marca El Abuelo Lelo refleja una visión gastronómica contemporánea que pone el sabor, la sostenibilidad y la historia en primer plano. Y es precisamente aquí donde el mar y la viña se encuentran.
Bodegas Marqués de Vizhoja: herencia líquida
Desde 1968, Bodegas Marqués de Vizhoja ha sabido mantener un delicado equilibrio entre innovación y legado familiar. Fundada por Don Mariano Peláez, su espíritu sigue vivo en cada botella, ahora bajo la dirección de la segunda generación.
Su vino blanco Marqués de Vizhoja, fresco, frutal y con una identidad inconfundible, es mucho más que un acompañamiento: es un estilo de vida. Es ese vino que tu abuelo te sirve sin preguntar, que acompaña aperitivos al atardecer, que se descorcha cuando llegan amigos sin avisar. Un vino que nunca se impone, pero que jamás pasa desapercibido.
Una alianza con sabor a hogar
La relación entre O Percebeiro y Bodegas Marqués de Vizhoja va más allá de una afinidad gastronómica. Es una complicidad construida sobre raíces comunes: el respeto por el saber tradicional y la búsqueda de la calidad sin artificios. Ambos nombres han sabido crecer sin perder su esencia, proyectándose al mundo sin olvidar su origen.
Y en el corazón de esta unión está Lelo. Con su copa diaria y su sabiduría tranquila, él es el nexo que une generaciones, empresas y sabores. Su figura representa a ese gallego que observa, escucha y habla solo cuando sabe que sus palabras pesan.

El maridaje perfecto
Hoy, cuando se sirve una sardina ahumada de El Abuelo Lelo acompañada de una copa fría de Marqués de Vizhoja, no se ofrece solo una combinación gastronómica. Se ofrece una historia, un homenaje y una forma de entender la vida.
Porque maridar no es solo unir sabores, es unir mundos: el mar y la viña, Lelo y las nuevas generaciones, la tradición y el futuro. Es una forma de recordar que la gastronomía es, ante todo, memoria.
Un brindis por Lelo. Por quienes estuvieron antes, por quienes siguen y por quienes vendrán. Con sardina ahumada, por supuesto. Y siempre, con Marqués de Vizhoja.
