Jeff Bezos se casa en Venecia por todo lo alto, pero los vecinos de la ciudad no quieren ser meros figurantes de su opulencia

GENTE

El fundador de Amazon y la expresentadora Lauren Sánchez contraerán matrimonio con festejos en la ciudad italiana previstos para los próximos días. Traerán dos yates gigantescos y entre los invitados figuran celebridades de la talla de Leonardo Di Caprio o las Kardashian. Los habitantes no consentirán que su ciudad se paralice por culpa del enlace
20 jun 2025 . Actualizado a las 12:02 h.Al noreste de Italia, volcada al mar Adriático, la región del Véneto cuenta con unas 100 pequeñas islas resguardadas en una laguna. Es, un lugar idílico y, a la vez, su capital, Venecia, lidia con el hecho de ser una de las ciudades más visitadas por turistas de todo el mundo. 3,2 millones de personas acuden a verla cada año y, desde 2024, quien quiera ir, debe pagar cinco euros diarios para que semejante aluvión, al menos, repercuta en parte en unos vecinos cansados ya de que las góndolas en sus canales sean para cualquiera menos para ellos. Muchas otras urbes han ido aplicando estas tasas turísticas siguiendo su ejemplo. En Galicia, Santiago ya tiene la ordenanza aprobada para aplicarla a partir del próximo mes de agosto. Será la primera en nuestra comunidad, seguida de A Coruña, y se ingresará por persona y día entre 1 y 2,5 euros.
Para alguien como Jeff Bezos, fundador de Amazon y propietario del prestigioso medio The Washington Post, esas cantidades son irrisorias. Podría pagar dos euros para que los 8.000 millones de habitantes del planeta vieran Santiago (es solo un hipotético ejemplo, no un llamamiento a que suceda) y le sobrarían más de 190.000 millones para otras cosas. Es lo que tiene ser, según Forbes, la tercera fortuna del mundo, solo por detrás de Elon Musk (dueño de Tesla, SpaceX o Twitter) y Mark Zuckerberg (creador de Meta, que aglutina Facebook, Instagram o WhatsApp).
Así se explica que todo lo que rodea a Bezos implique cifras mareantes. Cuando se separó de su primera mujer, MacKenzie, tras 25 años juntos, la convirtió automáticamente en la cuarta mujer más rica del mundo dados los 35.000 millones de dólares en los que se cerró el acuerdo de divorcio. Ahora el empresario, emparejado con Lauren Sánchez, se casará y lo hará en Venecia. Cómo no, por todo lo alto.
Dos megayates en la bahía
Por si Venecia no tuviera ya suficiente con su Festival de Cine, la cumbre de ministros de Justicia del G7 celebrada el año pasado y su instagrameable piazza San Marco, previsiblemente entre los próximos días 26 y 28 de junio (las fechas exactas se guardan con recelo) se convertirá en el salón de bodas de la expresentadora y el magnate. Poderoso caballero es don Dinero, podría aplicarse aquí el poema de Francisco de Quevedo o, dicho de otra forma, si tengo la pasta, ¿por qué no hacerlo?
Por eso es inminente la llegada a la bahía veneciana de dos yates descomunales, propiedad de los novios. El principal es el supervelero Koru, que tras hacer escala en Palma de Mallorca hace unos días, ya va hacia su destino, previo paso por la Costa Azul. Cuando zarpa el amor, cantaría Camela en este coloso del océano, lo hace en 127 metros de eslora y 3.300 toneladas de peso. Estrenado en 2018, es el segundo yate a vela más grande del mundo, costó 500 millones de dólares y solo mantenerlo vale 25 al año. Una excentricidad colmada por un detalle que para algunos será curioso y para otros de un pésimo gusto: el mascarón de proa está rematado con una imagen tallada de una Lauren Sánchez alada.

Y el Koru no va solo, neno, se diría en jerga coruñesa. Súmale el yate Abeona, de unos nada despreciables 75 metros de proa a popa. Una embarcación de apoyo con helipuerto que sirve para que la novia, también piloto, aterrice en cubierta con total comodidad. No fuera a ser.
250 invitados de fama mundial
La cuenta atrás, tras proponer Bezos a Sánchez matrimonio en mayo del 2023 durante un romántico viaje por el sur de Francia, está a punto de terminar. A la boda asistirán, según han publicado medios de crónica social internacionales, más de 250 invitados en una ceremonia cuyo presupuesto rebasa los 15 millones de euros. El escenario principal de los actos de esta postal veneciana será la isla de San Giorgio, enfrente de la icónica plaza de San Marcos. Eva Longoria, Katy Perry, Leonardo Di Caprio, Ivanka Trump, Oprah Winfrey, Mick Jagger, Lady Gaga o el clan Kardashian figuran entre los asistentes. Se prevé la inminente llegada a la costa de lujosas embarcaciones para fondear lo más cerca posible de la bahía. Y quienes no lleguen en barco, colapsarán una ciudad turística ya al límite, copando hoteles de lujo y villas.
Fortísimo rechazo vecinal
Para darse cuenta de la saturación turística, basta con acudir al Observatorio Cívico de la Residencia (OCIO), que señala que el casco urbano de Venecia tiene tantos residentes como plazas de alojamiento, poco más de 49.000 en ambos casos. Ni Cipriani, St. Regis, Gritti Palace, Danieli o Aman, por citar algunos de los establecimientos hoteleros más conocidos, cuentan con camas disponibles para los días en los que se rumorea que tendrá lugar el enlace. Y ante semejante ocupación, ha surgido un potente movimiento de rechazo social que pretende evitar, según la plataforma No Space for Bezos, que Venecia sea un mero «plató para oligarcas». En las últimas semanas, los vecinos rechazan convertirse en maniquíes de un «escaparate de lujo», se expresan en manifestaciones de protesta llevadas a cabo entre otros lugares en la plaza de la Escuela de la Misericordia, donde en teoría las campanas doblarán por Sánchez y Bezos el día 26 de este mes. «Es un lugar muy fácil de bloquear. Esperamos que la policía intente detenernos, pero esta es la forma que Venecia tiene de resistir», recoge la agencia EFE declaraciones de su portavoz, Marta Sottoriva.
Los venecianos se esforzarán en impedir las nupcias, apuntan los organizadores que están canalizando el rechazo ciudadano y que fían su estrategia a una convocatoria que esperan que sea masiva el próximo 28 de junio. «Haremos que se les atragante la tarta nupcial, iremos al asalto y nos tiraremos al canal si hace falta», amenazan, desvelando su plan para que el sí, quiero no llegue a pronunciarse: «Será una protesta colorida y pacífica. Impediremos el acceso a la iglesia por mar con botes hinchables y barcas, y por tierra con nuestros cuerpos».
No comparten esta visión, Luigi Brugnaro, alcalde de Venecia, ni Luca Zaia, presidente de la región del Véneto. «Protestar contra quien trae riqueza es una absoluta vergüenza. ¿Qué imagen estamos dando en el extranjero? ¿Acaso no queremos que los ricos vengan aquí a casarse, ni que los turistas nos visiten?», se preguntan. En 2014, la ciudad vivió un evento de similares características, cuando el actor George Clooney y la abogada Amal Alamuddin, congregaron en el suntuoso Palacio Ducal a decenas de invitados, con Matt Damon, Bono o Cindy Crawford entre ellos. En la velada hubo actuaciones de Blondie o Daft Punk y, se supone, que la barra libre habitual. Esperemos que sin garrafón.
Una difícil convivencia, la del turismo, también de lujo; con los oriundos. Los efectos de la llamada gentrificación, el desplazamiento de la población original por otra de mayor poder adquisitivo, es muy notorio en el centro histórico veneciano, que en una década ha perdido el 10% de sus habitantes. Buena parte de los vecinos que resisten son mayores de 65 años que se niegan a marcharse, mientras el número de turistas no ha dejado de incrementarse exponencialmente, habiendo días en los que Venecia es pisada por más de 100.000 forasteros en apenas 24 horas.