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La contienda del viernes con el Almería se presenta como un plebiscito para el técnico y determinante para el equipo
27 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Rafa Benítez dirigió la sesión de recuperación de la plantilla del Celta en la mañana de este lunes en la ciudad deportiva de Mos. El entrenador sigue disfrutando de la confianza de la cúpula del club y se sentará el próximo viernes en el banquillo en la dramática final ante el Almería, un partido que puede ser determinante para el futuro del técnico y para el propio equipo, que se mide a un rival que no conoce la victoria y es colista, pero que viene demostrando en las últimas jornadas que está muy cerca de ganar.
La contienda se presenta como un plebiscito, porque el Celta renunció a su estilo de juego en aras de unos resultados que no llegan. Benítez presenta uno de los peores registros de la historia del cuadro vigués y no ha podido cortar la sangría de goles en contra pese al cambio radical en la idea de juego. De tener el balón y jugar en campo contrario, los vigueses se han pasado a la defensa y el contragolpe, con la duda de si la plantilla está confeccionada para eso. El mejor ejemplo lo representa el partido del domingo en Cádiz. Los vigueses, pese a jugar con el bloque bajo y con diez hombres por detrás del balón, permitieron que el Cádiz tirase en 19 ocasiones, seis de ellas, entre palos, con dos goles y cuatro paradas de Guaita. Por contra, su bagaje ofensivo se reduce a tres tiros entre los palos, dos de ellos, goles.
Más goles en contra
Cuando el Celta decidió fichar a Rafa Benítez, a nadie se le escapaba que su estilo estaba al margen del ADN celeste de los últimos años, pero, a cambio, el club apostaba por un técnico de éxito y de reconocida solvencia. Lo primero que hizo el preparador madrileño fue ver los goles en contra de las últimas temporadas y fijarse como meta ponerles coto, pero a día de hoy, su equipo lleva 39 tantos en contra, cuatro más de los recibidos la campaña pasada a estas alturas. Además, anotó tres goles menos y, lo peor, suma 14 puntos menos.
La solidez defensiva que se le presuponía a los equipos del actual preparador celeste no está siendo tal en Vigo, con solo cuatro porterías a cero y siendo el cuarto conjunto con más goles encajados tras los dos últimos de la tabla y el Villarreal, que ha recibido nueve tantos más, pero que saca ocho puntos a los vigueses. Todo, pese a que el Celta juega habitualmente replegado, defendiendo muy atrás, algo a lo que Iago Aspas ha hecho alusión en sus últimas declaraciones pospartido. Acumulan mucha gente por detrás del balón, intentando salir a la contra, algo que, generalmente, no está saliendo bien.
En términos de rentabilidad, la apuesta por la defensa solo ha generado cuatro triunfos, dos de los cuales fueron ante los dos últimos clasificados. Al otro equipo que tienen por debajo en este momento, el Cádiz, no fueron capaces de ganarle ni en la primera vuelta ni en la segunda. Esta situación ha generado un debate entre la afición, que se pregunta de qué ha servido renunciar al estilo. El entrenador participó de este debate en una de sus comparecencias dejando claro que el estilo lo marcan los resultados, de ahí la controversia al ser tan negativos.
La derrota de Cádiz parece dibujar un nuevo escenario para todos, Benítez incluido. Hasta la fecha, el entrenador siempre habló de maratón y se mostró seguro de su continuidad. Incluso el sábado hizo referencia, una vez más, a sus tres años de contrato y negó que se jugara el futuro en Cádiz y en el partido de este viernes ante el Almería. Por el momento, sigue teniendo el apoyo de la presidenta, Marián Mouriño, y de Marco Garcés, el director de fútbol, que el domingo antes del partido comentó que «tenemos plena confianza en que Rafa Benítez es el que puede sacar este torneo adelante».
Sin embargo han pasado 26 jornadas, el técnico no dio con la tecla, el juego de los vigueses es cada vez más monótono y la plantilla no termina de ser solvente en el aspecto defensivo. En este escenario, el Celta no puede permitirse el lujo de perder ante el colista en Balaídos, un feudo en donde solo ha ganado dos de los 13 partidos disputados y en varias de las derrotas el celtismo hizo ver su descontento con el juego que propio Benítez —silbado desde al grada— y con unos resultados que dejan al Celta muy lejos de lo esperado. Por todo eso, se avecina un partido dramático y quién sabe si determinante para el entrenador.