Pesadilla en la cocina: El cocinero que persiguió a Alberto Chicote pidiéndole ayuda

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El programa de La Sexta ha sido uno de los mejores estrenos y ya prepara segunda temporada

28 ene 2013 . Actualizado a las 19:37 h.

Alberto Chicote se despidió ayer de los seguidores de su programa, Pesadilla en la cocina poniendo orden en un restaurante de Marbella. El adiós es temporal, ya que después de la existosa primera temporada de la versión española de Kitchen Nightmares, el chef ya prepara una segunda.

En el último programa, Alberto Chicote acudió a la ayuda de El Pozo Viejo, un restaurante en la zona vieja marbella que tan solo llevaba un mes abierto. Aunque el local era una nueva apertura, los protagonistas eran ya viejos conocidos. Poco antes ya habían cerrado otro local en la misma localidad. Se trataba de «Carmen, la propietaria dispersa, Manolo, el cocinero explosivo y Fina, la camarera intrigante» que repetían los mismos errores en el nuevo negocio.

El cocinero de El Pozo Viejo resumía bien la situación con un contundente «¡la pesadilla es aquí!». La desesperación de Manolo, que se estresaba a la mínima y quizás pecaba un poco de «agonías», le llevó incluso a salir corriendo detrás de Chicote cuando éste salió de la cocina a punto de abandonar a una jefa y unos empleados que no se dejaban aconsejar. «Me tienes que ayudar Alberto, nos tienes que ayudar, te lo voy a contar todo», suplicó Manuel.

Tras los ruegos, el cocinero del local marbella explotó «aquí falta dirección, hay que dedicarle más tiempo al restaurante, ¿o vamos a cerrar todos los restaurantes de esta mujer ahora?».

Alberto Chicote se enfrentaba así en su último programa de la temporada a una dueña dispersa (además de un restaurante, también posee una agencia de publicidad y una escuela infantil) y sin experiencia; a una carta de los años 80 que Chicote denominó como «si hubiese venido en el Delorean de Regreso al futuro»; y a una cocina en la que se derrochaba mucho.

El chef Chicote fue muy sincero con Carmen, la dueña, cuando explicó que tenía otros negocios. «Menos mal que no te propusieron poner un puticlub o una agencia de drogas... Sinceramente, creo que tienes el restaurante para hacer amigos», le espetó.

Después de una renovación tanto en el interior como en el espectacular patio interior, que contaba con un pozo de interés histórico, y poniendo cierto orden en el menú y entre el personal, consiguió que el restaurante recuperase su antiguo esplendor.

«Pesadilla en la cocina», la cuarta opción de la noche para los televidentes

El adiós de Pesadilla en la cocina fue la cuarta opción de la noche para los telespectadores, según los datos de las audiencias de ayer. El programa de Alberto Chicote se quedó con un 8,8 % de cuota de pantalla y 1.932.000 de televidentes, por detrás de Aída, con un 10 %, Ocean's Thirteen (en La 1), con un 13.8%, y la película Ángeles y Demonios que aupó a Antena 3 al 21,9 % y congregó a 3.920.000 de personas.

Dos restaurantes cerrados en la primera temporada

De los doce locales que Alberto Chicote visitó en la primera entrega de Pesadilla en la cocina, diez continúan trabajando y dos han cerrado. Así explicaba ayer a través de su cuenta de Twitter tras la pregunta de uno de sus seguidores «todos trabajando muy bien menos dos, el Da Vinci y El castro de Lugo», aunque ya lo había manifestado antes.

Y es que a lo largo de las doce emisiones, Alberto Chicote se ha encontrado con propietarios y cocineros de los más variopintos. Desde el peculiar dueño del Da Vinci (al que algunos twitteros de ayer sacaban parecido físico con el cantaor de El pozo Viejo), pasando por la cocina intransitable y la cocinera gallega que se encomendaba a los santos de El Castro de Lugo, la que se enfrentó a él y le hizo comerse un bacalao seco en Bilbao (donde además lo acusaron de homófobo), sin olvidarse del cocinero chino de un restaurante japonés en Ronda que confesó haber aprendido a hacer sushi viendo vídeos de Youtube, los hindúes que literalmente, lo expulsaron de la cocina, o el jefe dictador que tenía atemorizado a su equipo.