Debut en Primera con el Celta tras rechazar al Madrid

M. V. F. VIGO

GRADA DE RÍO

JOSE MANUEL FERREIRO

Hugo Álvarez cumplió ante el Getafe un sueño con su equipo desde niño; su padre explica la decisión de seguir en Vigo cuando otros equipos potentes se interesaron por él

27 oct 2021 . Actualizado a las 16:03 h.

Cuando en el año 2015 Hugo Álvarez Antúnez destacó en La Liga Promises, su padre recuerda que en una entrevista en la radio le preguntaron si se iría al Barcelona o al Madrid: «Si me tengo que ir del Celta, será para volver a Ourense», dijo el ahora juvenil celeste que el lunes debutó con el primer equipo y cuya familia presume de ser natural de la comarca de A Baixa Limia. Poco después le surgió la ocasión, pero ni él ni sus progenitores quisieron que se fuera. El premio de estrenarse en la élite le llegaba hace dos días como quería: vistiendo de celeste.

Su padre, Valentín Álvarez, es como un libro abierto contando aquello: relata que su hijo destacó en varios torneos y fueron a por él, primero el Madrid, que «puxou en serio», y luego el Barcelona, que también preguntó. «Pícanse e se o quere un, vai detrás o outro. Para eles son coma cromos», introduce. Lo tenían claro él y su mujer, pero faltaba la opinión del chico. «Nós non queriamos porque era moi pequeno, pero se el chega a querer, igual tiñamos que calar porque logo podía botárnolo en cara. Pero sempre dixo que non», detalla. Fueron allí por cortesía, pero sin planteárselo jamás como una opción real, asegura.

De hecho, antes, tampoco querían que se fuera al Celta a toda costa. Decidieron que diera el paso cuando era alevín de segundo año y porque podía ir y venir en autobús desde Ourense dos días por semana. Y, la clave, porque entonces él sí quiso probar allí. «Nós sempre apostamos pola formación e educación. Se chegas no fútbol, pois oxalá, pero nunca partes de que se vai poder dedicar a iso. Primeiro está o seu benestar, logo os estudos e despois, o fútbol», razona el padre del hoy estudiante de Administración y Dirección de Empresas tras acabar el Bachillerato y aprobar la Selectividad a la primera. «Sempre tivemos moita sorte. Nunca houbo que estar enriba del con iso. Gústalle a festa como a todos, pero sabe cando é o momento», explica.

Valentín retrata a su hijo como un chaval humilde, discreto, que nunca se ha querido dar importancia. De ahí que no tema que deje de tener los pies en el suelo en este momento clave. «É un rapaz tranquilo, reservado. Destacaba pero non quería ensinalo. Lembro que cando lle empezaron a mandar botas, algún xa viña con elas colgadas ao momento e Hugo prefería esperar á semana seguinte», ejemplifica.

«Su cabeza iba más rápido que las del resto»

Antonio Ensá entrenó a Hugo en el Ponte Ourense, desde donde llegó al Celta, entre los cinco y los nueve años. «Destacó muy pronto. Era habitual que jugara con niños de un año más o incluso de dos», comenta. Recuerda que jugaba como mediocentro organizador y que «tenía buena visión de juego y era súper inteligente. Su cabeza funcionaba más rápido que las del resto, veía un pase donde otros no».

También rememora el técnico que era «el típico niño al que le mandas hace un ejercicio y lo repite 200 veces». En la misma línea afirma Valentín que siempre ha tenido un gran respeto por los entrenadores. «Sempre foi moi obediente. Se lle dicían que se puxese aí, non se movía ata que llo indicasen. E iso non é doado a esas idades», constata.

Ensá dibuja a un niño que no rompió los vínculos con su primer equipo cuando se fue al Celta. «Durante dos años, siempre que podía, venía a los partidos de sus compañeros. Jugamos un torneo contra el Celta estando él y les dijo a sus padres que a nosotros no nos marcaba. Y no lo hizo. Nos ganaron 8-0, pero en las ocasiones que él tuvo, la pasó a un compañero».

Su actual entrenador en el Celta de División de Honor Juvenil, Claudio Giráldez, destaca que «siempre ha sido un futbolista especial, con mucho talento» y que de un tiempo a esta parte ha mejorado «su capacidad defensiva y de continuidad en el juego, es capaz de aportar en muchas fases», analiza. Ha evolucionado en el plano físico -«de pequeño era un perfil muy débil, muy menudo»- para ahora, además de tener calidad y facilidad para asociarse, poder «desbordar, recorrer distancias grandes a velocidad alta, con resistencia en el esfuerzo y una capacidad de aceleración muy alta».

Cuenta que le pedían que fuera más ambicioso en el último tercio de campo y lleva cuatro goles. «Es un jugador que escucha, con una personalidad muy marcada, al que no le puede la presión ni le quema nunca la pelota», añade Giráldez. Cree que eso ha sido clave para que el primer equipo se haya fijado en él: «Se ha visto que tiene desparpajo y que puede hacer más arriba lo mismo que hace en el juvenil».

Una grave lesión

Hugo ya sabe lo que es encontrarse piedra en el camino. Siendo cadete, se lesionó de gravedad y perdió prácticamente toda la temporada. «El normalmente levaba o dez e ese día levaba o 8. Lembro coma se fose onte que foi o día 8, no minuto 8 e levando o dorsal 8. A típica entrada que sen querer lle deron no nocello e dixéronlle que tiña para tres meses, pero ese ano perdeuno». Valentín lo rememora como una etapa dura que le hizo «máis forte».