Un gran malentendido, cinco horas de vértigo y miles de personas sedientas de libertad se aliaron el 9 de noviembre de 1989 para lograr una hazaña histórica
09 nov 2014 . Actualizado a las 20:30 h.
«¡Jäger, no tengo ninguna orden de arriba! ¡No tengo órdenes para darte!», le respondió su superior de tras llamarle de nuevo, mientras la gente no paraba de llegar y estaba cada vez más nerviosa. Recuerda una sensación de tremenda soledad, la que sintió en aquel momento. Temiendo que hubiese una avalancha de pánico a los pies del muro de Berlín, decidió actuar. «Poco importa lo que pueda ocurrir, debemos dejar a los ciudadanos alemanes del Este cruzar la frontera», recuerda. Y fue así como «hacia las 23.25 o 23.30 horas» ordenó a sus hombres: «¡Abran la barrera!». Aún emocionado al rememorarlo es consciente de que la barrera blanca y roja que se abrió lentamente en medio de la noche helada para dejar pasar a una marea humana incontenible marcó el final de un mundo partido en dos desde la Segunda Guerra Mundial. «Nunca había visto tanta euforia, y desde entonces no volví a ver algo igual», sonríe. Los primeros en atravesar el muro de BerlínEstaban en el mismo lugar que Harald Jäguer y aún sin conocerse, sus vidas estarán unidas para siempre como protagonistas de la historia reciente europea y mundial. Una noche histórica que ninguno de ellos olvidará jamás. El fotógrafo Aram Radomski y el defensor de los derechos humanos de la entonces República Democrática Alemana (RDA) Siegbert Schefke fueron los primeros berlineses del este en cruzar al otro lado sin necesidad de permiso alguno hace ya 25 años tras la caída del muro de Berlín. Cuando el miembro del Politburó Günter Schabowski salió en la televisión de la RDA diciendo que los ciudadanos orientales podían cruzar «de inmediato», Radomski y Schefke no lo dudaron y salieron disparados a uno de los puestos fronterizos. «Yo vi las imágenes de la rueda de prensa mientras cenaba y tuve claro que debíamos ir en ese momento a la frontera», recuerda el fotógrafo berlinés. Cuando su amigo Schefke llegó a su casa se dirigieron a la Bornholmer Strasse, que pasaría a la historia por ser el primer control en abrir sus puertas.Una vez allí, Radomski gritó a los guardias fronterizos: «Díganme, ¿es verdad que a partir de ahora se puede cruzar la frontera de la RDA con un documento de identidad válido?». En un primer momento los soldados no reaccionaron, pero Radomski decidió entonces dirigirse al oficial en servicio, el teniente coronel Harald Jäger. «Schabowski dijo de inmediato», le recordó. El oficial despareció y cuando regresó después de 15 minutos dijo: «Quien lo desee puede hacerlo ahora».La reja se abrió y Radomski y Schefke mostraron sus documentos de identidad y fueron sellados. Los dos fueron los primeros ciudadanos del este en cruzar esa noche al otro lado sin visado. «De repente caminamos por ese inhóspito puente y llegamos a Wedding. Era igual de desolador que el este. Allí pensé: bien, esto es el oeste». «A pesar de que pudimos atravesar el puente, tenía la sensación de que en cualquier momento la calle iba a doblar y que íbamos a estar de nuevo en el este y que detrás de nosotros iba a haber un coche de la policía para llevarnos a prisión», rememora el hoy periodista de televisión. En los primeros momentos, los guardias fronterizos pusieron el sello de expatriación en los pasaportes de los que querían ir al otro lado. «Nuestros pasaportes quedaron invalidados, pero reinaba el Estado de excepción. Todas las leyes habían perdido su vigencia», indica Radomski que regresó a Prezlauer Berg, en el este, de madrugada.Esa noche los berlineses del este no estaban solos. Cientos de berlineses del oeste acudieron a darles la bienvenida y a apoyarlos para conseguir lo que todos los alemanes llevaban años soñando: derribar el muro de Berlín. Florian Schmidt fue uno de los berlineses del oeste que decidió acudir a la antigua frontera. «Yo estaba sentado en mi pequeño y frío piso cuando mi vecino vino poco después de las siete de ese día para decirnos que el Muro había caído», comenta. «Acabamos llegando a la Puerta de Brandenburgo a través de Unter den Linden. Éramos como 150 o 200 personas allí», indica. «Tenían armas, cañones de agua... como alguien que controla la situación, pero podíamos ver a través de la Puerta de Brandeburgo que ya había cientos de personas sobre el muro de Berlín. Sin embargo, la situación era tensa». Schmidt reconoce que en ese momento no estaba muy seguro de qué hacer. «Entonces una persona comenzó a correr y se produjo una estampida por el lateral de la Puerta de Brandeburgo, pero nosotros decidimos correr a través de la Puerta de Brandeburgo», recuerda. «Creo que fui una de las primeras personas en hacerlo en muchos años. Me acuerdo que estaba gritando mientras la atravesaba. Corrí hacia el muro de Berlín con mucha adrenalina». Para este berlinés del oeste la noche se convirtió en un cúmulo de emociones mientras el champán corría y cantaban. Su imagen encima del Muro junto a otros berlineses acaparó las portadas del día siguiente. «La vida de la ciudad cambió por completo», afirma. ¿Cómo era el muro de Berlín?El muro de Berlín simbolizó la división de Alemania y el mundo bipolar de la Guerra Fría durante más de 28 años hasta su caída el 9 de noviembre de 1989. El muro se comenzó a construir el 13 de agosto de 1961, dividiendo a miles de familias que no volverían a verse, la mayoría de ellas, hasta 25 años después. Pasar el muro que separaba Berlín, que medía 155 kilómetros en total y cortó 12 líneas de transporte suburbano y 193 calles, era una tarea casi imposible. Casi 600 personas perdieron la vida intentando cruzar la frontera y el muro de Berlín dejó 138 víctimas mortales confirmadas. La primera de ellas fue Günter Litfin, un joven de 24 años que fue abatido a tiros cuando intentaba regresar a Berlín occidental, donde vivía y trabajaba, apenas 11 días despues de que se levantara el muro de Berlín. Y la última fue Chris Gueffroy, que pereció nueve meses antes de la caída del muro de Berlín. Desde su creación, el muro de Berlín no dejó de reforzarse, en 1989 metía 3,6 metros de altura y contaba con 302 torres de vigilancia (de las que en la actualidad solo se conservan cinco), 11.500 soldados, una valla metálica, una alambrada de púas, cientos de perros adiestrados y protecciones antitanque. Además, solo en Berlín existían ocho controles fronterizos. Las diferencias que aún existen de las dos AlemaniasTras 25 años de la caída del muro de Berlín las diferencias entre la Alemania dividida aún existen, tras 28 años separadas por la Guerra Fría. La renta pér cápita de la antigua RDA supone actualmente un 66 % de la del oeste (43 % en 1991) y su nivel de productividad corresponde a tres cuartas partes del nivel del oeste (76 %). Una situación semejante ocurre con la tasa de paro, que aunque se ha reducido desde el 2005 del 18,7 % al 9,4 % aún está lejos del 6 % de la del oeste. La media la suben localidades como Uckermark, con un 14,7 %. Las diferencias en el 25 aniversario de la caída del muro de Berlín aún se constatan en campos como la educación, la investigación o la innovación. Además el este sufre también una pérdida de población a causa de la emigración. Desde el 1990 ha perdido un 13,5 % de la población. También el papel de la mujer sigue siendo diferente. En el oeste 3 de cada 4 mujeres tienen jornada reducida en su centro de trabajo, frente al 46 % de las del este. Casi 7.000 globos para recordar el muro de Berlín Berlín ha organizado un sinfín de actos para celebrar el aniversario de la caída del muro de Berlín. Entre los más vistosos está la «frontera lumínica» formada por 6,880 globos iluminados colocados a lo largo de 15 kilómetros del antiguo trazado del muro de Berlín. Los globos están distribuídos desde el puente el puente de Bornholmer -el primer paso fronterizo en abrir sus puertas la noche del 9 de noviembre de 1989- hasta el Oberbaumbrücke, que une el barrio de Friedrichshain (este Berlín) y el de Kreuzberg (oeste Berlín). Este domingo está prevista que los llamados «padrinos de los globos» suelten los globos. Esta instalación, que no ha estado exenta de problemas, ha sido posible gracias a un taller de minusválido de Postdam que fabricó los soportes. LICHTGRENZE - The Splitscreen Movie from Fall of the Wall 25 on Vimeo.