Lucas Olaza, el primer fichaje del Celta en tiempos de crisis

La Voz VIGO

GRADA DE RÍO

sara gordon

El club prevé ejercer la opción de compra sobre el lateral uruguayo

03 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis del coronavirus lo ha paralizado todo. No solo la competición, sino también los planes de futuro de los clubes. El director deportivo del Celta, Felipe Miñambres, explicaba hace unos días que desde su departamento siguen trabajando para «tener avanzadas cosas», pero sabiendo que no es el momento de ejecutar nada. Sin embargo, el club tiene abierta una vía diferente: la opción de compra de Lucas Olaza. Cedido por segunda temporada, el club puede hacerse con él a cambio de cuatro millones de euros y está decidido a pagarlos. Debe hacerlo antes del 31 de mayo, con lo que el uruguayo apunta así a ser el primer fichaje para la temporada 2020/2021.

Esta misma semana se cumplía un año del duelo en el que Olaza debutaba en Primera y con el Celta, frente al Villarreal el 30 de marzo del 2019 en el primer partido de A Nosa Reconquista. Aquel estreno tardó dos meses en producirse, pues a su llegada, el lateral se acostumbró a ser descarte habitual y a ver todos los partidos desde la grada. La cosa cambió a falta de aquellas diez jornadas y su situación dio un vuelco radical.

La llegada de Olaza a Vigo suscitó muchas dudas. Aunque era generalizada la creencia de que se necesitaba reforzar esa posición en la plantilla, su pasado en el filial, lejos de avalarle, parecía poner en entredicho su idoneidad. Porque durante su etapa en el B no había sido un fijo en el once y únicamente había estado una temporada sin llamar especialmente la atención. Aunque desde entonces habían pasado tres años que se demostraron de crecimiento para el lateral en Danubio, Talleres y Boca.

Ese 30 de marzo, el charrúa llegó a la titularidad para quedarse. Hasta el punto de que tras ser sustituido en la recta final de aquel primer partido (minuto 86), completó los nueve encuentros restantes de la temporada 2018/2019. De hecho, él y Aspas fueron los grandes cambios en aquella recta final de curso. Y aunque siendo el último en estrenarse, fue el fichaje de invierno que más aportó para la salvación y el único en quedarse.

Ya la temporada actual está siendo la de su consolidación. Titular indiscutible, esta vez sí desde el primer día, únicamente se ha perdido dos encuentros de Liga: uno sin entrar en la convocatoria tras haber estado en el parte médico por la semana -frente al Alavés en la novena jornada- y otro en el banquillo tras haber tenido minutos en Copa pocos días antes -en el Betis-Celta de la jornada 11-. Además, un mareo le impidió terminar el partido ante el Sevilla, pero se retiró cuando apenas faltaban un par de minutos.

En el Camp Nou, con su primer gol en Primera, demostró que es un candidato al lanzamiento de faltas y ya ha tenido más intentos desde entonces. Polivalente en defensa si es necesario, ha ejercido puntualmente de central en defensa de cinco (también en la visita al Barcelona) y el error de bulto que cometió frente al Sevilla dio pie a un revelador retrato de su compañero por parte de Iago Aspas: «Es una putada, porque Lucas trabaja muy bien y nunca dice una mala palabra. Esto no gusta a nadie».

Siempre prudente en sus declaraciones, también esta campaña reiteraba que está muy cómodo en el Celta, pero sin ir más allá: «No me quiero precipitar ni decir nada porque no depende de mí». Depende del club vigués, y todo apunta a que no lo va a dejar escapar.