Los célticos se adelantaron dos veces en el marcador pero los bermellones igualaron con uno menos
15 dic 2019 . Actualizado a las 16:54 h.El Celta tiene un serio problema y la situación clasificatoria solo es un reflejo de la realidad. Adelantándose dos veces en el marcador, con uno más por la expulsión de Raíllo y ante un Mallorca ramplón no pasó del empate y sigue anclado en la zona de descenso. En esta oportunidad la inconsistencia privó al Celta de un triunfo imprescindible que solo hace alimentar la incertidumbre y el miedo.
Todo iba bien para el Celta en el primero tiempo hasta que el VAR entró en acción. Con tres cambios en el once, con Kevin como principal novedad, el cuadro vigués salió enchufado, intenso, instalado en campo rival y asumiendo que la verticalidad era el camino. El plan se vio beneficiado por el gol de Rafinha de cabeza a los 18 minutos. Un centro de Olaza -fue un puñal por su banda- desde la izquierda posibilitó que un hipermotivado Alcántara marcase de cabeza.
El 1-0 obligó al Mallorca, hasta entonces contemplativo, a dar un paso adelante y a presionar muy alto, devolviendo la moneda al Celta, pero la reacción bermellona no llegó por ahí, sino a través del VAR que entró en acción en dos acciones consecutivas dentro del área viguesa. El Celta zafó la primera, pero la segunda tras larga y tensa espera acabó con De Burgos Bengoetxea señalando los once metros. El delito, un presunto contacto de Okay con un rival. Lanzó Salva Sevilla y aunque Rubén adivinó el lado no pudo evitar el gol.
El cuadro de Óscar García acusó el golpe pero se repuso antes del descanso y otro centro de Olaza le pudo dar el segundo, pero Brais, en óptima posición remató al limbo.
El inicio del segundo tiempo le dio otra oportunidad al Celta. Nada más comenzar Olaza cayó en el área tras el contacto con Fran Gámez y Iago Aspas, pese a la presión de Manolo Reina permitida por el árbitro, engañó al portero y marcó su sexto gol del curso (el décimo sexto del 2019). Con el 2-1, de inicio, el Celta no bajó la presión, sino que todavía la intensificó y por momentos robó con mucha facilidad en tres cuartos del campo rival. En uno de sus robos el cuadro céltico tuvo una triple oportunidad (Lobotka-Aspa-Pione) pero el danés, con todo a favor, tiró al muñeco y el balón fue rebotado.
A raíz de este lance el Celta cambió de plan y ahí regaló el empate. Los vigueses comenzaron a perder tiempo, a intentar que no se jugase y ese tipo de fútbol no está en su ADN. Por eso no le ayudó ni la segunda amarilla de Raíllo que dejaba a los bermellones con uno menos para los últimos 20 minutos. No obstante, el gol del empate llegó en una jugada aislada y en el único tiro a portería de los baleares en todo el segundo tiempo. Lago Júnior centró, el balón quedó muerto en el área y Budimir hizo gala de su condición de goleador para anotar.
Con el 2-2 y siete minutos por delante, además de un copioso alargue, el Celta se volcó en busca del tercero, pero sin fortuna ni acierto. Olaza sacó dos centros desde la izquierda y en el primero el remate de Iago Aspas acabó en las manos de Reina y el segundo no encontró portería. Tampoco el cabezazo de Santi Mina, que salió por encima del larguero. El 2-2 obliga a los célticos a vivir por séptima jornada en la zona de descenso. El Ciutat de Valencia echará el cierre el domingo a un tortuoso 2019.
Ficha técnica:
Celta: Rubén Blanco; Kevin Vázquez (Juan Hernández, min.88), Aidoo, Araujo, Olaza; Lobotka, Okay; Brais Méndez (Santi Mina, 66), Rafinha, Pione Sisto; Aspas.
Mallorca: Reina; Fran Gamez, Valjent, Raillo, Agbenyenu; Dani Rodríguez, Salva Sevilla (Lago Junior, min.61), Baba, Febas (Cucho, min.46); Budimir y Take (Chavarría, min.76)
Goles: 1-0 Rafinha, min.20; 1-1 Salva Sevilla (p), min.31; 2-1 Iago Aspas (p), min.50; 2-2 Budimir, min.83Árbitro: De Burgos Bengoetxea (vasco). Expulsó al visitante Raillo (min.77) por doble amonestación. Además, mostró tarjeta amarilla a Aidoo y Santi Mina por parte del Celta de Vigo, y a Cucho por parte del Mallorca.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la decimoséptima jornada de LaLiga disputado en el estadio municipal de Balaídos ante 13.247 espectadores. Antes del partido se guardó un minuto de silencio en memorial del joven celtista y abonado del club Miguel Gil García.