El cambio está en las dos áreas

x. r. c. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

LARREINA / UGS

El Celta pasó de promediar 0,6 goles por partido a 2,3 en las tres últimas citas, mientras en defensa solo concedió dos disparos a puerta en 180 minutos

06 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El dominio de las dos áreas se ha convertido en un cuestión capital en el fútbol actual y el cambio experimentado por el Celta desde la llegada de Eduardo Coudet radica en el paso adelante defensivo y especialmente en el acierto ofensivo. Los vigueses han reducido en los dos últimos partidos los tiros a puerta del rival (dos en 180 minutos) y a cambio han marcado siete goles en tres citas frente a los seis de las nueve contiendas anteriores. Los vigueses son el equipo más realizador de este tramo liguero.

Las facilidades defensivas y la falta de acierto de cara a la portería contraria fueron la tumba de Óscar García. El de Sabadell se fue después de encajar 15 tantos, con un único partido con la portería a cero, y de anotar seis, dos de ellos al Valencia.

El comienzo de Coudet en el plano defensivo no fue bueno, encajando cuatro goles en Sevilla, pero además los de Julen Lopetegui dispararon en otras seis ocasiones entre los tres palos y en otras cinco el balón se perdió por la línea de fondo. Al partido siguiente los vigueses ya cerraron el grifo y el Granada solo fue capaz de tirar en dos ocasiones. Una de ellas acabó en gol. El viernes en San Mamés los celestes firmaron uno de sus mejores partidos defensivos dejando al Athletic sin disparar entre los tres palos en los 90 minutos. Todos sus intentos, hasta 10, fueron desviados.

En el paso adelante defensivo del cuadro vigués destaca la presión alta (que permite robar en campo contrario), la intensidad, el posicionamiento colectivo y que las líneas estén más juntas. En gran medida porque los vigueses están consiguiendo tapar las bandas con la ayuda de jugadores de perfil ofensivo y porque Tapia no para de crecer en cada partido. Todo en un dibujo táctico de lo más flexible, porque Coudet ajustó el sistema hasta en tres ocasiones en la última contienda. Primero apostó por el 4-1-3-2, pero luego juntó más al equipo con dos líneas de cuatro y a favor de obra se decantó por la fórmula de los tres centrales.

El gol, la gran asignatura del Celta en los últimos tiempos, le funcionó a Eduardo Coudet desde el primer día. Pese a la derrota en el Sánchez Pizjuán el equipo ya fue capaz de marcar dos tantos y disparar cinco veces más a portería. Frente al Granada los célticos acabaron 17 jugadas con ocho disparos a palos y tres goles de rédito, la mejor cosecha celeste desde el 6-0 al Alavés del pasado mes de junio.

En San Mamés el Celta lo intentó en seis ocasiones y solo dos de esos disparos no cogieron portería y de los cuatro, dos terminaron en gol, el 50 %. Ahí está la principal diferencia con el pasado.

Cambio radical

Porque en poco más de dos semanas el Celta pasó de ser uno de los equipos con menos gol del torneo: de tener una media de goles del 0,6 % por partido hasta la jornada nueve, a promediar 2,3 en las tres últimas citas, en donde además ha conseguido diversificar el número de anotadores con Beltrán, Baeza, Hugo Mallo y Nolito, este por partida doble, secundando el acierto habitual de Iago Aspas, que de nuevo vuelve a estar en la carrera por el cetro de máximo goleador estatal. Después de tanta sequía ya se registran goles de todas las líneas.

Una de las grandes diferencias es que el Celta llega con más futbolistas a la zona de remate. En el gol de Hugo Mallo había cuatro jugadores dentro del área rival para finalizar la jugada. También los laterales son ahora más profundos y cada vez es más habitual ver al capitán y a Olaza en campo contrario. Los dos han creado ocasiones de gol en los dos últimos enfrentamientos.