Fue testigo de una de las épocas más turbulentas de su país La muerte ayer a los 97 años de la ex-emperatriz Nagako, testigo de una de las épocas más turbulentas de su país, que vivió a la sombra del emperador Hirohito, el último «dios viviente» de Japón, supone el fin de una era en este archipiélago. La madre del actual emperador Akihito «murió por su avanzada edad» a las 16.46 de ayer, tras haber caído en coma diez horas antes en la casa en la que habitaba tras los altos muros del palacio imperial en Tokio.
16 jun 2000 . Actualizado a las 07:00 h.Nagako había abandonado la vida pública tras la muerte del emperador Hirohito, el 7 de enero de 1989, y no aparecía jamás en la prensa. Aunque nunca en primer plano, Nagako fue una de las personas que más marcaron a los japoneses en el siglo XX debido fundamentalmente al largo reinado de Hirohito, que fue emperador durante 63 años. De pequeña talla, se mantenía siempre ligeramente detrás de su esposo, considerado como un dios viviente hasta la derrota de Japón en 1945. Nacida en Tokio el 6 de marzo de 1903 en el seno de una familia principesca, Nagako se encontró por primera vez con Hirohito a la edad de cuatro años, en el jardín de infancia. A los 14 años, se decidió que sería la esposa del emperador, al que sólo vio nueve veces hasta la boda, ya que pasó seis años preparándose para desempeñar su papel de emperatriz: la ceremonia del té, caligrafía y los clásicos de la literatura japonesa y china. Previsto para 1923, su matrimonio tuvo que ser aplazado un año debido al violento terremoto que destruyó buena parte de Tokio y causó más de 140.000 muertos. Nagako se vio sometida a una fuerte presión por parte del entorno imperial al dar a luz a cuatro hijas, mientras que el trono sólo puede ser ocupado por un varón. Afortunadamente, Akihito nació en 1933. «Su nacimiento fue el acontecimiento más importante de mi vida», dijo entonces la emperatriz.