El conjunto vigués notificó a la LFP el 15 de marzo que todas sus dependencias estaban desinfectadas y solo está pendiente de que Sanidad marque el regreso
28 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El Celta tiene todas sus instalaciones preparadas para volver al día siguiente de que las autoridades sanitarias lo autoricen. El conjunto vigués desinfectó todas sus dependencias al mismo tiempo que se decretaba el estado de alarma y el domingo día 15 de marzo notificó a la LFP que el edificio de A Sede, el estadio de Balaídos y la ciudad deportiva de A Madroa estaban desinfectadas por completo.
Desde entonces, todos estos recintos permanecen cerrados al instaurarse en el club el sistema de teletrabajo y únicamente seis personas, entre vigilantes y cuidadores de campo, han pasado durante este tiempo por estas infraestructuras. En la a actualidad el club ya trabaja con LaLiga en la ejecución de los protocolos y cuando se dé luz verde tiene previsto utilizar los cuatro campos de entrenamiento de A Madroa para el primer equipo y el filial.
El conjunto vigués no esperó directriz alguna para mover ficha cuando estalló la pandemia. Después de clausurar toda actividad deportiva el 13 de marzo (el última día que entrenó el primer equipo), la entidad dio instrucciones para la desinfección de las dependencias que tiene a su cargo: A Sede, Balaídos y A Madroa. En el caso de la ciudad deportiva, se procedió a la limpieza exhaustiva de todas las zonas, desde los vestuarios hasta los habitáculos comunes.
Los trabajos de desinfección finalizaron el domingo día 15, la jornada en la que el presidente del gobierno anunció el estado de alarma todavía vigente a día de hoy, y en sea mismo día fueron notificados, con vídeos incluidos, a la Liga de Fútbol Profesional, que por entonces aún no había requerido este tipo de trabajos entre sus equipos.
Durante este mes y medio, las instalaciones de A Madroa han permanecido cerrada por completo y con la única visita de los cuidadores de campo y los vigilantes, cuestión que se repite con el estadio municipal. Los campos de césped natural están en perfecto estado, igual que el recinto de Balaídos, que lleva más de dos meses sin ser pisado.
Con los deberes hechos por adelantado, el Celta solo está pendiente en la actualidad de la decisión del Ministerio de Sanidad para permitir el retorno a los entrenamientos, de un modo individualizado en la primera fase, en la que además los jugadores ni tocarán los vestuarios e irán directamente desde sus coches al campo de entrenamiento. En este arranque, de carácter estrictamente físico, se utilizarán los cuatro campos de que dispone a A Madroa para el trabajo del primer equipo y el filial y está previsto que puedan coincidir cuatro jugadores en cada uno de los campos por turnos. Aun así, el tiempo diario para cumplir los protocolos podría irse a las 16 horas, una circunstancia que se vería un tanto aliviada por coincidir con la fase de más luz solar del año.
Falta por saber en esta ecuación si el filial reanuda la liga y en caso contrario cuántos de los jugadores del Celta B entrarían en la dinámica del primer equipo teniendo en cuenta el riesgo de lesiones que se avecina según los expertos. No obstante, y con independencia de que reanude la competición o no, lo normal es que el equipo de Segunda B vuelva al trabajo para no tener seis meses parados a la mayoría de sus jugadores.
Con todo preparado, por el momento no existe fecha de regreso al trabajo en A Madroa, aunque todo indica que será a mediados de mayo si los acontecimientos evolucionan de un modo favorable. En teoría el primer paso serían los test, a los que la plantilla del Celta se mostró reacia por entender que hay gente más necesitada de hacerse las pruebas del covid-19, y una semana después deberían arrancar los entrenamientos individuales, para dar paso después a otros colectivos en grupos de ocho para finalizar con una minipretemporada de dos semanas de todo el equipo. Salvo la dormida, que sería en un hotel, todo lo demás tendría como epicentro A Madroa.