Andrea Levy se enfrenta al fantasma de su adicción a las pastillas: «Fue mi perdición»

Iago García
IAGO GARCÍA LA VOZ

GENTE

Levy durante su entrevista con Ricard Ustrell en la cadena autonómica catalana.
Levy durante su entrevista con Ricard Ustrell en la cadena autonómica catalana. COL·LAPSE | TV3

La política del PP,  exdiputada en Cataluña y hoy concejala en Madrid, habló sin tapujos en TV3 de cómo paliaba el dolor de su fibromialgia con benzodiazepinas hasta que acabó enganchada al fármaco

12 ene 2025 . Actualizado a las 17:01 h.

El programa Col·lapse de la catalana TV3 contaba este pasado sábado con Andrea Levy (Barcelona, 1984) como invitada. El formato nocturno de la cadena autonómica, mezcla de talk show y late night, ofreció a la abogada y política del PP, la oportunidad de acercarse a los espectadores. Y lo hizo mucho más allá de su imagen pública, asociada a los cargos que ha ostentando en los últimos años, tanto en Cataluña, donde fue diputada, como actualmente en el pleno del Ayuntamiento de Madrid. Levy no es alguien excepcional desde el punto de vista de su salud y habló de la enfermedad crónica que padece, tan dolorosa como habitual: la fibromialgia. Esta dolencia, la segunda enfermedad reumática más frecuente (solo superada por la artrosis), se caracteriza además de por el dolor, por provocar una fatiga constante y permanente, algo que puede generar a quienes la padecen cuadros de ansiedad, depresión y trastornos del sueño.

Lidiar con ella ha sido el principal reto de Levy en su vida personal. «Es una enfermedad con la que no detectas un punto concreto de dolor y por eso es muy difícil de describir. Te sientes impotente, cansada, no llegas a más, pero yo no quería sentirme así. Desarrollas problemas de no poder dormir», comentaba al presentador Ricard Ustrell hace unas horas.

Fue precisamente la falta de sueño, sumada al estrés, lo que le hizo buscar un fármaco que aliviase una sintomatología que alteraba su día a día. Iba a ser el comienzo de una terrible amistad con las benzodiacepinas. «Es el recurso fácil, sobre todo porque lo tienes muy a tu alcance, es relativamente efectivo a corto plazo, pero luego llegan los problemas porque son tremendamente adictivas. Cada vez necesitas más, y para una persona como yo fue una perdición total», se abría en canal la barcelonesa. Ponía como ejemplos de lo que motivó el inicio del consumo de estas pastillas (conocidas comercialmente con nombres como orfidal, diazepam o clonazepam), los días que su jornada como representante política acababa tarde porque hacía una entrevista en televisión por la noche. Llegaba a casa, y con la sensación de excitación y euforia, no conseguía dormir: «cuando acumulas días sin descansar es muy serio porque te lleva al colapso y hasta incluso la muerte, porque descansar es parte del proceso de sanación». 

El sufrido por Levy, es uno de los riesgos de las «benzos», y por cierto, España es el país europeo donde más se consumen estas pastillas, eficaces como relajante muscular y antiepiléctico, con efectos ansiolítcos e hipnóticos, pero a las que es muy fácil «engancharse». Solo deben ser consumidas bajo estricto control médico y sobre todo, durante un corto periodo de tiempo para minimizar que los pacientes se conviertan en adictos a la sustancia.

La política quiso con su testimonio advertir a la audiencia de lo que ella había sufrido, en un intento porque el consumo de este tipo de fármacos no acabe por convertirse en un problema de salud pública: «Tenemos una normalización bastante extensa en el conjunto de la sociedad. Si normalizas dormir con la pastilla, relacionas una cosa con la otra y eso hace que te hagas un adicto». Levy publicó el pasado año La utilidad de todo este dolor, un libro en el que profundiza en la última década de su vida, marcada por el dolor de la fibromialgia y el desgaste de la exposición a la primera línea de la política.