El factor sorpresa para el Camp Nou

X. R. C. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

Óscar García guarda todas sus cartas para su estreno ante un Barcelona líder, pero a la vez herido

09 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Óscar García Junyent se estrena en el Camp Nou rodeado de misterios. Sin pistas sobre el equipo, el dibujo y la idea de juego. Utilizando el factor sorpresa como recurso para un partido en donde el primer objetivo es cambiar la imagen sin renunciar a un resultado positivo ante un Barcelona que necesita un golpe de autoridad después de una dura derrota en Liga ante el Levante y el empate del martes en Champions.

García Junyent se presenta en el patio de su casa -pisó por última vez en Camp Nou en partido oficial el 7 de febrero del 2001- con cuatro entrenamientos encima, con bajas significativas como Rafinha y Santi Mina y con la necesidad de recuperar anímicamente a un equipo muy tocado por los resultados y que en dos meses ha cambiado la ilusión por la preocupación que da verse en los puestos de descenso. «Un equipo con tanta calidad no puede estar luchando por salvarse», manifestó el técnico catalán que sitúa la recuperación de la confianza y el gen competitivo como los primeros asuntos a subsanar para la recuperación del Celta.

Sin pistas, adivinar las coordenadas de su estreno parece un imposible. Del once solo se puede confirmar la presencia de Rubén Blanco en la portería teniendo en cuenta que es el único que mantuvo el tipo en este tortuoso inicio liguero, aunque las bajas dejan sin mucho margen de maniobra al debutante. En defensa la gran duda está en el lateral izquierdo con la posibilidad de que Juncà desplace a Olaza, pero todo lo demás está en el aire.

Porque en función del dibujo aparecerán los mimbres y su disposición en el campo. Si opta por el doble pivote es posible que Okay sea el redimido para formar tándem con Lobotka, pero si apuesta por el 4-3-3 o alguna de sus variantes, las combinaciones se disparan hasta el punto de que Iago Aspas podría actuar de enganche en una línea de tres media puntas. En ese escenario el Toro Fernández ejercería de nueve de referencia y acumularía su segunda titularidad consecutiva después de un amplio período en el ostracismo. Que Iker Losada entrase en la convocatoria podría servir de pista en el laberinto trazado por el mayor de los García Junyent para visitar al equipo de su vida.

Más allá de los elegidos (decisión mediatizada por las ausencias) el partido debiera servir de hoja de ruta para el Celta del futuro inmediato. Una declaración de intenciones en cuanto a juego con la premisa de recuperar el gol y la verticalidad, las dos grandes pérdidas del nefasto arranque de temporada. Porque cualquier mínima posibilidad de sorprender al Barça en el Camp Nou pasa por hacer daño en las contadas ocasiones que se presenten.

El escenario tampoco ayuda. El Celta no el encontrará a un líder funcionarial, sino que tocado por los dos últimos resultados y por las críticas a su juego, cada vez más alejado del ADN Barça. Curiosidades del destino, un alumno aventajado del cruyffismo será el examinador de un Valverde que cada día que pasa parece confeccionar un Barça más pragmático.

El Txingurri no podrá contar ante los célticos con Jordi Alba, una de sus armas predilectas por el peligro que origina el catalán partiendo del lateral izquierdo. Júnior Firpo, el exbético, se perfila como alternativa. Luis Suárez recibió el alta ayer pero todo apunta a que Ansu Fati puede ser el acompañante de Messi -«el mejor jugador que nunca he visto», asegura el nuevo entrenador- y Griezmann. En la sala de máquinas, a donde han llegado todas las dudas, cualquier combinación es posible. Sea cual se la elección, a priori es el peor rival para comenzar la remontada.